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Un piso cada vez más alto

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Un piso cada vez más alto

Posted on 01 agosto 2011 by hj

Desde 2003, el salario mínimo se incrementó en un 820 por ciento. Hoy se ubica en 1840 pesos y el Consejo del Salario discutirá un incremento cercano al 25 por ciento. Esta política mejoró la distribución del ingreso y logró reducir los niveles de pobreza.

Producción: Tomás Lukin   [email protected]

 

Por Fernando Groisman *
Desde fines del siglo XIX la fijación de un salario mínimo ha sido un mecanismo habitual en las economías modernas para contrarrestar los perjuicios que ciertas deficiencias en el mercado de trabajo –en particular un elevado desempleo– tenían sobre los salarios de los trabajadores. Los primeros antecedentes se remontan a 1894 –New Zealand Industrial Conciliation and Arbitration Act– y 1896 –Factories and Shops Act– en Victoria, Australia. El sistema se extendió rápidamente y en 1909 se sancionó en Gran Bretaña uno similar –Trade Boards Act—. La imposición de un mínimo salarial estaba orientada a sostener las remuneraciones de aquellos trabajadores más vulnerables a la reducción de sus haberes: mujeres, niños y jóvenes en ciertos sectores de actividad –por ejemplo, en talleres textiles– y a los hombres que realizaban tareas pobremente remuneradas.

En Argentina, la Ley 16.459 de Salario Mínimo, Vital y Móvil data del 15 de junio de 1964. El Consejo del Salario, integrado por representantes del Gobierno, los empresarios y los sindicatos, tenía por función la fijación de su valor. Entre los objetivos planeados para esta legislación figuraba la necesidad de “evitar la explotación de los trabajadores en aquellos sectores en los cuales puede existir un exceso de mano de obra”, “asegurar un ingreso mínimo adecuado” y “mejorar los salarios de los trabajadores más pobres”.

A pesar de las razones que dieron origen a su implementación, el salario mínimo ha sido objeto permanente de controversia en razón de su efectividad para alcanzar los objetivos propuestos. El debate se ha centrado, tradicionalmente, en torno de las consecuencias que su implantación tiene sobre el nivel de empleo. Precisamente, si el empleo se reduce como consecuencia de la instauración de un mínimo salarial cabría objetar su pertinencia para salvaguardar las condiciones de vida de los más pobres. Tal valoración se desprende de los modelos clásicos de funcionamiento del mercado laboral que postulan que al fijar un piso salarial por encima del salario de equilibrio –entendido como aquel que despeja el excedente de oferta de trabajo– se producirá una reducción en el volumen de ocupados. Este diferencial entre el salario mínimo y el salario de equilibrio –cuando el segundo es inferior al primero– ocasionaría así una retracción de la demanda de empleo. En estos modelos, el mismo argumento puede extenderse a toda situación en la que se constaten mecanismos que impidan el ajuste del salario a la baja –por ejemplo los convenios colectivos de trabajo y/o el accionar de los sindicatos—.

En nuestro país, luego de permanecer más de una década sin cambios, el salario mínimo se incrementó a 300 pesos mensuales a partir del 1º de diciembre de 2003. Desde entonces experimentó aumentos en 18 ocasiones y su nivel llegó a ser de 1840 pesos a partir del 1º de enero del corriente año. Tanto en términos históricos como comparativos, el nivel del salario mínimo en Argentina alcanzó una marca elevada. Téngase en cuenta que en 2010 su nivel se ubicó cerca del 60 por ciento del salario promedio de la economía.

La proporción de trabajadores asalariados con remuneraciones inferiores al salario mínimo osciló en torno del 17 por ciento en el último quinquenio. Por su parte, un tercio del total de asalariados, considerando en forma conjunta a los trabajadores con remuneraciones inferiores al salario mínimo y a aquellos que perciben salarios en el tramo del mínimo legal, estarían expuestos a los posibles efectos que tendrían las modificaciones a este instituto laboral.

La evidencia del caso argentino permite sostener que los incrementos en el salario mínimo no inducen una retracción del empleo. Efectivamente, el análisis de la información longitudinal disponible para nuestro país –aquella que posibilita realizar un seguimiento de las trayectorias laborales de las personas– permite sostener que los asalariados registrados en la seguridad social con remuneraciones inferiores al –y en el tramo del– mínimo (es decir, quienes estarían más afectados por las variaciones en el mínimo legal) no mostraron mayores probabilidades de perder su condición de ocupación. De la misma manera, los trabajadores asalariados registrados que perciben el salario mínimo tampoco mostraron mayores chances de perder esa protección laboral e ingresar a un puesto de trabajo precario.

