El test OncoLiq utiliza una tecnología que apunta a detectar en sangre la presencia de pequeñas moléculas llamadas «microARNs» liberadas por esos tumores apenas comienzan a producirse
Un equipo de investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) informó que avanza en el desarrollo del test Oncoliq, para la detección precoz del cáncer de mama, de mayor incidencia en mujeres, y de próstata, el de mayor incidencia en hombres, que apunta a “reducir las tasas de mortalidad de esos tumores mediante su identificación temprana con un análisis de sangre”.
“Oncoliq es de fácil implementación y permite detectar tempranamente el cáncer con alrededor de un 90% de sensibilidad, lo cual reduciría la mortalidad por cáncer y mejoraría la calidad de vida de los y las pacientes”, señaló una de las líderes del proyecto, investigadora del Conicet y directora del Laboratorio de Oncología Molecular y Nuevos Blancos Terapéuticos del Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme, Conicet-F-Ybyme), Adriana De Siervi.
El test utiliza una tecnología que apunta a detectar en sangre la presencia de pequeñas moléculas llamadas “microARNs” liberadas por esos tumores apenas comienzan a producirse, explicaron.
La validación de Oncoliq se realizó en 100 pacientes con cáncer y 100 voluntarios/as sanos/as, precisaron.
“Además hemos realizado una validación adicional que consistió en procesar con bioinformática datos de bases públicas de más de 2000 pacientes y voluntarios sanos con el fin de validar Oncoliq en poblaciones asiáticas confirmando la utilidad de este estudio a nivel global”, completó De Siervi.
Por otra parte, están realizando pruebas piloto en el Hospital Posadas, Hospital Militar Central, Hospital Melchor Posse, Sanatorio Otamendi, Cemafe, Instituto Alexander Fleming y Hospital Bernardo Houssay.
ONCOLiq
Hasta ahora se enrolaron 450 voluntarias para mama y 750 voluntarios para próstata, detallaron.
“El objetivo es llegar a mil reclutados/as para cada tipo de cáncer”, indicó De Siervi, quien además es doctora en Biología y lidera el proyecto junto a Marina Simian, investigadora del Conicet y directora del Laboratorio de Nanobiología del Instituto de Nanosistemas de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam).
“Cuando los tumores de mama o de próstata son detectados tempranamente y están confinados dentro del órgano, el tratamiento es mucho menos agresivo en comparación con los que se detectan de manera tardía”, explicaron desde Conicet.
De Servi indicó que el objetivo es que Oncoliq “se aplique a personas que van a realizarse su control ginecológico o urológico anual”.
Y agregó que “a partir de esta muestra de sangre se utilizaría la técnica de PCR en tiempo real para detectar los microARNs y luego aplicando un algoritmo se informaría al individuo el resultado del ensayo. Es un test muy similar al test de Covid-19”.
Prueba piloto
Actualmente se está implementado una prueba piloto para determinar el valor predictivo positivo de Oncoliq en comparación con los estudios convencionales (mamografía, prueba del antígeno prostático específico o PSA según sus siglas y otros), detallaron.
“Es realmente emocionante saber que el trabajo de muchos becarios y estudiantes ha generado este test y actualmente exista esta Start up llamada Oncoliq que está generando, además de conocimiento de calidad, nuevas fuentes de trabajo para doctorados del mismo sistema científico”, concluyó la especialista.
El proyecto para desarrollar Oncoliq contó con subsidios de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), el Instituto Nacional del Cáncer del Ministerio de Salud, la Fundación Williams y SF500, una iniciativa de Bioceres, la Provincia de Santa Fe y diversos actores que busca transformar investigadores e investigadoras en fundadores de startups en Ciencias de la Vida, concluyeron.
El descubrimiento de una proteína podría mejorar el desempeño de la quimioterapia para un cáncer muy agresivo del cerebro
Un grupo de cientificos del Instituto de Investigaciones Biomédicas (INBIOMED) del Conicet descubrió una proteína que podría ser útil para tratar el glioblastoma, un tumor cerebral muy agresivo que presenta resistencia a los tratamientos de quimioterapia.
Humanina es el nombre de la proteína descubierta por especialistas mediante la realización de experimentos de cultivos en líneas celulares de ratones y derivadas de biopsias de pacientes. La proteína puede inhibir el efecto terapéutico de la quimioterapia.
