El sector facturó casi $1.600 millones en el primer trimestre. Suben las importaciones y la producción. Nace un nuevo consumidor.

Los ingresos de una parte importante de la sociedad no alcanzan para comprar un auto o una casa pero sí para los bienes renovables.
Aumentos salariales por encima de la inflación, mayor ocupación y créditos a largo plazo. Estos son los ingredientes básicos del cóctel que modificó las características del consumo, y cuyo principal beneficiario es la cadena de producción y venta de bienes durables, como los electrónicos y electrodomésticos.
«Es la mayor demanda de los últimos 20 años», coinciden los empresarios del sector. Como nunca antes, las vidrieras exhiben toda clase de dispositivos y aparatos de última generación destinados al entretenimiento y el confort.
Según datos del INDEC, al 31 de marzo, los comercios de electrodomésticos y artículos para el hogar facturaron $ 1.559 millones. A precios constantes, esto representa un 30,4 por ciento más que el mismo período del año anterior. Pero si se computa la inflación, el porcentaje asciende a un 36,3 por ciento.
El ranking de ventas lo encabezan las TV y afines (22,8 por ciento del total), las computadoras (19,9 por ciento), heladeras y freezers (10 por ciento) y lavarropas, secarropas y lavavajillas (9,2 por ciento).
«La demanda es histórica», resume Fernando Notti, director de New San, una de las armadurías de electrónicos radicadas en Tierra del Fuego. Lo novedoso de la actual bonanza económica es que «para una parte importante de la sociedad, sus ingresos no le alcanzan para comprar un auto o una casa, pero sí para los bienes renovables«.
A diferencia de otras épocas de esplendor para la industria electrónica, la actual está caracterizada por la inmensa variedad y diversidad de productos, como consecuencia de la innovación tecnológica (celulares, computadoras, DVD, reproductores de audio y pantallas de alta definición) y la aparición de aparatos destinados para el hogar (lavavajillas y microondas).
Una aclaración necesaria. Los expertos, si bien coinciden en que surgió un nuevo tipo de consumidor -más exigente, analítico y con mayor poder adquisitivo-, puntualizan las diferencias entre el comprador de electrónicos (de la línea marrón, como la TV, MP3, home theaters y DVD, por ejemplo) y de electrodomésticos (línea blanca, como heladeras, lavarropas y microondas).
Sobre los primeros, Nicolas Videla, gerente de la unidad de negocios para el hogar de BGH, aporta un dato alarmante para los machistas. «Hace algunos años, el que definía la compra del televisor era el hombre. Cuando aparecieron los planos, las mujeres comenzaron a opinar. El plasma o el LCD ya no es un objeto de entretenimiento; ahora juegan elementos cualitativos, como el diseño y el tamaño, que tienen que ver más con la decoración».
Invasión
No sorprende, entonces, la llegada masiva de productos. En este caso, los datos de importación son un indicio insoslayable para seguir las tendencias del mercado. «Se puede decir que éste es el año del LCD«, afirma Gastón García, experto en comercio exterior de MRT (Market Research & Technology), una firma que elabora informes en base a datos del Sistema María de la Aduana.
De enero a mayo ingresaron más de 335.000 dispositivos electrónicos de la línea marrón. Esto representa una suba del 17 por ciento comparado con igual período del año anterior. Las alzas más pronunciadas fueron los 275.000 monitores de LCD para PC (195 por ciento), 422.000 MP3 (118 por ciento) y 115.000 reproductores de DVD (72 por ciento). En sentido contrario, cayeron fuerte las TV de tubo (-33 por ciento); los minicomponentes (-19 por ciento) y las grabadoras de DVD (-42 por ciento).
El recambio de la tecnología, hoy, es mucho más veloz en la línea marrón que en la blanca, opina Enrique Jurkowski, vicepresidente de Radio Victoria. «Cada 6 meses se renuevan los productos electrónicos. En la línea blanca, en cambio, la vida útil es mucho más larga», dice.
La dinámica del mercado es de vértigo. El empresario aporta otras pistas sobre el consumidor: «En la actualidad se eliminó la brecha entre la oferta local y los mercados internacionales. Por eso es mucho más exigente», comenta. «Hay una especialización del público, es más sofisticado y conoce de tecnología», completa García, de MRT, «antes no había tanta variedad».
En la línea blanca hay otros valores que pesan en las decisiones, dice Videla, de BGH, como la revalorización de los ambientes del hogar. La cocina, señala, pasó a ser un lugar para recibir invitados.
El diseño, entonces, adquiere otra dimensión en la búsqueda de prestigio. «El aire acondicionado, que años atrás era un producto de lujo, o para oficinas, hoy ya no lo es. La caída de precios modificó el panorama. Mucha gente hoy compra un equipo para el dormitorio principal, y al año siguiente ya busca el segundo», aseguró.