Tal conclusión justifica profundizar la utilización de las regulaciones laborales para sostener los niveles salariales así como mejorar globalmente la calidad del empleo. No debe descuidarse que las normas laborales constituyen un claro incentivo para que las firmas eviten recurrir al ajuste de salarios y/o del nivel empleo y encaren, en cambio, mejoras tecnológicas y organizacionales que suelen redundar en procesos sostenibles de aumentos de la productividad.

* Doctor en Ciencias Sociales. Investigador del Conicet y de la UBA.

Presidente de la Sección de Estudios Laborales de la Asociación de

Estudios Latinoamericanos (LASA).

Un crecimiento sostenido

Por Ariadna Somoza Zanuy * y Agustín D’Attellis **
Una de las características más visibles del modelo económico actual es la disminución lograda en la tasa de desempleo, que pasó de 21,6 por ciento en el año 2002 al 7,3 por ciento actual. Estas tasas implican que la cantidad de personas desempleadas cayó de 3.650.000 en el 2002 a 1.382.000 en la actualidad. Esta evolución del mercado de trabajo se puede analizar desde diferentes ángulos. Uno de ellos es analizarla a la luz de su relación con el crecimiento del producto que se registró durante este período. El empleo desde el 2003 en adelante registra un crecimiento sostenido. Esto no es casual. Desde el punto de vista macroeconómico, la vocación política de mantener un tipo de cambio competitivo desencadenó un proceso de reindustrialización de nuestra economía. Pero esto además se fue complementado con otras políticas de incentivo al empleo y a la demanda, que producen el círculo virtuoso que nuestro país ha logrado mostrar como ejemplo a otros países para explicar su crecimiento económico.

Entre las políticas implementadas para mejorar la situación del mercado de trabajo es importante destacar las relacionadas con la mejora del salario mínimo, que se fue incrementando sistemáticamente desde 2003 en adelante, posicionándolo como el de mayor poder adquisitivo de Latinoamérica. Desde el año 2003 el salario mínimo se incrementó en un 820 por ciento. Actualmente se ubica en 1840 pesos y el Consejo del Salario discutirá en los próximos días un incremento significativo. Esta política sobre los salarios, en un contexto de creación de empleo, mejoró sustancialmente la distribución del ingreso y logró reducir los niveles de pobreza. La pobreza alcanzaba en la Argentina en el año 2002 un nivel de 47,8 por ciento. El último dato disponible, correspondiente al segundo semestre de 2010, arroja un 9,9 por ciento. La distribución del ingreso presenta una importante mejora durante el proceso. La participación de los salarios en el ingreso total asciende ya a casi el 50 por ciento (esto fue un objetivo explícito de política económica), y el coeficiente de Gini se redujo desde 0,475 a un 0,379 para el primer trimestre del año en curso, ubicando a la Argentina entre los países menos desiguales de Latinoamérica.

Al relacionar evolución del empleo con crecimiento del producto cabe destacar que el actual modelo heredó altísimas tasas de desempleo y una economía estancada y en crisis. En ese sentido, no bien se comenzó a reactivar la economía, cada punto de crecimiento del producto impactaba fuertemente en la creación de empleo. La elasticidad empleo-producto era de 0,93 en el año 2003 y actualmente es de 0,14. Es decir, cada punto de crecimiento del producto impacta menos en la creación de empleo. Pero ¿cuál es la lectura de esta situación? ¿Se desacelera la economía? ¿Se crece menos? ¿Se frena el crecimiento del empleo? Nada de eso, lo que ocurre es que se acercan las brechas crecimiento/empleo. En la etapa inicial del modelo actual altas tasas de crecimiento implicaban una fuerte creación de empleo. Hoy la economía continúa con altas tasas de crecimiento, pero la tasa de desempleo es menor.