“Estas observaciones sugirieron que la humanina podría participar en todos los procesos que limitan el tratamiento quimioterapéutico de estos tumores”, señaló en un comunicado del Conicet la líder del trabajo de investigación, Marianela Candolfí.
Candolfí explicó que la proteína “podía ser un blanco interesante para mejorar” los tratamientos de quimioterapia y agregó que “en estudios in vitro” se pudo bloquear la proteína y su receptor FPR2 y se compró que “no solo mejoró el efecto terapéutico” sino que también “se inhibió su migración”.
“Nuestros resultados sugieren que el bloqueo de la humanina y su receptor FPR2 podrían ser estrategias interesantes para combinar con el tratamiento estándar”, destacó y agregó que el siguiente paso es la evaluación preclínica de la eficacia antitumoral de dicha estrategia combinada.
Finalmente, señaló que “de salir todo bien se estaría preparando el terreno para la realización de ensayos clínicos en pacientes”.
Es la pesadilla de cualquiera en la cocina, pero también es un ingrediente que aparece en innumerables recetas. ¿Se viene el fin de la cebolla que hace llorar?
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) presentó en marzo una nueva variedad de cebolla, llamada Alcira, que tendría la particularidad de no hacer llorar a quienes intenten cocinar con ella.
Picar, rebanar o filetear cebolla puede ser un procedimiento básico en la cocina -sobre todo porque ese vegetal es un ingrediente recurrente en innumerables recetas- pero la mayoría de las veces el chef hogareño termina sonándose la nariz con los ojos rojos y la duda de por qué se obliga a pasar por ese trance cada vez.
Ahí es donde entra Alcira, la creación del INTA San Pedro que fue inscripta semanas atrás en el Registro Nacional de Cultivares del Instituto Nacional de Semillas. Esta cebolla es una mutación natural de las otras dos variedades registradas hasta el momento: la Paula y la Victoria INTA.
Desde el organismo informaron que la nueva variedad de cebolla «se presenta con alto rendimiento y un sabor menos picante que otras cebollas argentinas». Ahora sólo falta que aparezcan socios para producirla a gran escala.
Alcira «produce bulbos de forma alargada, color amarillo marrón, con buena adaptación a la región pampeana. Su ciclo es intermedio con 210 días de siembra a cosecha, que se realiza a finales de noviembre», describió Ignacio Paunero, especialista en mejoramiento genético de la Estación Experimental de INTA San Pedro.
Mutación espontánea
Alcira surgió «probablemente producto de una mutación espontánea» que Paunero y su equipo notaron en la población de Paula INTA -que es de color morado- desde la campaña 2015.
«Dentro de la población de Paula INTA, de color morado, desde la campaña 2015 se observaron individuos con la misma forma de bulbo, pero de color amarillo marrón, probablemente producto de una mutación espontánea”, expresó Paunero .
«Por esto, durante la campaña 2017 decidimos seleccionar bulbos de esta coloración y multiplicarlos en forma aislada obteniendo algunas semillas», explicó el ingeniero agrónomo.
Entre 2019 y 2021 los especialistas lograron bulbos de color amarillo marrón en el 100% de los casos, lo que demostró la estabilidad de la mutación.
En 2022 fue posible obtener una pequeña cantidad de semillas para ser evaluadas por instituciones, organismos de investigación y semilleros privados, por lo que en la actualidad el INTA busca «semilleros interesados en multiplicar esta nueva variedad» de cebolla.
Se trata de un avance local en Xenotrasplantes y sería el primer caso en América latina. Es un trabajo de investigadores del Conicet en las facultades de Agronomía y Veterinaria de la UBA, y en el INTA
Un grupo de investigadores argentinos logró el nacimiento de cerditos a los que se les eliminaron dos genes (uno es responsable del rechazo hiperagudo en humanos y el otro, el del receptor de hormona de crecimiento, permite que no superen los 100 kg), en lo que sería el primer paso en el camino hacia la producción de órganos aptos para xenotrasplante, que exige no solo eliminar (knockout), sino también insertar (knockin) genes.
