En 2005, un subsidio por tres millones de dólares sumó fondos públicos a la inversión privada y permitió plantearse la posibilidad de la producción industrial
Nora Bär
Que en este país un proyecto crezca con continuidad durante quince años ya es una rareza. Pero si además reúne a 40investigadores formados, becarios, personal de apoyo, médicos, biotecnólogos, biólogos, bioquímicos, farmacéuticos, veterinarios, ingenieros, abogados y economistas del sistema científico nacional, universidades públicas y compañías privadas, nacionales y extranjeras, bueno, entonces ya estamos hablando de algo francamente excepcional. Sin embargo, esto, ni más ni menos, es lo que está logrando el consorcio público-privado para la producción local de anticuerpos monoclonales y medicamentos genéricos contra el cáncer y otras enfermedades graves. Son males que requieren tratamientos de alto costo y que actualmente el país debe importar.
«Todo esto se inició en 1995 con la intervención de Elea, Chemo Romikin, el Laboratorio Nacional de Investigaciones y Servicios en Citometría de Flujo, del Conicet, la Universidad de Quilmes y el Instituto Roffo -cuenta la doctora Graciela Ciccia, doctora en Farmacia y Bioquímica de la UBA, coordinadora del consorcio-. Luego, se fueron incorporando la Academia Nacional de Medicina, la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, el Hospital Garrahan, el Centro de Biotecnología Industrial y el Centro de Química del INTI, y las compañías Europharma, de Brasil; Kalbe Biotech, de Indonesia; CMC, de los Estados Unidos, y Biogénesis Bagó y PharmADN, de la Argentina.»
Al principio, esta red multidisciplinaria se dedicaba a la investigación y el desarrollo de moléculas innovadoras y vacunas terapéuticas, «algo absolutamente original en ese momento», afirma Ciccia. En 2005, un subsidio de la entonces Agencia de Promoción Científica y Tecnológica por tres millones de dólares sumó fondos públicos a la inversión privada y permitió plantearse la posibilidad de la producción industrial.
Durante un seminario, ayer se hizo una puesta al día de los logros de esta superproducción científico-tecnológica: más de cinco moléculas en distintas etapas de desarrollo, 12 tesis doctorales y de licenciatura, 20 publicaciones científicas en revistas internacionales y un proyecto de inversión privada que ascendería a 40 millones de dólares (y abarca una fábrica de producción de monoclonales). El plan de negocios incluye exportaciones a Rusia, Malasia, Indonesia, Taiwan, Filipinas, Corea del Sur, Singapur, China, la India y Vietnam, sin excluir a Estados Unidos y Europa. Los primeros productos estarían saliendo de la línea de montaje a fines de 2012 o comienzos de 2013. ¿La Argentina año verde?
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