Una superproducción autóctona
«Le tengo mucho afecto a este trabajo -dice Rabinovich- porque está hecho totalmente en el Ibyme, donde nos sentimos muy bien y podemos investigar en un ambiente de absoluta tranquilidad y libertad.»
Más allá de obstáculos burocráticos ya tradicionales en el país, como los problemas para importar reactivos y ratones knockout (los que carecen de algún gen en particular) para probar las hipótesis de los científicos, todos trámites que llegaron a tardar varios meses y retrasaban el progreso de la investigación, el trabajo sobre los mecanismos de tolerancia del sistema inmunológico fue posible gracias al esfuerzo y la dedicación de científicos y benefactores que el investigador no quiere dejar de mencionar.
En primer lugar, la Fundación Sales, que ya aportó a sus estudios en torno de la galectina-I casi un millón de dólares en drogas, equipos, becas y viajes.
El doctor Eduardo Charreau y los investigadores del Ibyme, les cedieron a Rabinovich y su grupo el espacio que ocupaba la biblioteca Bernardo Houssay para que trasladara allí su laboratorio.
La Agencia de Promoción Científica y Tecnológica, la Fundación Fiorini, y las familias Ferioli y Ostry aportaron subsidios y donaciones.
El primer autor y protagonista clave del estudio es Juan Martín Ilarregui, y también participaron Diego Croci, Germán Bianco, Marta Toscano, Mariana Salatino y Juan Stupirski, todos becarios o investigadores del Ibyme.
Además, contaron con la colaboración de los doctores Jorge Geffner y Mónica Vermeulen, de la Academia Nacional de Medicina.
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