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Hallan un tipo de arcilla que permite limpiar ríos contaminados

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Hallan un tipo de arcilla que permite limpiar ríos contaminados

Posted on 06 febrero 2009 by hj

Extrae los fungicidas que se vierten en el Sur después del proceso de lavado de frutas.Trabajo de científicos de La Plata

 

 

Hallan que un tipo de arcilla permite limpiar ríos contaminados
Microfotografía de las arcillas utilizadas para extraer los fungicidas de los ríos en el Sur Foto: Gentileza CIC
 

 

Irene Maier
Para LA NACION

 

Los fungicidas son productos agroquímicos que, si llegan a las aguas, constituyen un peligro para los seres humanos y para los organismos animales y vegetales que habitan el ecosistema. Una de las regiones en riesgo es el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, porque en las plantas empacadoras se rocían las frutas con un fungicida llamado tiabendazol antes de embalarlas para conservarlas hasta la venta.

Los lugares donde se efectúa la pulverización son lavados para limpiar los excedentes del fungicida y el agua se vierte en canales que llegan a los ríos Limay, Neuquén y Negro. Esta práctica está produciendo su contaminación, afectando incluso a algunas napas de agua.

Para solucionar este problema, la doctora Rosa Torres Sánchez, del Centro de Tecnología de Recursos Naturales y Cerámica (Cetmic) de La Plata, e integrantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Comahue propusieron usar materiales arcillosos para extraer el fungicida de las aguas de lavado de las empacadoras. Esto originó una investigación cuyos resultados muestran que las arcillas denominadas «montmorillonitas», provenientes de yacimientos de las provincias de Río Negro y Neuquén, pueden ser utilizadas para retener las moléculas de tiabendazol del agua contaminada.

Las montmorillonitas son muy eficaces para capturar iones metálicos y moléculas orgánicas que tengan carga eléctrica positiva. Eso se debe a que las partículas de esa arcilla están compuestas por numerosas laminillas microscópicas, cuya superficie está cargada negativamente en forma natural y atrae a átomos y moléculas que tienen un exceso de carga positiva. Como la distancia entre las láminas tiene cierta capacidad de expansión, las moléculas pueden introducirse entre ellas y quedar retenidas por fuerzas electrostáticas (fenómeno de adsorción).

«Las moléculas de tiabendazol tienen carga positiva y comprobamos en el laboratorio que son atrapadas por las montmorillonitas. Con el método de difracción de rayos X medimos la expansión del espacio interlaminar y encontramos que el fungicida cubre la superficie de las láminas con una capa de una molécula de espesor. También determinamos que la adsorción máxima se obtiene cuando la arcilla está en agua neutra o ligeramente ácida», explica la doctora e ingeniera María Bárbara Lombardi, jefe de la Planta Piloto del Cetmic, que depende de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Dado que la acidez óptima para este proceso corresponde a las condiciones naturales de los ríos, no se requieren agregados químicos. Tampoco se necesitan tratamientos especiales, ya que los yacimientos patagónicos de montmorillonitas son de alta pureza.

El tiempo de contacto del agua contaminada con las arcillas, que asegura la retención del fungicida, es cercano a las 24 horas. Para comprobar si el proceso de adsorción es estable, se colocaron en agua limpia partículas de arcilla que habían retenido tiabendazol. Al mes, no se detectaron moléculas del fungicida en el líquido, lo que indica que no se adsorben en el corto plazo y que la arcilla ya utilizada podría almacenarse en tanques al aire libre, sin riesgo de contaminación de napas.

«Nuestro estudio también resolvió en el laboratorio problemas que pueden presentarse en la práctica. Debido al pequeño tamaño de las partículas de montmorillonita, ellas permanecen en suspensión en el agua de los recipientes de purificación. Para extraerlas del líquido una vez usadas, determinamos qué sustancias químicas agregar para que precipite la arcilla. Así se obtiene un barro que puede ser removido y almacenado», detalla la doctora Torres Sánchez, investigadora del Conicet.

