Fue seleccionada como la favorita en el listado del sitio Taste Atlas, en el que participaron más de 63.000 votantes. La torta, que no necesita cocción, nació como una estrategia publicitaria.
La chocotorta, un invento argentino de una publicista que intentó unir a dos clientes, unas galletitas de chocolate y el queso crema a principio de los ’80, llegó mucho más lejos que una campaña y, tras seguir vigente, acaba de ser elegida como el mejor postre del mundo.
Esta delicia, que no necesita ningún tipo de cocción, encabeza el ranking de postres confeccionado por el sitio Taste Atlas, seguido del helado de pistacho de origen italiano y la torta de manzana alemana. Durante la votación sobre gastronomía, participaron 63.402 personas.
En ninguna chocotorta deben faltar estos tres ingredientes: galletas de chocolate, dulce de leche y queso crema. En su receta original galletas se ablandan en leche y se cubren con una mezcla de queso crema y dulce de leche.
Pero a lo largo de sus 40 años de existencia, se reversionó en cada familia y hay quienes humedecen las galletas con café, licor o crema irlandesa y la bañan con chocolate cobertura.
Aunque cada vez se encuentra en más restaurantes argentinos, siempre se caracterizó por ser un postre típico de los hogares.
La votación anual de Taste Atlas también destacó a Buenos Aires como la tercera ciudad del mundo en lo que a la comida respecta, sólo superada por París y por Roma.
Mariana e Ignacio se conocieron el la facultad: ella estudia Bioingeniería, él Ingeniería Industrial. Se convirtieron en socios de un proyecto solidario que la pandemia obligó a realizar lejos del laboratorio del ITBA. Hoy generan sus propias herramientas y crean aparatos especializados para las mascotas
Mariana Bergamini (27) e Ignacio Lucioni (25) son los protagonistas de una historia, una más, de solidaridad, innovación y también muchos obstáculos en medio de la pandemia. Se conocieron en la facultad y, con la tecnología como motor y una pasión común, se convirtieron en socios de un proyecto que los motiva a hacer, a crear. Nunca pensaron que terminarían el 2020 desarrollando prótesis y aparatos personalizados para animales con discapacidades.
En el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), ella estudia Bioingeniería y él Ingeniera Industrial. Además, Mariana cursa Diseño Industrial en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de Buenos Aires. Ambos son parte del Laboratorio de Manufactura Digital de ITBA, donde aprendieron de modelado e impresión 3D. Ahí germinó su emprendimiento: Prenta 3D.
“Ya en el laboratorio nos habían empezado a llegar casos de personas que necesitaban prótesis para sus mascotas y nos dimos en cuenta que era un espacio donde faltaban soluciones, porque requiere piezas muy personalizadas a entregarse en un lapso corto para que el animal no empeore su calidad de vida. Así es como empezamos a pensar las primeras soluciones, las primeras prótesis y carritos”, cuenta a Infobae Ignacio, desde su casa en Ramos Mejía, al oeste del conurbano bonaerense.
Su idea era empezar a visitar veterinarias y refugios para conocer las necesidades con anticipación y aplicar sus conocimientos en el centro de ITBA. “Pero la pandemia nos trabó”, advierte Ignacio, en referencia a las restricciones generadas por el aislamiento social, preventivo y obligatorio en todo el país. Y Mariana, que es de Junín, corrige y complementa: “Esto, en cierto punto, también nos ayudó. Yo no compraba la impresora porque nunca estaba en casa. Nos motivó para trabajar y emprender”.
Oportunidad en medio de la crisis
Eso se dijeron. Y se dieron cuenta que adaptando los sistemas desde sus hogares podían hacer su aporte. Así, hicieron el esfuerzo. Primero se sumaron a la red de voluntarios que en abril donó máscaras faciales impresas en 3D para trabajadores de la salud en hospitales, como parte de la campaña nacional conocida como “Coronathon”. Luego, su enfoque de trabajo dio un giro.
