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A fines de 2003, los internos de Sierra Chica comenzaron con dos parejas de ejemplares. Hoy el penal trabaja con un frigorífico que los exporta a España, Francia y otros países. También les vende reproductores a otros criaderos
¿Comería animales que fueron criados en una cárcel bonaerense?, ¿y si le dicen que muchos habitantes de la Unión Europea lo hacen? Oportunas o no, éstas preguntas introducen en un mudo al que muy pocos conocen: el de la cría de conejos en la Unidad 38 de Sierra Chica.
Esta singular historia comenzó a escribirse en el epílogo del 2003, cuando un pastor evangelista y un grupo de oficiales penitenciarios, les regalaron a los internos las dos parejas de animales con las que iniciaron la producción.
En sus comienzos el emprendimiento fue modesto, pero ascendente. Arrancaron vendiéndole a los empleados del penal, y hoy exportan productos hacia España, Alemania, Francia, Holanda y el Reino Unido.
Claro que para llegar a los niveles de expendido que ostentan en la actualidad (115 ejemplares cada 15 días) tuvieron que recorrer un camino que el veterinario Fernando Romero, oficial penitenciario y responsable de la iniciativa, conoce a la perfección.
El incremento en el plantel de ejemplares hizo que se asociaran con los pequeños productores de la Cooperativa de Cunicultores de Sierras Bayas. Así pudieron “comprar alimentos balanceados a mejor precio” y contactarse con el frigorífico Industrias Alimentarias Coronel Vidal, que se encarga de la exportación.
Todo eso hizo que el criadero funcione como cualquier otro emprendimiento con espíritu superador. Por él pasan profesionales e idóneos que ilustran a los presos sobre los procedimientos que hacen a la actividad: seguridad e higiene, manejo de los alimentos, protección personal, cuidado de las instalaciones, etc.
Actualmente -y tal como lo apuntó Romero- también trabajan en la venta de reproductores, “para que otros criaderos puedan tener la genética que hemos conseguido”.
“Obviamente -concluyó- esto implica un precio diferenciado del ejemplar, porque hemos ganado un prestigio” que, como se ve, trascendió las fronteras.
G.E.