Otra alternativa propuesta es colocar la arcilla en un recipiente largo, en forma de columna, y agregar un material inerte que aumenta la tortuosidad del camino que debe hacer el agua. De esta forma se aumenta el tiempo de contac¬to con la arcilla, antes de llegar al río. Este dispositivo fue probado con éxito en el laboratorio y sólo debería ser adaptado a cada planta empacadora en particular o a otras industrias que utilizan tiabendazol y lo vierten a las aguas.

Los fungicidas son productos agroquímicos que, si llegan a las aguas, constituyen un peligro para los seres humanos y para los organismos animales y vegetales que habitan el ecosistema.

Una de las regiones en riesgo es el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, porque en las plantas empacadoras se rocían las frutas antes de embalarlas con un fungicida llamado tiabendazol, a fin de conservarlas hasta la venta. Los lugares donde se efectúa la pulverización se lavan para limpiar los excedentes del fungicida y el agua se vierte en canales que llegan a los ríos Limay, Neuquén y Negro. Esta práctica está produciendo su contaminación y afectando, incluso, algunas napas de agua.

Para solucionar el problema, la doctora Rosa Torres Sánchez, investigadora del Centro de Tecnología de Recursos Naturales y Cerámica (Cetmic) de La Plata, junto con integrantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Comahue, propusieron utilizar materiales arcillosos para extraer el fungicida de las aguas de lavado de las empacadoras.

Eso originó una investigación, cuyos resultados muestran que las arcillas denominadas montmorillonitas, provenientes de yacimientos de las provincias de Río Negro y Neuquén, pueden ser utilizadas para retener las moléculas de tiabendazol del agua contaminada.

Resultados concluyentes

Las montmorillonitas son muy eficaces para capturar iones metálicos y moléculas orgánicas que tengan carga eléctrica positiva. Esto se debe a que las partículas de esta arcilla están compuestas por numerosas laminillas microscópicas, cuya superficie está cargada negativamente en forma natural y atraen átomos y moléculas que tienen un exceso de carga positiva.

Como la distancia entre las láminas tiene cierta capacidad de expansión, las moléculas pueden introducirse entre ellas y quedan retenidas por fuerzas electrostáticas (fenómeno de adsorción).

«Las moléculas de tiabendazol tienen carga positiva, y comprobamos en el laboratorio que son atrapadas por las montmorillonitas. Con el método de difracción de rayos X, medimos la expansión del espacio interlaminar y encontramos que el fungicida cubre la superficie de las láminas con una capa de una molécula de espesor. También determinamos que la adsorción máxima se obtiene cuando la arcilla está en agua neutra o ligeramente ácida», explica la doctora e ingeniera María Bárbara Lombardi, jefe de la Planta Piloto del Cetmic. El Cetmic depende de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Debido a que el grado de acidez óptimo para el proceso corresponde a las condiciones naturales de los ríos, no se requieren agregados químicos, característica que lo simplifica. Otra ventaja es económica, ya que los yacimientos patagónicos de montmorillonitas tienen alta pureza y no se necesita hacer tratamientos especiales para utilizarlas.

El tiempo de contacto del agua contaminada con las arcillas, que asegura la retención del fungicida, es cercano a las 24 horas. Para comprobar si el proceso de adsorción es estable, se colocaron partículas de arcilla que habían retenido tiabendazol, en agua limpia.

Al cabo de un mes, no se detectaron moléculas del fungida en el líquido, lo que indica que no se desorben en el corto plazo y que la arcilla ya utilizada podría almacenarse en tanques al aire libre, sin riesgo de contaminación de napas.

En la práctica

«Nuestro estudio resolvió también en el laboratorio problemas que pueden presentarse en la práctica -detalla la doctora Torres Sánchez, investigadora del Conicet-. Debido al pequeño tamaño de las partículas de montmorillonita, ellas permanecen en suspensión en el agua de los recipientes de purificación. Para extraerlas del líquido una vez usadas, determinamos qué sustancias químicas agregar para que precipite la arcilla. Así se obtiene un barro que puede ser removido y almacenado.»

Otra alternativa propuesta es colocar la arcilla en un recipiente largo, en forma de columna, y agregar un material inerte que aumenta la tortuosidad del camino que debe hacer el agua. De esta forma, se aumenta el tiempo de contacto con la arcilla, antes de llegar al río.