“Definitivamente queríamos ayudar a los animales. Empezamos a mandar mensajes a los refugios a ver si podíamos asistir a aquellos que necesiten prótesis y mientras tanto solventamos la iniciativa con otras impresiones en 3D como soportes o herramientas que faciliten el teletrabajo. El espectro con estos equipos es muy amplio, hay un montón de soluciones que podemos dar”, afirma Ignacio.
Mientras ampliaban su búsqueda, el caso bisagra fue un paciente muy que cercano. “Por malas condiciones neuronales a mi perra no le funcionaban las patas”, relata Mariana. “Compré los tubos de PVC, los vínculos y armé un carro a medida. Cuando la vi volver a caminar… ves su reacción y es terrible”, agrega sonriendo.
Pero antes también hubo amarguras. Ignacio revive uno de los episodios: “El año pasado llegó al laboratorio un caso de un perro en mal estado después de una operación por un tumor en una de sus patas. Empezamos a modelar para hacer la prótesis pero ya era tarde. En tres días lo perdimos. Nos dimos cuenta que había que tener respuesta rápida; eso empezó a motivar el proyecto y nuestra intención de atacar antes el problema”.
El segundo intento llegó a principios de 2020 con un veterinario de San Martín de los Andes solicitó al laboratorio una prótesis para un ñandú. La idea era transportarlo a Buenos Aires para poder medirlo y generar la pieza, pero finalmente la cuarentena decretada el 20 de marzo lo hizo imposible. Su situación empeoró, y se volvió irreversible.
Proceso, costos y el factor tiempo
¿Cómo es el paso a paso que concluye en la fabricación? Mariana lo detalla: “Hasta el momento se nos han acercado particulares contándonos su problema con animales con dificultades en las patas traseras. Primero hay que evaluar cuál es el estado de las delanteras, estimar si tienen fuerza y cómo es el apoyo. A partir de ahí realizamos las mediciones y hacemos el diseño; lo vamos amoldando hasta la instancia final en la que se coloca la prótesis o la herramienta a medida, a la altura precisa”.
“Todo el procedimiento es supervisado por un veterinario”, acota Ignacio. “No es que imprimimos y listo. Él es el que estudia qué se puede hacer en cada ocasión, cómo influye el desarrollo en la vida del animal. Nos aseguramos de no deformar la anatomía o provocar algún síntoma contraindicado. Además, hay veces en las que surgen más fases e intervenciones y podemos responder. Eso es lo nos brinda la impresora 3D, acción rápida y a bajo costo”, enfatiza.
¿Cuál es ese costo? Los protagonistas resaltan los contrastes: “Cuando empezamos a hacer el estudio de mercado vimos que había prótesis de $60.000. Imprimiendo en 3D por $1.500 podes hacer una prótesis bien armada para un perro de tamaño regular. Si es más pesado, por ahí de 40 o 50 kilos, tenés que hacer cambios en el material, pero lo más caro que nos puede salir es $5.000 o $6.000”.
En cuanto al factor tiempo, también se relaciona con las características del animal. Los dividen en tres tamaños: para los “chicos” tardan en confeccionar el instrumento de cinco a siete horas; para “medianos” de 12 a 15 horas y, cuando son “grandes”, de unos 60 kilos, la impresión puede llevar entre 20 horas y un día. “Las impresoras domésticas son chicas y lo que hacemos es muy personalizado, a veces hay que particionar los archivos, no se puede imprimir todo junto. Por eso repetimos nuestra intención de llegar a los casos antes”.
Exponentes de una comunidad de innovación
Los jóvenes entrevistados por Infobae son un claro ejemplo del movimiento “maker” que surgió hace varios años en Estados Unidos y se expandió, encontrando en la tecnología disponible actores y hacedores en todo el mundo. Se trata justamente de hacer, disolviendo los límites. Es el talento y la innovación puestos al servicio de concretar proyectos que marquen la diferencia. Los estudiantes universitarios valoran el entorno que integran.