Reducido fuertemente el desempleo, las políticas sobre el mercado de trabajo apuntan a llegar al núcleo duro del desempleo, así como también a resolver el problema del trabajo precario e informal. El empleo no registrado alcanzaba casi el 50 por ciento de los trabajadores en 2003 y hoy asciende al 33,7 por ciento. Esta performance evidencia la aplicación de políticas activas en este sentido. Debe tenerse en cuenta que la informalidad en el mercado de trabajo es un problema presente en las economías latinoamericanas, donde la Argentina muestra una mejor situación en términos relativos. Una definición homogénea para realizar la comparación indica que es considerado informal un trabajador cuando es un asalariado en una firma pequeña –menos de 5 trabajadores– o un cuentapropista no profesional. Según esta definición, la Argentina presenta el porcentaje más bajo de Latinoamérica, exceptuando los casos de Colombia y Chile, que presentan niveles levemente inferiores.

Las mejoras comentadas sobre la situación del mercado de trabajo a través de los diferentes indicadores son el resultado de políticas activas, y no sólo consecuencia de un planteo macroeconómico que apunta a la industrialización. Sin embargo, aun teniendo en cuenta los logros al momento, existen desafíos pendientes que tienen que ver con poder pensar un mercado de trabajo cada vez más grande y homogéneo, que permita a la clase trabajadora mejorar sus condiciones de vida como tal. Para lograr este objetivo, debe ponerse especial énfasis entre los objetivos de profundización del modelo en curso en la aplicación de políticas microeconómicas de estímulo a la inversión en sectores específicos de la economía, identificando aquellos sectores dinámicos, de alto valor agregado y capacidad de creación de empleo.

* Socióloga de la Gran Makro y QQ Economista de la Gran Makro.

http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-173468-2011-08-01.html

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El salario mínimo argentino tiene el mayor poder adquisitivo de Sudamérica

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El salario mínimo argentino tiene el mayor poder adquisitivo de Sudamérica

Posted on 19 septiembre 2010 by hj

El salario mínimo argentino –hoy en 1.740 pesos– es el que más capacidad de compra tiene respecto al de los países de América del Sur. Desde el 2007 su poder adquisitivo creció un 13,64 por ciento

El salario mínimo de la Argentina incrementó su poder de compra un 2,71% en el último año y se convirtió en el líder de la tabla de posiciones de los países de la región en función de la capacidad que posee para adquirir bienes y servicios.

Desde el 2007, el poder adquisitivo del piso salarial ascendió un 13,64% y se colocó entre los más dinámicos de América del Sur, según un informe elaborado ell Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, al que Buenos Aires Económico accedió en exclusiva.
El salario mínimo fue actualizado a principios de agosto y quedó en $1.740 y, según el estudio, “posee hoy la misma capacidad adquisitiva que u$s694 en los Estados Unidos”.

Allí se asegura también que “en agosto del 2009 su poder de compra era 2,71% menor que el actual y se ubicaba en el equivalente de 676 dólares”.

El director de www.elsalario.com – sitio regenteado por aquel Centro de la UB-, Víctor Beker, explicó que la comparación se llevó a cabo midiendo qué cantidad de bienes y servicios puede adquirirse con un sueldo mínimo en cada uno de los países, para lo que se utilizó el concepto de paridad de poder adquisitivo (PPA). (Ver infografía.)

El informe señala que a nivel regional el salario mínimo real argentino lidera el ranking sudamericano al ser un 12% superior al piso salarial paraguayo –que se ubica en el segundo puesto– y 3,24 veces mayor que la remuneración mínima boliviana, la cual ocupa la última posición en la tabla”.

Por su parte, el salario mínimo brasileño alcanza los u$s327 PPA y se ubica en el octavo puesto del ranking.

Según el economista del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) Nicolás Arceo, el liderazgo de la capacidad de compra del salario mínimo argentino debe enmarcarse en las “políticas de ingresos implementadas por el Gobierno a partir del 2004 y el 2005, con la reinstauración de las paritarias y convocatoria del Consejo del Salario todos los años”.

“Estas políticas trajeron un incremento del salario mínimo en términos nominales y reales hasta principios del 2008. A partir de allí, con el aumento de la inflación, el salario mínimo mantuvo su capacidad de compra en términos reales.”

Variación. Si se ordenan los países según el crecimiento que exhibieron sus sueldos mínimos reales en los últimos tres años, Uruguay ocupa el primer puesto con un piso salarial 25,51% mayor que el del 2007.

