El fallo es inédito y está basado en el afecto. La Justicia autorizó a una mujer a donarle un riñón a su cuñado, para intentar salvarle la vida.
Los fallos judiciales suelen apoyarse en enseñanzas doctrinales, deducciones académicas y tecnicismos. Este no, se basa en los sentimientos.
Los magistrados suelen tardar años en tomar una decisión. Este no, tuvo la solución en 10 días.
Y los cuñados, en el terreno de los prejuicios, pueden resultar celosos o distantes de quien llega a la familia desde afuera. Estos no, se quieren como hermanos.
Semejante conjunción de circunstancias atípicas llevó a una situación inédita en el país: la Justicia autorizó a una mujer a donarle un riñón a su cuñado, para intentar salvarle la vida.
La decisión, a la que Clarín tuvo acceso exclusivo, fue adoptada el miércoles por el juez federal Marcelo Wathelet y permitirá que antes del invierno se realice la intervención.
«Cabe reconocer en la señora donante una gran generosidad, sólo inspirada en su profundo cariño por su cuñado», escribió el juez, luego de analizar los informes médicos, psicológicos y sociales que avalaron la determinación.
La ley prohibe la donación en vida entre personas que no son parientes de sangre. Es una limitación que apunta a evitar el comercio de órganos. Pero en casos excepcionales, la Justicia lo ha permitido: hubo donación de hígado o riñón entre amigos.
Esta vez, la mujer que se presentó en Tribunales pidió que se tomara en cuenta la situación de deterioro físico de su familiar político. Pero también alegó el «profundo afecto» que siente por sus sobrinos, los dos hijos de él, a quienes quiere ver felices y jugando con su papá como hasta hoy.
El hombre es hincha de Huracán. Tiene 42 años y hace cuatro que está en lista de espera del INCUCAI para un trasplante renal. Su esposa, Andrea, es una abogada que conmovió con su relato a los funcionarios de la Justicia.
Ellos le respondieron con una velocidad de procedimientos pocas veces vista. Enseguida. convocaron a médicos forenses, que dijeron que «la falta de donantes cadavéricos hace necesario que se recurra a los donantes vivos». Llamaron a una asistente social, que constató el «sólido vínculo» entre la donante y el paciente. Y consultaron al INCUCAI, que explicó que hay 4.700 personas en esa lista de espera y que el paciente había participado ya de dos operativos de trasplante renal que resultaron frustrados.
Con esos informes, y las constancias médicas sobre la compatibilidad entre ambas personas, el juez avaló el trasplante.
Hasta aquí lo que dicen los papeles. Pero la historia de afecto es más grande aún, según detalles que obtuvo Clarín. Ella, la donante, aún amamanta a su bebé. Y tiene otras dos hermanas dispuestas a donar un riñón para salvarle la vida al cuñado.
