Así lo afirman especialistas del Programa de Prevención del Infarto en la Argentina, que depende de la UNLP. Señalan que cada vez más supermercados ofrecen en sus góndolas productos saludables y con precios accesibles
Galletitas, panificados, pastas, snacks y barritas de cereal son algunos de los productos que hoy en día se ofrecen en las góndolas de los supermercados argentinos con el rótulo “sin grasas trans”. De acuerdo a un estudio de la Universidad Nacional de La Plata, desde 2001 el país logró reemplazar el 55 por ciento de estas grasas malas que están presentes en los alimentos. Los resultados de este avance serán presentados hoy en un encuentro donde participarán científicos, funcionarios y empresarios de industrias alimentarias. El nuevo desafío es eliminarlas el 100%.
Los ácidos grasos trans, más conocidos como “grasas trans”, se forman durante la hidrogenación parcial de aceites vegetales líquidos para formar grasas semisólidas que se emplean en margarinas, aceites para cocinar y muchos alimentos procesados.
Estas grasas resultan atractivos para la industria debido a su tiempo de conservación prolongado y su mayor estabilidad durante las frituras. No obstante, han mostrado ser casi tan dañinas como las grasas saturadas para la salud del corazón: aumentan el colesterol y el riesgo de infarto, y algunas investigaciones afirman que, como impactan sobre la membrana celular, también estarían implicadas en distintos tipos de cáncer.
Así lo reconoció el médico Marcelo Tavella, director del Programa de Prevención del Infarto en la Argentina (Propia), que depende de la Facultad de Medicina de la UNLP. El especialista explicó a Hoy que hace varios años, desde el ámbito científico se recomendó a los empresarios del rubro alimenticio reemplazar la grasa animal (saturada) por la trans. Pero luego se comprobó que ésta tampoco era buena para la salud.
Actualmente, los expertos recomiendan el reemplazo de estas grasas por aceites alternativos que no provoquen daño.
Tavella, que se desempeña como profesor de Bioquímica en la facultad y es investigador del Conicet, comentó que actualmente se elabora en el país un aceite de girasol de “alto oleico” que, entre sus características, es químicamente muy estable, similar al de oliva, pero más barato. Este alimento es saludable y se utiliza para reemplazar a las grasas trans.
“Cada vez hay más empresas que preparan sus productos sin grasas trans.
Los médicos no tenemos que insistirles para que las reemplacen. Es como un
fenómeno de efecto dominó. Y el marketing tiene mucho que ver porque varias marcas llevan el rótulo en su envase”,
afirmó.
La jornada de hoy, denominada Entornos Saludables y Grasas Trans es organizada por el Propia y se desarrollará en la Biblioteca Nacional, de Capital Federal. Se espera la presencia de la ministra de Salud nacional, Graciela Ocaña; el presidente de la UNLP, Gustavo Azpiazu; especialistas, representantes de la industria y de la Organización Panamericana de la Salud.
En el encuentro se explicará cómo Argentina logró, desde 2001, reemplazar el 55 por ciento de las grasas trans de los alimentos. Tavella destacó que la reducción en el consumo de estas grasas malas fue posible, fundamentalmente, modificando el entorno del individuo que ahora puede conseguir en las góndolas productos saludables y con precios accesibles.
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