“Nuestras ganas están fundadas en todo lo que rodea a las impresoras 3D, el mass maker que funciona como una gran comunidad. Entre todos se pasan planos de la herramienta, se aconsejan cómo armarla, cómo mejorarla; hasta se pueden enviar archivos para que alguien realice la impresión 3D en cualquier lugar del mundo”, describe Ignacio.
A raíz de su vocación explican que aunque el protocolo del laboratorio les permita regresar a las instalaciones y seguir aprendiendo, Prenta 3D “llegó para quedarse”. Combinarán ambas tareas para potenciarse y, mientras estén afuera, en sus casas las impresoras continuarán su marcha.
Para ellos, la alegría de los beneficiados es“lo más lindo del trabajo”. “Todos lo valoran mucho. El último caso fue Jack, un gato, y su dueña Melisa estaba muy agradecida, nos decía que buscaba esto hace mucho. Cuando ven al animal desplazarse no lo pueden creer porque pensaban que no había posibilidades. Nosotros queremos que se den cuenta que es accesible, que es posible. Podemos mejorarles la vida rápido”, remarca Ignacio.
En consecuencia, actualmente ambos insisten en profundizar el contacto y asociarse con veterinarias y refugios para que los tengan en cuenta, ya sea en el conurbano, Capital Federal, Junín o dónde se los requiera. Ellos sólo quieren ayudar.
Representaron al país en el Rally latinoamericano de innovación entre 7 mil estudiantes y obtuvieron el primer puesto.
Ayer se daba a conocer a través de Profesional FM la novedosa propuesta de los alumnos de la UCASAL para participar del Rally latinoamericano de innovación, quienes al haber quedado con el primer puesto a nivel nacional, salieron a competir a nivel internacional y ganaron.
Son cinco salteños que integraban uno de los equipos de la Universidad Católica y que además compitieron entre 7 mil estudiantes de toda Latinoamérica. Superaron al equipo Ciclomasters de Colombia, que quedaron en segundo lugar, y al equipo Spintech de Chile.
Allí, equipos de todo el país brindaron propuestas alternativas y creativas a diversos problemas sociales, ambientales, organizacionales, artísticos, económicos, logísticos y tecnológicos.
El equipo ganador de UCASAL, que obtuvo el primer puesto, primero nacional y ahora latinoamericano, estuvo formado por Mariana Gareca Cointte, Agustina Aparicio, Helena Morales Campos, Leonel Estrada y Cristian Estrada, de las facultades de Arquitectura e Ingeniería.
Presentaron Bike Line: un innovador diseño de bicicleta promocionando la tecnología 3D y dando respuesta al Desafío 4, el cual se basaba en plantear nuevas alternativas que motiven el uso, disminuyan las limitaciones de acceso y posibiliten el uso de este medio de transporte sostenible.
Los desarrollaron en solo 7 meses. Los ensayos en laboratorio mostraron que inhibe la infección provocada por el SARS-CoV-2. Esto podría llevar a nuevos tratamientos contra la Covid-19, complementarios a la vacuna y a otros métodos.
Investigadores del INTA y del Conicet lograron neutralizar el virus que causa el coronavirus con nanoanticuerpos VHH derivados de llama y anticuerpos IgY derivados de la yema de los huevos de la gallina, se informó hoy oficialmente.
«En sólo siete meses, un equipo de investigadores del INTA, Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca y del Conicet, Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, obtuvieron los nanoanticuerpos VHH provenientes de las llamas y los anticuerpos IgY, derivados de la yema de los huevos de gallina, con capacidad de neutralizar la infección por coronavirus«, se indicó en un comunicado.
El desarrollo científico fue presentado este lunes con la presencia de los ministros de Agricultura y de Ciencia, Tecnología e Innovación, Luis Basterra y Roberto Salvarezza, junto con la presidenta del INTA, Susana Mirassou.