En segundo lugar aparece Brasil, cuya remuneración mínima es 19,31% mayor que la de hace tres años en términos de poder adquisitivo. Y en el tercer lugar emergen la Argentina y Ecuador, con una variación del 13,64% de sus respectivos salarios mínimos reales.

El único país que presentó en este período una disminución de la capacidad de compra de su paga mínima fue Venezuela. Hoy el piso salarial venezolano puede comprar un 3,56% menos que en el 2007 luego de que en los últimos dos años experimentara una fuerte reducción del 13,15% de su poder adquisitivo.

En el Centro de Estudios de Nueva Economía de la Universidad de Belgrano consideran que “la recuperación de la capacidad de compra de los salarios mínimos parece ser un fenómeno regional. Con excepción del caso venezolano, los demás países sudamericanos exhibieron progresos en sus pisos remunerativos”.

Informalidad. Tanto los especialistas de la Universidad de Belgrano como los del CIFRA coincidieron en advertir que el salario mínimo acciona tangencialmente en los trabajadores no registrados, que son cerca de un tercio de la masa asalariada del país.

Beker indicó que “debe tenerse en cuenta que el salario mínimo se aplica únicamente a aquellos trabajadores que están en blanco. En todos los países de Sudamérica gran parte de la población trabaja en el sector informal, y un significativo porcentaje de ellos percibe una paga inferior a la mínima establecida”.

Asimismo, Arceo opinó que “si bien el salario mínimo vital y móvil tracciona indirectamente sobre el mercado informal, la característica argentina es que tiene un alto porcentaje de informalidad laboral, por lo que el sueldo piso no llega a todo el mercado laboral argentino”.

Fuente: El Argentino

http://www.argentina.ar/_es/economia-y-negocios/C4646-el-salario-minimo-argentino-tiene-el-mayor-poder-adquisitivo-de-sudamerica.php

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El salario mínimo Argentino tiene el mayor poder adquisitivo de Sudamérica

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El salario mínimo Argentino tiene el mayor poder adquisitivo de Sudamérica

Posted on 08 septiembre 2010 by hj

El salario mínimo argentino –hoy en 1.740 pesos– es el que más capacidad de compra tiene respecto al de los países de América del Sur. Desde el 2007 su poder adquisitivo creció un 13,64 por ciento

El salario mínimo de la Argentina incrementó su poder de compra un 2,71% en el último año y se convirtió en el líder de la tabla de posiciones de los países de la región en función de la capacidad que posee para adquirir bienes y servicios.Desde el 2007, el poder adquisitivo del piso salarial ascendió un 13,64% y se colocó entre los más dinámicos de América del Sur, según un informe elaborado ell Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, al que Buenos Aires Económico accedió en exclusiva.

El salario mínimo de la Argentina incrementó su poder de compra un 2,71% en el último año y se convirtió en el líder de la tabla de posiciones de los países de la región en función de la capacidad que posee para adquirir bienes y servicios.

Desde el 2007, el poder adquisitivo del piso salarial ascendió un 13,64% y se colocó entre los más dinámicos de América del Sur, según un informe elaborado ell Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, al que Buenos Aires Económico accedió en exclusiva.
El salario mínimo fue actualizado a principios de agosto y quedó en $1.740 y, según el estudio, “posee hoy la misma capacidad adquisitiva que u$s694 en los Estados Unidos”.

Allí se asegura también que “en agosto del 2009 su poder de compra era 2,71% menor que el actual y se ubicaba en el equivalente de 676 dólares”.

El director de www.elsalario.com – sitio regenteado por aquel Centro de la UB-, Víctor Beker, explicó que la comparación se llevó a cabo midiendo qué cantidad de bienes y servicios puede adquirirse con un sueldo mínimo en cada uno de los países, para lo que se utilizó el concepto de paridad de poder adquisitivo (PPA). (Ver infografía.)

El informe señala que a nivel regional el salario mínimo real argentino lidera el ranking sudamericano al ser un 12% superior al piso salarial paraguayo –que se ubica en el segundo puesto– y 3,24 veces mayor que la remuneración mínima boliviana, la cual ocupa la última posición en la tabla”.

Por su parte, el salario mínimo brasileño alcanza los u$s327 PPA y se ubica en el octavo puesto del ranking.

