Publicado en http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/cienciasalud/Nota.asp?nota_id=937313
Un trabajo liderado por científicos argentinos que hoy publica Science describe un mecanismo hasta ahora desconocido mediante el cual diferentes bacterias que producen infecciones perciben la luz azul, que toman como fuente de información para regular su ciclo de vida. El resultado del hallazgo causa asombro en la comunidad científica y marca un nuevo rumbo en la búsqueda de estrategias para contrarrestar enfermedades bacterianas, como la brucelosis, que sólo en la Argentina y Brasil genera pérdidas por más de 100 millones de dólares.
Si bien las evidencias indicaban que había una relación entre el crecimiento de la bacteria y la luz, la información disponible hasta el momento hacía impensable la participación de un sensor de luz, con un rol tan protagónico. «Creo que utilizamos el camino correcto para responder una pregunta que es hacer un experimento», dijo el doctor Gastón París, del Laboratorio de Inmunología Estructural y Molecular del Instituto Leloir.
«La Brucella se conoce desde hace 120 años, y nadie sospechó que fuera sensible a la luz», puntualizó el doctor Roberto Bogomolni, que desde hace 40 años investiga sistemas biológicos detectores de luz.
Como la Brucella se aloja en el interior de las células del animal o de los humanos, cabe preguntarse para qué le sirve este mecanismo. «Todo indica que las bacterias que contaminan los restos abortivos adquieren una mayor virulencia al quedar expuestas a la luz, lo que las prepara para infectar con mayor probabilidad de éxito al siguiente animal», señalaron los doctores Carlos Alberto Fossati y Pablo Baldi, también del Conicet.
Al solicitárseles su opinión sobre los resultados de la investigación, ambos especialistas expresaron que «el avance en el conocimiento de los mecanismos de los que se vale esta bacteria para infectar, invadir y enfermar a sus huéspedes será fundamental a la hora de diseñar nuevas estrategias para la prevención y erradicación de la brucelosis».Agencia CyTA-Instituto Leloir .