“Por razones regulatorias, decidimos abordar primero los knockout para luego avanzar en los knockin”, aclaró Rafael Gonzalez-Martín, investigador principal de este proyecto que incluyó a científicos y científicas de las facultades de Agronomía y Veterinaria de la UBA, y el INTA.
Tras muchos años de experimentos, y de la creación de una empresa tecnológica llamada New Organs Biotech (que recibe inversiones de la aceleradora de startups GRID X, Gador y el grupo Insud), los cinco lechones nacieron el 1° de enero de este año. Su caracterización molecular confirma que están editados para el principal gen responsable del rechazo hiperagudo entre cerdos y primates. “Según nuestro conocimiento, estos son los primeros nacidos en América latina, un logro que requirió mucho esfuerzo y trabajo en equipo”, afirmaron los científicos.
Aunque probaron diferentes técnicas de fertilización (como inyección intracitoplasmática de espermatozoides, ICSI, y fecundación in vitro, FIV), el éxito llegó mediante la sincronización del ciclo reproductivo de cerdas donantes y receptoras. Las donantes fueron faenadas para obtener embriones de una sola célula (cigoto) que luego fueron implantados en las receptoras. De 100 procedimientos, lograron estos cinco primeros animales modificados. El trabajo está pendiente de publicación y todavía no fue revisado por pares.
“Hace mucho tiempo, cuando supo que estábamos haciendo modificaciones genéticas de embriones, Favaloro me planteó que se necesitaban más corazones para trasplante y que los de cerdos se adaptaban muy bien –recordó Daniel Salamone, jefe del Laboratorio de Biotecnología Animal de la UBA–. Este es un momento muy emotivo para mí, lo siento como un hito en mi carrera”.
Según los investigadores, aunque todavía hay mucho camino por recorrer, el proyecto ya fue fructífero por las técnicas que ayudó a adquirir (por ejemplo, la ecografía porcina o la implantación en las trompas de Falopio), algunas de las cuales solo se dominan en países centrales. “Este desarrollo no solo es valioso por lo que conseguimos, sino también por lo que nos permitió aprender”, afirmó Olinda Briski, una de las protagonistas de este logro.
“Diseñar” un cerdo para xenotrasplantes no es tarea sencilla. Según explica el doctor Adrián Abalovich, jefe de emergencias del Hospital Eva Perón, de San Martín, y coordinador de la Comisión de Xenotransplantes de la Sociedad Argentina de Trasplantes (SAT), que colabora con el otro equipo argentino que trabaja en este tema en la Universidad Nacional de San Martín, para utilizarlos con este fin a los animales hay que realizarles entre ocho y nueve modificaciones genéticas.
“Tres o cuatro son knockout (es decir, que se bloquean o ‘cortan’ genes porcinos) –dice– y el resto son knockin: se les agregan genes humanos que regulan la respuesta inmunológica del receptor y modulan la coagulación. En suma, se retiran tres segmentos de ADN porcino y se agregan seis humanos”.
Una vez que se realizan esas modificaciones genéticas, hay que corroborar que se hayan concretado correctamente. Además, es preciso asegurarse de que los ejemplares estén libres del retrovirus endógeno porcino C (PERV-C, según sus siglas en inglés).
“Todos los cerdos tienen PERV-A y PERV-B, pero los virólogos y establecimientos que investigan en este tema, que no son muchos, coinciden en que tienen que estar libres de PERV C –subraya Abalovich–, porque está demostrado que cuando este último se combina con el A, el índice de replicación aumenta enormemente. Dado que alrededor de un 20% de los cerdos están libres de PERV-C, hay que estudiar los genes de una muestra de porcinos y seleccionar por PCR aquellos libres del retrovirus. Hoy, ninguna entidad regulatoria del mundo aprobaría el uso de cerdos con este virus. Además, se requiere trabajar con un equipo multidisciplinario, que incluya tanto a especialistas en edición génica y biotecnología animal, como en estudios preclínicos y clínicos”. Por supuesto, para avanzar en este terreno (como en cualquier modificación de plantas o animales) la ley dispone que hay que solicitar aprobación de la Comisión Nacional de Biotecnología Agropecuaria (Conabia).