Según el economista del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) Nicolás Arceo, el liderazgo de la capacidad de compra del salario mínimo argentino debe enmarcarse en las “políticas de ingresos implementadas por el Gobierno a partir del 2004 y el 2005, con la reinstauración de las paritarias y convocatoria del Consejo del Salario todos los años”.

“Estas políticas trajeron un incremento del salario mínimo en términos nominales y reales hasta principios del 2008. A partir de allí, con el aumento de la inflación, el salario mínimo mantuvo su capacidad de compra en términos reales.”

Variación. Si se ordenan los países según el crecimiento que exhibieron sus sueldos mínimos reales en los últimos tres años, Uruguay ocupa el primer puesto con un piso salarial 25,51% mayor que el del 2007.

En segundo lugar aparece Brasil, cuya remuneración mínima es 19,31% mayor que la de hace tres años en términos de poder adquisitivo. Y en el tercer lugar emergen la Argentina y Ecuador, con una variación del 13,64% de sus respectivos salarios mínimos reales.

El único país que presentó en este período una disminución de la capacidad de compra de su paga mínima fue Venezuela. Hoy el piso salarial venezolano puede comprar un 3,56% menos que en el 2007 luego de que en los últimos dos años experimentara una fuerte reducción del 13,15% de su poder adquisitivo.

En el Centro de Estudios de Nueva Economía de la Universidad de Belgrano consideran que “la recuperación de la capacidad de compra de los salarios mínimos parece ser un fenómeno regional. Con excepción del caso venezolano, los demás países sudamericanos exhibieron progresos en sus pisos remunerativos”.

Informalidad. Tanto los especialistas de la Universidad de Belgrano como los del CIFRA coincidieron en advertir que el salario mínimo acciona tangencialmente en los trabajadores no registrados, que son cerca de un tercio de la masa asalariada del país.

Beker indicó que “debe tenerse en cuenta que el salario mínimo se aplica únicamente a aquellos trabajadores que están en blanco. En todos los países de Sudamérica gran parte de la población trabaja en el sector informal, y un significativo porcentaje de ellos percibe una paga inferior a la mínima establecida”.

Asimismo, Arceo opinó que “si bien el salario mínimo vital y móvil tracciona indirectamente sobre el mercado informal, la característica argentina es que tiene un alto porcentaje de informalidad laboral, por lo que el sueldo piso no llega a todo el mercado laboral argentino”.

Fuente: El Argentino

http://www.argentina.ar/_es/economia-y-negocios/C4646-el-salario-minimo-argentino-tiene-el-mayor-poder-adquisitivo-de-sudamerica.php

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El salario mínimo creció un 820% desde 2002

Posted on 06 agosto 2010 by hj

El salario mínimo, vital y móvil creció un 820 por ciento desde 2002 a la actualidad, y el aumento acordado ayer -que estableció un piso de 1.840 pesos desde enero de 2011- beneficiará al 4 por ciento del total de los asalariados registrados del sector privado, ya que el resto supera esa cifra

Así lo explica un informe del Ministerio de Trabajo sobre el salario mínimo, al que califica como «un importante instrumento para la redistribución del ingreso, la consecución de metas de bienestar social y disminución de la pobreza e indigencia».

Sobre la evolución del salario mínimo, el informe recuerda que «entre 1993 y 2003 el valor del salario mínimo se mantuvo inalterado en 200 pesos» y que con el nuevo aumento establecido ayer «el salario mínimo creció un 820 por ciento desde diciembre de 2002».

«Los aumentos sucesivos del salario mínimo ayudaron a compensar la asimetría de poder de negociación entre trabajadores y empresarios, principalmente en aquellos sectores más fragmentados del universo de asalariados», destaca el informe.

El texto de la cartera laboral calcula asimismo la cantidad de trabajadores potencialmente beneficiados por la medida, la relación entre el nuevo salario mínimo y el salario medio, y la incidencia del mismo en las remuneraciones de los trabajadores no registrados.

Las estimaciones se elaboraron en base a la información de la Encuesta de Remuneraciones (relevada por el MTEySS), del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH).

Entre los trabajadores del sector privado comprendidos por el aumento del salario, el informe indica que de un total de 5.482.000 trabajadores, serán beneficiados por la medida 227 mil, que representan un 4,1 por ciento del total.

