El creador de la saga «El Padrino» festejará el cumpleaños con su última película terminada y a punto de llegar a los cines. El director estadounidense rodó en locaciones de la Capital Federal y la Patagonia con actores argentinos y extranjeros.

El elenco a pleno de «Tetro», la última película de Coppola filmada en la Argentina.
Con grandes éxitos y enormes fracasos en su carrera, Coppola ha sabido sobreponerse a todo ello y, entre películas de encargo y proyectos personalísimos, se ha construido una de las carreras más eclécticas e interesantes de Hollywood.
Nacido en Detroit el 7 de abril de 1939, en el seno de una familia de origen italiano, es hijo de Italia Pennino y del compositor y director de orquesta Carmine Coppola, que colaboró en algunas de las bandas sonoras de sus películas.
Trasladada la familia a Nueva York, Coppola pasó su infancia en Queens y a los 9 años cayó enfermo de poliomielitis, enfermedad que le mantuvo un año en la cama, periodo durante el cual se entretenía creando obras para marionetas y películas familiares en Súper 8.
Tras una par de trabajos en los que no llamó especialmente la atención, llegó «The Godfather» (El padrino), en 1972, una joya del cine, que marcó un antes y un después en los filmes sobre la mafia y que es considerada la segunda mejor película de la historia por el Instituto de Cine Americano, sólo superada por «Citizen Kane».
Eso le permitió rodar a continuación «La Conversación», un cambio radical de género, que fue su primer gran fracaso comercial pero que fue bien recibida por la crítica (ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes) y que con el paso de los años se considera una de sus mejores películas.
En 1974 llegó «The Godfather. Part II», que a pesar de que recaudó mucho menos que la primera, consiguió tres Oscar (el primero de Coppola como director, así como el de mejor película y guión) y le permitió meterse en un proyecto que iba a acabar siendo una auténtica pesadilla.
El rodaje de «Apocalypse Now», fue un infierno en el que se sucedieron todos los problemas, técnicos, económicos, personales y climatológicos, imaginables. El presupuesto se disparó, el protagonista, Martin Sheen, sufrió un infarto, los decorados quedaron destrozados por una tormenta tropical, el rodaje se eternizó y las labores de postproducción no se quedaron atrás.
Pero tras este complejo proceso, Coppola se metió en uno no menos complicado. El rodaje de la película que le iba a cambiar su trayectoria profesional: «Golpe al Corazón», un musical que fue un gigantesco fracaso comercial.
Coppola perdió sus estudios, su casa y su patrimonio y tuvo que aceptar trabajos de encargo para poder pagar las deudas, como «The Cotton Club» o «Peggy Sue», aunque también tuvo tiempo para realizar filmes tan estupendos como «La Ley de la Calle» y «Los Marginados».
Sin salir aún de sus crisis económica decidió realizar la tercera parte de «The Godfather. Part III» (1990), mucho menor que las dos primeras en cuanto a calidad y ambiciones, que es recordada más por la mala actuación de su hija Sofía que por sus propios méritos o deméritos.
«Drácula» (1992), «Jack» (1996) o «The Rainmaker» (1997) fueron algunos de sus siguientes trabajos, en los que siguió mostrando su genio pero no deslumbrando como antaño.
Ahora, a la espera del estreno de «Tetro», la película filmada enteramente en la Argentina, Coppola se dedica también a la producción, como por ejemplo de las películas de su hija, que ha demostrado un gran talento como directora, así como a la hostelería y a la restauración.
Aunque tiene claras sus prioridades. «Amo el cine, me gustan otras cosas como el vino y la comida, pero el cine es mágico y eterno. Siempre aprendes cosas buenas».