EL hospital estatal psiquiatrico Borda implemento en 1991 una terapia original, fundó la primera radio del mundo conducida por pacientes y fue tan exitosa que rápidamente se replicó en varias partes del mundo. Su fama creció tanto que hasta el grupo Manu Chau grabó en el 2008 un disco con los pacientes que participan de esta experiencia.
Es el director de La Colifata, un proyecto de radio y TV en el que participan los pacientes del Hospital Neuropsiquiátrico José T. Borda, que este mes cumplió 18 años
«Locura es un estado de sufrimiento que por momentos se vive como un infinito». Desde esa idea trabaja, tratando de convertir ese dolor eterno en una valoración del presente. Se trata de Alfredo Olivera, creador de La Colifata , un proyecto de Radio y TV en el que participan los pacientes del Hospital Neuropsiquiátrico José T. Borda.
Alfredo es psicólogo, y comenzó con el proyecto cuando apenas era un estudiante. «Yo empecé a observar que la enfermedad mental no era sólo un problema psíquico, sino también social», cuenta. «Por eso pensé la radio como un intento de eliminar tanto los límites físicos del hospital, como los que imponen los prejuicios que se generan alrededor de la locura», explica.
Todo empezó con un antiguo grabador. Se sentó en el patio del hospital y le pidió a los pacientes que hablen «de la vida». Esas grabaciones se transmitían, en principio, en la FM comunitaria S.O.S. de San Andrés. De a poco, el proyecto fue tomando forma hasta convertirse en lo que es hoy: un espacio donde «los locos» crean lazos con la sociedad, y viceversa.
Con la ayuda de otras nueve personas que trabajan en el proyecto, más la colaboración de otras fundaciones y del músico franco español Manu Chao, La Colifata fue creciendo e influyendo cada vez más en la reinserción de los pacientes del Borda en la sociedad.
Incluso este año se grabó un material junto a Manu Chao bajo el nombre de Viva La Colifata . «Más que un disco, es un manual de filosofía en donde, con amor, se invita a la gente a participar de un espacio de reflexión sobre la vida en general», dice Alfredo. El material puede escucharse y descargarse desde la página web.
La alegría de haber festejado este mes los 18 años de La Colifata genera en Alfredo una paradoja. «Por un lado, me siento feliz de que todavía estemos acá, y de haber logrado tantas cosas, pero por otra parte, me entristece la poca atención que recibe la salud mental, la dificultad económica que tenemos para mantener el proyecto, y el estado de deterioro que vive el Borda», dice el psicólogo.
Pero cuando se le pregunta por los efectos que tantos años de trabajo con enfermos psiquiátricos tienen en su vida, lo resume en una sola palabra: satisfacción.
Es que la Colifata se convirtió en una herramienta terapéutica de reconocimiento mundial. La influencia en los pacientes se manifiesta en los números. En los últimos ocho años, este proyecto colaboró con la externación del 35 por ciento de los pacientes que asiste. «No es que curemos a la gente, sino que ayudamos a enfocar la salud mental desde una visión más integrada, colaborando con la reinserción del paciente en la sociedad», explica Alfredo.
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