Ese dispositivo fue probado con éxito en el laboratorio y sólo debería ser adaptado a cada planta empacadora en particular o a otras industrias que utilizan tiabendazol y lo vierten a las aguas.

Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires

 

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1096978

 

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Lanzaron un satélite argentino construido totalmente en la Universidad del Comahue

Posted on 16 julio 2007 by hj

Ayer, poco después de las 9:20 hora de India, fue llevado a cabo de manera exitosa el lanzamiento del satélite educativo Pehuensat-1 a bordo del cohete PSLV-C7.

Dicho cohete, que transporta otros tres satélites, despegó de la base de lanzamiento de Satish Dawan, en la costa este de la India, llevando al Pehuensat-1 a una órbita de 640 km de altura. El satélite educativo argentino viajó a la órbita a más de 7,5 kilómetros por segundo, aproximadamente 27.140 kilómetros por hora.

Dicho satélite, es fruto de más de 5 años de trabajo de profesores y estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Comahue, bajo la dirección del Dr. Jorge Lassig, responsable del Programa Pehuensat en dicha universidad y el Ing. Pablo de León, integrante de la Asociación Argentina de Tecnología Espacial (AATE),

En octubre pasado el Pehuensat-1, de sólo 6 kilogramos de peso fue llevado al Centro de Lanzamiento de Sriharikota, India, por el ingeniero Pablo de León, director de lanzamiento del proyecto, el ingeniero Juan Quiroga, profesor de Ingeniería Electrónica de la Universidad Nacional de Comahue y alumnos recientemente graduados de la carrera de Ingeniería Electrónica de dicha Universidad. Allí se realizaron las pruebas finales de seguridad y se colocó al satélite argentino en el cohete Polar Satellite Launch Vehicle (PSLV).

“Para diseñar, construir y desarrollar este satélite hemos trabajado durante más de 5 años con un equipo de 17 docentes y 44 estudiantes de la Universidad ” comentó Lassig, quien explicó que este proyecto tiene como finalidad educar en tecnología espacial en Argentina.

Asimismo, Pablo de León, quien se desempeña como especialista en el diseño de trajes espaciales en la Universidad de North Dakota en los Estados Unidos, manifestó que “la India tiene un excelente programa espacial”.

El Pehuensat-1 tiene finalidad educativa

El satélite servirá para comunicar escuelas y universidades de todo el país y el mundo, ya que sus mensajes serán transmitidos en diferentes idiomas, entre los que se encuentran el Español, Inglés e Hindi.

Posee un ingenioso sistema que permite ser captado usando simplemente un receptor de radioaficionado en la frecuencia correcta, en el momento en que el satélite sobrevuela la zona, dicha frecuencia es de uso público, permitiendo así el libre acceso a la información que transmite.

El Pehuensat-1 estará en el espacio en órbita terrestre a más de 600 km de altura y viajará alrededor de la Tierra a más de 25 mil kilómetros por hora, permaneciendo en órbita durante varios años.

Cabe recordar que este satélite, el segundo de tipo educativo diseñado y construido totalmente en la Argentina, abre una nueva etapa en la educación espacial del país, permitiendo a estudiantes de carreras afines, prepararse en el campo espacial en Argentina.

“La formación de recursos humanos en el área espacial que generó el Pehuensat-1 permitió que la Universidad Nacional de Comahue cuente hoy día con la infraestructura necesaria para la creación de futuros satélites” comentó Lassig, quien también se refirió a un programa de desarrollo que “posibilitará múltiples sistemas para impulsar nuevas y diversas misiones espaciales”.

Esto jerarquiza y posiciona a la Universidad Nacional del Comahue como una de las pocas instituciones de altos estudios del país donde se desarrollan investigaciones espaciales y la primer Universidad Nacional de Argentina que desarrolló y lanzó un satélite propio.

CRONICA CRV

http://www.nuestromar.org/noticias/ciencia_tecnologia_y_educacion012007_exitoso_lanzamiento_del_satelite_argentino_pehuensat_1

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