«Los asalariados potencialmente beneficiarios por la medida se encontrarían vinculados solo a ciertos convenios de baja cobertura en situaciones particulares», explica y precisa que «son los trabajadores menos calificados, los que percibirán en mayor medida un incremento salarial como resultado del aumento del salario».

En la comparación internacional de los valores de salario mínimo, la situación argentina es «una de las más elevadas de América Latina» y «con el nuevo aumento definido se mantiene esta mejor situación relativa».

«El nuevo salario mínimo vigente para agosto (1.740 pesos) equivale a alrededor de 444 dólares, lo que implica un 33% más que el definido en Chile, un 52% más que el de Brasil y un 93% más respecto del de Uruguay», precisa.

Sin embargo, indica que al comprar con el salario de países con un mayor nivel de desarrollo, Argentina presenta una peor posición relativa.

Así por ejemplo, con respecto a Portugal el salario mínimo argentino se ubica un 30% por debajo del de este país, un 47% por debajo del de España y un 75% por debajo del de Estados Unidos.

http://www.telam.com.ar/vernota.php?tipo=N&idPub=194538&id=369889&dis=1&sec=1

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Argentina tiene el mayor poder adquisitivo de Sudamérica

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Argentina tiene el mayor poder adquisitivo de Sudamérica

Posted on 15 septiembre 2009 by hj

RANKING SALARIO MINIMO –Pese a que en un año el sueldo mínimo perdió 5% de poder de compra, es el mejor de la región, seguido por Paraguay y Colombia. En Venezuela hoy se cobra menos que dos años atrás.


Gabriela Origlia
Especial para LA MAÑANA

Aunque puertas adentro del país crece la tensión por los reclamos salariales frente a la pérdida de poder adquisitivo, Argentina tiene el mayor poder adquisitivo de la región sudamericana. Según un trabajo del sitio especializado Tu Salario, el sueldo mínimo argentino equivalente a 676 dólares encabeza el ranking que lo cierra Bolivia, con 212 dólares. Detrás de Argentina se ubica Paraguay, con 592 dólares y Colombia con 452 dólares. El cuarto lugar es para Chile, mientras que los brasileños quedan octavos y los uruguayos penúltimos, en la novena posición.

Víctor Beker, director del proyecto Tu Salario, explica que el planteo es que con $ 1.400 un trabajador argentino puede comprar la misma cantidad de bienes que un obrero americano que gane 676 dólares. “Lo que se mide es la capacidad de compra de bienes del salario mínimo”, grafica.

Para evaluar la capacidad de compra del salario se computan los valores de los mismos productos en todos los países que entran en la comparación. Y pone como ejemplo un combo de comida rápida. En Chile cuesta 3,20 dólares y en Argentina 20 centavos de dólar menos. “Por lo tanto, un trabajador con el mismo sueldo puede comprar más de estas hamburguesas en Argentina que en Chile”, señala.

La metodología se completa traduciendo los valores de los sueldos a dólares y comparando los precios de una canasta de bienes y servicios vigentes en un país con los de de la misma canasta en Estados Unidos. Es el concepto de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA) que refleja el tipo de cambio corregido, y es estimado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Seis de todos los salarios mínimos que integran la muestra sufrieron una caída en la comparación de este año con la de 2008, mientras que -a excepción de Venezuela- nueve mejoraron en relación con 2007. Por ejemplo, en Argentina hay una baja de 5,63 por ciento respecto del año pasado y un alza de 10,59 por ciento en función de 2007. Ésta es la mayor pérdida detrás de la de los venezolanos, que registraron un descenso de 11,61 por ciento. De esa tendencia se salvaron brasileños, peruanos, paraguayos y bolivianos. El mínimo de Brasil -310 dólares- está 5,09 por ciento por arriba del vigente en 2008.

Si la comparación se hace entre 2009 y 2007, el básico argentino presenta una mejora de 10,59 por ciento, la cuarta más importante de la región. El registro es liderado por los uruguayos que hoy ganan 23,19 por ciento más que dos años atrás (283 dólares mensuales); los brasileños, 13 por ciento arriba y los peruanos que reciben 356 dólares, 10,78 por ciento por encima que en 2007.

El caso de Venezuela destaca porque, además de ser el salario mínimo que más cayó en términos de poder adquisitivo en el último año, es el único que hoy está por debajo de agosto de 2007: 377 dólares contra 384 de aquella época.