New Organs Biotech está formada por cuatro investigadores: Rafael Fernández-Martín y Laura Daniela Ratner, y los becarios doctorales Olinda Briski y Gastón Emilio La Motta. También participa Federico Navas. Según Fernández-Martín, todavía no está clara su composición accionaria debido a nuevas normas vigentes en el Conicet.
El hallazgo, que tuvo alentadores resultados en ratones, podría «mejorar muchísimo la condición de los pacientes», destacó el biólogo molecular y director del proyecto de investigación, Alberto Kornblihtt.
Un equipo de científicos argentinos logró probar con éxito en ratones un nuevo tratamiento para la Atrofia Muscular Espinal (AME) que optimiza uno de los fármacos más utilizados a partir de la combinación con otro medicamento también existente, según dio a conocer el Ministerio de Ciencia y Tecnología y la prestigiosa revista Cell que llevó la noticia a portada.
La investigación encabezada por científicos del Conicet mostró en «ensayos in vitro e in vivo» que los resultados del tratamiento con el medicamento «Nusinersen» -un oligonucleótido antisentido (ASO)- pueden mejorarse si se administra junto con ácido valproico, un fármaco que actualmente se utiliza para tratar casos de epilepsia.
«Nosotros trabajamos en un fenómeno (celular) que se llamado ‘splicing alternativo’ que hace que cada gen pueda codificar más de una proteína y la AME es una enfermedad hereditaria que altera este mecanismo» produciendo insuficientes cantidades de la proteína SMN, dijo a Télam el biólogo molecular y director del proyecto de investigación, Alberto Kornblihtt
«El uruguayo Adrián Krainer ya diseñó una terapia que permite corregir ese defecto y mejorar muchísimo la condición de los pacientes. Nosotros investigamos el mecanismo en profundidad y descubrimos que se puede agregar otro medicamento, llamado ácido valproico, que permite que fármaco sea más eficiente», agregó.
El hallazgo fue anunciado en una conferencia de prensa en el auditorio del centro donde se llevó a cabo la investigación -el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (Ifibyne) de la UBA y el Conicet-; un encuentro del que también participaron el ministro de Ciencia y Técnica Daniel Filmus, la presidenta del Conicet Ana Franchi y la presidenta de Familias AME, Vanina Sánchez.
¿Qué es la atrofia muscular espinal?
La atrofia muscular espinal (AME) es una enfermedad neurodegenerativa infrecuente que afecta a las neuronas motoras y es causada por mutaciones en las dos copias del gen SMN1.
Aunque hay diferentes tipos de AME, determinados por la gravedad de la patología y el momento de aparición de los síntomas, esta enfermedad se caracteriza por una progresiva pérdida de la fuerza muscular y puede afectar la posibilidad de hablar, caminar, tragar y hasta de respirar.
Hasta fines de 2016, los tratamientos disponibles para AME eran únicamente de sostén, y no había ninguna terapia farmacológica que permitiera frenar o ralentizar el avance de la enfermedad.
Esta situación cambió cuando en diciembre de aquel año la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó el uso de un medicamento conocido como Nusinersen, que luego también fue aprobado en la Argentina.
Este fármaco permite aumentar la producción de la proteína SMN en pacientes con AME y así detener o ralentizar la muerte progresiva de las neuronas motoras.
«Nuestros resultados fueron obtenidas en células humanas en cultivo y en ratones modelo de la enfermedad, pero todavía falta probar la efectividad en pacientes y para eso será necesario realizar ensayos clínicos con mucho rigor», dijo.
El biólogo molecular e investigador del Conicet explicó que el hallazgo de este «nuevo mecanismo» estuvo «basado en nuestras investigaciones básicas de más de 25 años» y la expectativa es que «permita diseñar una terapia combinada más eficiente para la enfermedad».
«Los ratones con AME a los que se les suministra de forma combinada el Nusinersen con un inhibidor de la histona desacetilasa, como el ácido valproico, tienen mayor sobrevida, ganan más peso y tienen mejores propiedades motoras y más fuerza en las extremidades anteriores que los ratones a los que se les administra solo el medicamento de Kreinen», señaló Luciano Marasco, becario doctoral del Conicet en el Ifibyne y primer autor del trabajo.
