27 junio 2007

Un gen que regula el tamaño del cuerpo puede generar tumores

Avance de investigadores argentinos y canadienses.Normalmente inhibe la reproducción celular, pero si falla, da paso al cáncer

Picasso solía repetir que el arte exige un uno por ciento de inspiración y unl 99% de transpiración. Algo similar podría decirse de la ciencia, pero habría que agregar además una pizca de azar…

El hallazgo de científicos argentinos y canadienses de que un gen que regula el tamaño del cuerpo cumple un papel protagónico en la generación de tumores es, sin duda, un buen ejemplo de este modus operandi: enfrascados en el estudio del mecanismo molecular que da lugar a una rara enfermedad genética llamada síndrome de Simpson-Golabi-Behmel, los investigadores descubrieron que la inactividad o la mutación del glipicano 3 (o GPC3) libera la replicación celular que conduce a la generación de tumores.

‘Nosotros hace tiempo que veníamos investigando el mecanismo molecular del síndrome de Simpson-Golabi-Behmel -cuenta desde Toronto el bioquímico Jorge Filmus, hermano del ex ministro de Educación y jefe del grupo que realizó el trabajo-. Nos intrigaban dos hechos: en primer lugar, que la gente que lo padece tiene un tamaño desmesurado y, en segundo lugar, que además tiene predisposición a desarrollar cáncer.’

Jorge Filmus llegó a Canadá en 1983, después de haber obtenido un doctorado en bioquímica en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA bajo la dirección del doctor José Mordoh.

Hace unos 12 años, un grupo de genetistas identificó el gen que da lugar a este trastorno extremadamente infrecuente.

El trabajo se publicó en 1998 y demostró que el GPC3 es el responsable. Ellos descubrieron que, a causa de una mutación, las personas que lo padecen carecen de la proteína cuya síntesis dirige este gen.

‘Los chicos con este síndrome pueden pesar cinco kilos al nacer -explica Filmus-. Aquí, en Canadá, tuvimos un caso que se hizo célebre: era un bebe de 20 meses con el peso de un chico de ocho años. Fue un caso extremo.’

Dado que resultó obvio que la función normal del GPC3 es precisamente frenar el crecimiento, Filmus y su grupo de la División de Biología Molecular y Celular del Centro Sunnybrook de Ciencias de la Salud, en la Universidad de Toronto, decidieron estudiar la cascada de eventos moleculares que éste dirige.

Pudieron desentrañarla, pero en el camino descubrieron algo, si cabe, aún más importante: que este gen también puede estar alterado en personas normales que desarrollan ciertos tipos de cáncer de mama, de ovario y de pulmón.

‘Por alguna razón, la proteína que este gen regula deja de ser producida -razona Filmus-, y eso tiene relevancia también en la generación de tumores. Para crecer y dividirse, todas las células requieren factores de crecimiento que les proporciona el organismo -explica-. Nosotros descubrimos que el GPC3 actúa en particular sobre uno de ellos, un gen llamado hedgehog, que en el cáncer está sobreexpresado y tiene un papel muy importante. Es decir que la reproducción acelerada de células que caracteriza la formación de tumores puede darse tanto porque el gen hedgehog aumenta su producción del factor de crecimiento como porque el GPC3 por alguna razón deja de producir la proteína que imprime un freno al crecimiento y la reproducción celular.’

La publicación de este trabajo en Developmental Cell no pasó inadvertida; es más, fue uno de los elegidos para comentar por el editor de Science .

En el país, otro investigador de prestigio internacional, el doctor Gabriel Rabinovich, también elogió el descubrimiento. ‘Esta investigación arroja nuevas respuestas sobre los mecanismos de regulación celular -comenta Rabinovich-. A través de experimentos muy elegantes, los autores muestran que una proteína llamada glipicán 3 (GPC3), con la cual el equipo ha trabajado intensamente, es capaz de interactuar con una vía de señalización mediada por el factor hedgehog y de este modo generar una señal inhibitoria. A partir de este mecanismo proporcionaron una respuesta que permite explicar por qué la pérdida de GPC3 causa un crecimiento excesivo en el síndrome Simpson-Golabi-Behmel. Estos hallazgos son claramente extrapolables a diversos tipos de tumores donde existe un crecimiento exacerbado y se halla alterada esta vía de señalización. Jorge Filmus es el referente mundial en esta área. El trabajo es protagonizado también por otra argentina, la doctora Mariana Capurro, lo que representa doble motivo para el orgullo.’

Como es lógico, la comprensión de los engranajes que conducen a la generación de tumores abre la puerta a nuevas estrategias terapéuticas en cáncer.

Filmus ya vislumbra algunas: ‘En el último congreso de la Sociedad Americana de Oncología -comenta- se presentó un ensayo clínico con compuestos sintéticos que funcionan como inhibidores del hedgehog . Ahora, no todos los pacientes con cáncer de mama, de ovario o de pulmón tienen la mutación del GPC3 que libera el freno de la reproducción celular. Eso quiere decir que se podría tratar a los pacientes que han perdido la producción de GPC3, pero no a los otros. Hacia allí avanzan, precisamente, los nuevos enfoques en el tratamiento del cáncer: al desarrollo de terapias personalizadas’.

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1024794

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