«Los ensayos de neutralización llevados a cabo tanto con pseudovirus como con el virus salvaje confirmaron que estas moléculas inhiben la infección viral provocada por el SARS-CoV-2, resultando tratamientos innovadores contra la enfermedad de Covid-19 y complementarios a las vacunas y otros métodos disponibles», se precisó.
Luis Basterra, ministro de Agricultura de la Nación, dijo que «este logro tiene calidad de anuncio internacional en términos de logro científico y nos pone a la vanguardia de lo que son las distintas alternativas para la lucha contra la Covid-19»
Para Basterra, «este es el camino, el del compromiso y la interacción público privada para que este tipo de desarrollos contribuyan a resolver un problema tan grave como la Covid-19, pero, a la vez, formar capacidades para resolver estos problemas en el campo de la salud humana, animal y vegetal».
Por su parte, Roberto Salvarezza se refirió al logro de los anticuerpos monoclonales de llama y a los policlonales de yema y los consideró «dos posibilidades de terapia que se suman a otras que han desarrollado científicos y científicas, investigadores e investigadoras que, nuevamente, muestran las capacidades de nuestros investigadores de trabajar y lograr, en tiempos récord, productos de innovación».
En este sentido, agregó: «Es una muestra de la capacidad que tiene nuestro país y de nuestros investigadores. En esta pandemia estamos viendo el camino, el de búsqueda de que nuestro conocimiento llegue a la sociedad a fin de solucionar los problemas».
En tanto, Susana Mirassou señaló que es «un gran honor para el INTA estar a la altura de las circunstancias, en un momento de pandemia aportando conocimiento y desarrollos científicos, tales como la producción de nanoanticuerpos monoclonales».
En este sentido, indicó que se trata de «un momento realmente muy importante gracias a los equipos de trabajo de INTA asociados con Conicet que vienen transitando un largo camino desde 2005».
«Es realmente un gran orgullo», dijo la presidenta del organismo, quien resaltó que se trata de «un paso importantísimo que da muestra de la sinergia que se genera cuando se trabaja de manera colaborativa fruto de la articulación publico privada, así se dinamiza, es la forma de trabajar: unidos y buscando soluciones, aportando a mejorar las soluciones para esta pandemia».
Un equipo de adolescentes fue elegido en un concurso en el rubro “mejor uso del hardware”. Quieren detectar y predecir incendios a través de sensores, satélites y brazaletes para los bomberos
Un equipo de cuatro jóvenes argentinos de 17 y 18 años fue seleccionado como finalista en un concurso internacional organizado por la NASA. Su propuesta consiste en detectar y predecir incendios forestales, evaluando los impactos económicos reales o potenciales mediante el uso de tecnología.
El proyecto de Iván López, Alejo Zuviria, Diego Moros y Alejandro Biarrieta fue seleccionado en la competencia internacional NASA Space Apps Challenge, en el rubro “Mejor uso del hardware” en la categoría “Confront – Spot that fire V3.0” (detecta ese fuego). No fueron los únicos argentinos seleccionados. Victoria Lomanto, una estudiante de física de Rosario, fue también seleccionada gracias al desarrollo de una app web que permite catalogar las ondas gravitacionales.
La iniciativa nació en Puerta 18, un espacio gratuito para jóvenes de 13 a 24 años, donde se estimulan habilidades y vocaciones a través del uso de diversas herramientas tecnológicas. El proyecto “Zeroxygen – Track this fire” (rastrea ese fuego) propone un sistema de comunicación basado en redes de baja potencia y área amplia, integrando información libre de los satélites de NASA y sensores accesibles para generar avisos tempranos de incendios y seguimientos detallados del movimiento de fuego y humo.