Ambos destacaron que esta investigación se inició a partir de una demanda directa de la asociación Familias de Atrofia Muscular Espinal (FAME), cuyos representantes literalmente un día «golpearon la puerta de nuestra oficina» para pedirles que enfocaran sus trabajos de investigación al desarrollo de nuevos y mejores tratamientos para tratar la enfermedad que padecen sus hijos u otros familiares.
«Nosotros apostamos a una investigación en ciencia básica porque entendemos que cuanto más se conozca sobre el tema, aumentan las posibilidades de que se desarrollen mejores terapias», afirma Vanina Sánchez, presidenta de FAME Argentina (ver recuadro).
Y, según Kornblihtt, fue gracias «a su demanda, su instancia, su sabiduría» que se llegó a los resultados que se exponen hoy.
«Para que los grupos de investigación se dediquen a este tipo de tareas, además de la promoción estatal, tiene que haber una demanda, ya sea del sistema productivo privado, del sector estatal, de los familiares», agregó.
Por su parte, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Daniel Filmus calificó como «un orgullo argentino» el resultado de esta investigación y destacó «dos cualidades fundamentales» de la relación ciencia-sociedad.
«Una es el talento de sus investigadores cuando el Estado genera las condiciones para poder desarrollarlas y la segunda es la capacidad de demanda, -incluso directa- de nuestra sociedad civil que no todos los países la tienen», dijo.
A su turno la presidenta del Conicet Ana Franchi ponderó la «unión virtuosa entre grupos de investigación, el Estado presente, las familias, la sociedad» detrás de este resultado científico, a la que después se sumarán «las empresas que van a poder escalar los resultados de la investigación»
«La pandemia demostró que podemos responder a necesidades inmensas de la sociedad y si tenemos en cuenta que sólo el 5% de las enfermedades poco frecuentes tienen una respuesta farmacológica, el trabajo por delante es muchísimo. Pareciera que un país periférico con una economía complicada no podría responder, pero acá se pudo y creemos que van a segur pudiendo», dijo.
Los investigadores también probaron combinar el ASO con otro inhibidor de la histona desacetilasa, como la tricostatina, con similares resultados, pero a diferencia de la tricostatina el ácido valproico ya está aprobado para uso clínico.
LAS FAMILIAS DE PACIENTES CON ATROFIA MUSCULAR ESPINAL AHORA ESPERAN POR ENSAYOS CLÍNICOS
La presidenta de la asociación de Familias Atrofia Muscular Espinal (FAME), Vanina Sánchez, aseguró que ahora la «expectativa» de la comunidad es que se puedan llevar adelante en Argentina «ensayos clínicos para mejorar los tratamientos existentes» para esta enfermedad neuromuscular degenerativa, tras los buenos resultados obtenidos para una terapia combinada a nivel preclínico.
El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el Conicet dio a conocer hoy que un equipo de científicos argentinos logró probar con éxito en ratones un nuevo tratamiento para la Atrofia Muscular Espinal (AME) que optimiza uno de los fármacos más utilizados a partir de la combinación con otro medicamento también existente.
«Nosotros tenemos la expectativa de que este nuevo paso abra la puerta a protocolos clínicos, a que estos tratamientos combinados se puedan probar en personas con AME», dijo Sánchez, cuyo hijo Joaquín (9) padece AME tipo 2.
La atrofia muscular espinal (AME) es una enfermedad genética neurodegenerativa poco frecuente –se da en uno cada 10 mil nacidos vivos- que afecta a las neuronas motoras y se caracteriza por una progresiva pérdida de la fuerza muscular y puede afectar la posibilidad de hablar, caminar, tragar y hasta de respirar.
«A Joaquín lo diagnosticaron a los 15 meses cuando tenía que empezar a caminar. De hecho, llegamos al diagnóstico porque él intentaba pararse y dar pasos y no podía, se caía», contó.
«Y luego de unos cuantos meses hicimos un estudio genético que determinó que tenía EMA, una enfermedad para la cual en ese momento no había tratamiento (farmacológico) disponible, aunque pero sí muchas otras cosas terapias para que el paciente empeore lo más lento posible, como kinesiología», dijo.
El niño asistió a la conferencia de prensa donde se anunciaron los resultados del estudio preclínico en una silla postural comandada por el mismo, aunque «tiene periodos del día en que está parado o da pasos con un andador».
