Esa empresa recuperada, que integra el Complejo Industrial Naval Argentino estuvo, tras su quiebra de 1999 hasta hace dos años, en manos de sus trabajadores
Se reparan desde barcazas hasta petroleros, submarinos y el rompehielos Almirante Irizar.Por Ernesto de Paola
Como en otras áreas estratégicas del aparato industrial nacional, donde la capacidad tecnológica ocupa un papel relevante, Tandanor registró su creación en la década del ’70, sobre la base del reagrupamiento de los talleres del ex Arsenal Naval de Buenos Aires (Puerto Nuevo) y de la ex Tarena (Talleres de Reparaciones Navales), ubicado en Costanera Sur.
Durante este año las cuatro gradas de Tandanor, entre las cuales se mueve el Syncrolift, que es una gigantesca plataforma elevadora de naves de hasta 15.000 toneladas que fuera incorporada en 1978, habrán completado la reparación de un total de 120 buques de distinto tonelaje.
De ese número de naves cerca del 40% son de bandera extranjera, un 33% estatales y grises (militares) y el porcentaje restante pertenece a buques de armadores nacionales. Entre los grises hoy se aprecia la silueta del aviso Comodoro Rivadavia, que es un barco especializado en la reparación y mantenimiento de balizas marinas y fluviales.
Tras la década del ’90, en que el gobierno de aquel entonces había resuelto encarar una política de privatizaciones a ultranza, a partir de la quiebra en 1999 de una sociedad anónima de existencia efímera (Indarsa), las gradas de Tandanor estuvieron en manos de sus trabajadores, que son propietarios del 10% del capital social.
Ese astillero, si bien funciona como una sociedad del Estado, sobrevive con el producto de su propia generación de recursos al punto de registrar una facturación de $150 millones al año.
En esa cifra no se incluye el presupuesto de tareas especiales como la reparación del rompehielos “Almirante Irízar”, que tendrá un costo de $368 millones y cuyos cuatro nuevos generadores eléctricos principales (M.A.N.) se embarcaron esta semana desde Alemania.
SALTO. El mayor salto empresarial de Tandanor sobrevino en el 2007 cuando el ex presidente Néstor Kirchner suscribió el decreto 315/07 para luego resolverse su reagrupamiento con la fábrica de submarinos Almirante Storni (ex Domeq García), que en veinte años de existencia nunca llegó a botar ningún sumergible.
Sin embargo, hoy en día, en las gradas del Storni se encaró la compleja tarea de reposición de mamparos y paneles planos del “Irízar”, que, como toda labor de reacondicionamiento de un buque incendiado, es de mayor complejidad que la construcción de una nueva embarcación.
También en el Storni ingresó, en octubre del 2008, el submarino “San Juan” para realizarse el corte total de su estructura, cuyas partes en enero del 2011 volverán a soldarse una vez que haya concluido la tarea de reubicación de sus cuatro motores, que serán acondicionados a nuevo.
La ejecución de la extensión de la vida útil del “San Juan” se finalizará en septiembre del 2011.
Cabe recordar que una anterior tarea similar ejecutada en el submarino “Santa Cruz” se debió contratar en 1998 a los astilleros del Arsenal Naval de Río de Janeiro, por la desarticulación productiva de casi toda la actividad naval nacional.
Con una dotación de 500 trabajadores y técnicos, en los astilleros de Tandanor y Storni, agrupados en un conjunto fabril identificado por el Ministerio de Defensa como Complejo Industrial Naval Argentino (CINAR),?se encaró recuperar a pleno el potencial tecnológico “políticamente resignado” en la década del ’90.
El desafío de la reparación y actualización tecnológica del “Almirante Irízar” –que hoy en día registra un avance físico del 45%– y en las tareas de extensión de la “media vida” del “San Juan” –en cuyas labores se ocupan más de 60 técnicos y operarios de alta especialización– configuran los mayores desafíos del potencial de realización productiva esperado del CINAR.
Claro que en el reacondicionamiento del “Irízar” –que fuera construido en 1978 por el astillero finlandés Vartsila– el CINAR cuenta con el soporte de la supervisión del astillero español Sener, que se contrató a modo de reaseguro de las tareas que se desarrollan.
A partir del desmantelamiento operado en la década del ’90, en los últimos tres años el CINAR incorporó en sus instalaciones nuevas máquinas, herramientas y equipos que permitieron asumir los desafíos de las reparaciones encomendadas por el Ministerio de Defensa.
El esfuerzo más notorio estriba en que la labor productiva de Tandanor reportará este año un saldo positivo en el balance de ese astillero de una cifra no menor a los $6 millones.
http://www.elargentino.com/nota-107700-seccion-107-La-estatal-Tandanor-repara-unos-120-buques-al-ano-.html