Cómo funciona
En la Argentina, la gran mayoría de los incendios forestales que han arrasado con miles de hectáreas en provincias del centro y norte del país fueron iniciados por la acción humana, ya sea de modo intencional o por negligencia. En este sentido, y no solo por lo que sucede en el país, es clave la detección rápida, la mitigación y el análisis de evaluación del impacto comunitario.
“Nosotros hicimos un sistema integrado de prevención y detección de incendios que va desde unos sensores muy baratos que ideamos y prototipamos, que están hechos de Arduinos y redes LORA (una tecnología inalámbrica como WiFi o Bluetooth, por ejemplo) que son de muy bajo costo, y de muy alto alcance, que se podrían desplegar prácticamente en cualquier parte del mundo para detectar incendios y son prácticamente descartables«, explica a Infobae Iván López, de 18 años, uno de los integrantes del proyecto.
Estos sensores tendrían un costo de aproximadamente USD 15 y se conectarían a un centro de control que daría respuestas a esos incendios. “Para poder ir a esos incendios, les daríamos un mapeado a los bomberos, un lugar de la zona adonde tienen que viajar y también les daríamos un brazalete, con el que podrían mandar alertas y también recibir datos, conectado a sus celulares. Pero no tendrían que ver ningún tipo de pantalla, ya que en medio de un incendio , con todos los gases y el calor, no pueden estar viendo nada”, explica el joven.
La información brindada sería suministrada por los satélites que están orbitando de la NASA, además de los sensores, que permiten tener la información de todos los focos de incendios y ciertas variables climáticas que integraron en el sistema.
Los sensores puede ser desplegados de muchas formas, lanzados desde bajas alturas o puestos por alguna persona. “Básicamente los pondríamos en torno a los datos que ya tenemos y según los datos históricos de los satélites de la NASA, y con eso decidimos los puntos más óptimos donde colocarlos”, agrega el adolescente que actualmente cursa el CBC de la carrera ingeniería informática de la UBA y quiere trabajar en el futuro en temas aeroespaciales.
Entonces, en un supuesto caso de incendio, lo primero que se haría para actuar es detectarlo con los satélites de la NASA o con algún sensor ya plantado. Luego, se daría aviso al centro de control y a los bomberos que ya tendrían su equipamiento, con esta pulsera o brazalete, y tendrían en su mapa del celular, la zona geográfica a la que irían, el clima, y toda la información necesaria para guiarlos de la mejor manera posible.
El bombero o socorrista dispondrá de un smartphone vinculado por bluetooth a un dispositivo de interconexión a las redes LORA, integrando información satelital y sus propios sensores. En el caso de ser seleccionado el proyecto, sus integrantes serán invitados al Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral.
A los chicos los conocí dando el taller de robótica en 2018, para el 2019, les fabriqué unos robotitos parecidos a un ´Rover Lunar´ (el vehículo usado en la Luna). para que ellos los programen, usando Arduino y sensores ultrasónicos, de contacto y luz”, explica a Infobae Daniel Comesaña, coordinador del taller de robótica de Puerta18.
Luego participaron de Engineer for the week, un programa educativo de Facebook, y ganaron uno de los certámenes de 2019 (siendo el primer equipo ganador fuera de los Estados Unidos). “Este año aun no habíamos hecho mucho y con mi hermano Alejandro ya teníamos experiencia en desarrollo de sensores, y redes LORA, así que cuando por internet salió la convocatoria del concurso los volví a convocar, ya que siempre algún contacto mantuvimos”, expresa el mentor de los jóvenes.
Señala que se “engancharon” con la idea muy rápido. “Muy sorprendidos ellos cuando vieron el mapa de FIRMS (NASA) mostrando en tiempo real los focos de incendio a nivel mundial. Se definieron los pitchs (presentación del proyecto, larga y corta, traducción al inglés, gráficos, todo mediante Telegram, cada tanto un Meet, archivos compartidos por Drive)… Nunca nadie los obligó ni a participar de Puerta 18 ni de este certamen”, dice.
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