Y todo gracias al tratamiento iniciado a sus cuatro años con una de las drogas disponibles porque «lo que dice la historia natural de la enfermedad es que sin tratamientos un niño con AME tipo 2 no logra pararse ni caminar».
Sánchez explicó que tres son los tratamientos farmacológicos disponibles en el mundo, dos de los cuales ya fueron aprobados también en la Argentina y se están utilizando, aunque no están contemplados en el PMO sino en una política de reintegros.
«La primera droga aprobada por la FDA en 2016 y por Argentina dos años y medio después se llama Nusinersen y su nombre comercial es Spinraza. El segundo es Zolgensma que es una terapia genética que reemplaza el gen defectuoso aprobada en el año 2020 en EEUU y en enero 2021 en nuestro país, pero aún hay pocos pacientes en tratamiento porque faltan pautas de cobertura», dijo
La titular de FAME agregó que «un tercer tratamiento aprobado en el mundo en 2020 que es el Evrysdi –cuyo nombre comercial es Risdiplan es el nombre comercial- que aún no está aprobado en nuestro país, pero está en proceso de serlo».
Como consecuencia de esta situación, Sánchez explicó que «tenemos el 50% de nuestra población en tratamiento y el otro 50% luchando por conseguirlo».
«Y por otro lado se están probando combinación de tratamientos farmacológicos y actualmente hay más de 20 líneas de investigación que están apostando a demostrar que esos tratamientos combinados tienen efecto, sobre todo en los pacientes que tienen más tiempo con la enfermedad y, por lo tanto, más deterioro».
Investigadores del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) desarrollaron un software para evaluar la memoria espacial humana en relación con el proceso de aprendizaje, el cual podría convertirse en «una herramienta poderosa para el diagnóstico precoz del mal de Alzheimer y otros trastornos neurodegenerativos».
El estudio se centró en el desarrollo de una tarea de memoria espacial que se lleva a cabo en un entorno virtual asistido por computadora para evaluar los «recuerdos espaciales» de las personas, es decir, la capacidad para percibir y ajustar la posición de su cuerpo en relación al entorno.
En psicología cognitiva y neurociencia, la memoria espacial se conoce como la faceta de la memoria responsable de registrar información sobre el entorno.
Como resultado, detalló un comunicado del ITBA, «se creó una nueva tarea capaz de evaluar la memoria espacial en humanos en un entorno ecológico, la cual podría convertirse en una poderosa herramienta para el diagnóstico precoz del mal de Alzheimer y otros trastornos neurodegenerativos asociados a la pérdida de memoria».
El proyecto fue llevado a cabo por Daniela Ramórez Butavand, docente de la carrera de Bioingeniería e Investigadora del Departamento de Ciencias de la Vida del ITBA, y Fabricio Ballarini, director de esa área.
También participaron María Florencia Rodríguez, María Virginia Cifuentes, y Cristian García Bauza, investigadores del Conicet del Laboratorio de Plasma Densos Magnetizados (Pladema) de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
Asimismo, formó parte del estudio el investigador del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional (INCyT), Pedro Bekinschtein.
El estudio, publicado en la revista científica Behavior Research Methods, buscó desarrollar una herramienta para indagar en las estrategias espaciales que desarrollan los humanos de cara a resolver tareas utilizando el contexto para orientarse.
Los participantes del estudio caminan por una arena virtual usando un joystick, un diseño similar al de las tareas utilizadas para los estudios con animales, lo que permite una comparación directa entre especies.
«Descubrimos que solo los participantes que informaron usar señales espaciales para guiar su comportamiento mostraron un aprendizaje significativo y se desempeñaron significativamente mejor durante una prueba de memoria», señalaron los investigadores.
Y agregaron que tener nuevas tareas para evaluar la memoria espacial con la realidad virtual en humanos, «es crucial ya que brinda la oportunidad de intervenir en una etapa temprana antes de que ocurra una muerte neuronal sustancial».
«En primer lugar, para poder hacer paralelismos entre los conocimientos que se conocen en otras especies en tareas de navegación; en segundo lugar, se sabe que los déficits de orientación espacial son algunos de los primeros síntomas que alertan sobre la enfermedad de Alzheimer, y esto está asociado con el daño del hipocampo (área del cerebro que procesa las memorias espaciales)», enfatizaron los investigadores.
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