El caso argentino

Respecto de Argentina, Beker subraya que pese al último aumento del salario mínimo vital y móvil -escalonada hasta fin de año- éste no alcanza a satisfacer las necesidades de consumo de una familia tipo: “Todas las estimaciones privadas coinciden en que el costo de la canasta básica supera ampliamente el ingreso mínimo al ubicarse alrededor de los 1.500 pesos. Esto implica que aquellos que reciben sólo el salario mínimo son considerados pobres hoy por hoy”, dice.

Un estudio de Tu Salario indica que mientras la remuneración promedio de los trabajadores registrados creció un 88,2 por ciento entre el primer trimestre del 2006 e igual período de este año, hay nueve sectores en que los sueldos aumentaron más que el promedio: enseñanza; construcción; agricultura, ganadería, caza y silvicultura; explotación de minas y canteras; electricidad y agua; servicios sociales y de salud; servicios comunitarios, sociales y personales; servicio doméstico; y transporte, almacenamiento y comunicaciones.
En esos casos las alzas van desde el 90,6 al 104,5 por ciento. Con esos porcentajes, algunas actividades lograron reducir la brecha salarial con respecto a la remuneración media, pero a otras no les alcanzó. Entre las áreas cuyas mejoras salariales fueron menores al de la remuneración media están las inmobiliarias, el comercio, la administración pública y defensa, la intermediación financiera, la industria manufacturera, los hoteles y restaurantes, los empleadores no residentes y la pesca.

http://www.lmcordoba.com.ar/2009/09/15/nota198704.html

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Argentina tiene el salario mínimo más alto de Sudamérica?

Posted on 18 julio 2008 by hj

Publicado en http://www.diariogremial.com/noticiaCN150708.htm

Argentina se encuentra entre los países de Sudamérica que mejor retribuyen el trabajo registrado, pero entre los peores en premiarlo con días de descanso, de acuerdo con un estudio difundido por la Universidad de Belgrano.
Para el estudio, la Universidad de Belgrano explicó que realizó una comparación entre tres tipos de estándares laborales establecidos por ley en los diez países de Sudamérica: el salario mínimo, la cantidad máxima de horas ‘normales’ trabajadas por semana y la cuantía mínima de días de vacaciones que debe recibir anualmente un empleado.

El informe puntualizó que en materia de salario mínimo, Argentina supera al segundo, Paraguay, en apenas un 2,8 por ciento.

Ambas naciones tienen el mismo límite de tiempo normal de trabajo: 48 horas por semana.

Pese a haber experimentado una fuerte caída de su poder adquisitivo como consecuencia de la aceleración inflacionaria, el sueldo mínimo argentino continúa siendo el más alto de Sudamérica, destacó el documento académico.

Venezuela, Ecuador, Colombia, Chile y Perú se ubican en las siguientes posiciones, Brasil ocupa el octavo lugar y la última colocación le corresponde a Bolivia.

Con respecto a la cantidad de horas trabajadas, la legislación brasileña es, en la región, la que mejor retribuye el trabajo con tiempo de descanso, de acuerdo con el informe.

Las razones se hallan en que, por un lado, Brasil estableció, al igual que Perú, una cantidad mínima de tiempo de vacaciones de 22 días hábiles y, por el otro, dispuso un máximo de tiempo normal de trabajo de 44 horas semanales, cuatro menos que el límite impuesto por la nación incaica, que se ubica en el segundo lugar en esta tabla.

Uruguay completa el podio, mientras que Venezuela y Chile están cuarto y quinto, respectivamente.

Colombia ocupa el octavo puesto junto a Argentina, ya que ambas naciones comparten el límite máximo de horas normales trabajadas (48) y la cantidad mínima de vacaciones anuales (10 días hábiles).

Por último, la Universidad de Belgrano señaló que si se comparan los resultados de los países sudamericanos con los de España y Estados Unidos, las diferencias son más notorias: la retribución salarial que la ley norteamericana contempla es más del doble de la de Argentina, pero no establece una cantidad mínima de días vacacionales.

Por su parte, la legislación hispánica estipula un piso salarial un 24 por ciento mayor al que rige en Argentina y, además, una retribución de vacaciones de 22 días, mientras que establece una jornada de trabajo de 40 horas semanales.

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