Fue por efecto de la devaluación de las monedas respecto del dólar, incluido el peso. Pasó de u$s180.460 M en junio a u$s174.462 M tres meses después
Muchas veces se dice que «toda crisis genera oportunidades», y eso es lo que muestran las últimas cifras de la deuda del sector público en su conjunto, tanto interna como externa.
A esa conclusión se llega luego de la lectura de las estadísticas actualizadas de la Secretaría de Finanzas de la Nación, al 30 de septiembre, que dieron cuenta de compromisos financieros acumulados por el Estado por u$s145.707 millones en situación regular y u$s28.755 millones que aparecen como «deudas no ingresadas al canje» en 2005.
Más allá de que según las cuentas de la Secretaría de Hacienda el Estado logró el último año nuevamente un ahorro fiscal equivalente a poco más de tres puntos porcentuales del Producto Bruto Interno (PBI), la causa principal de la disminución de la deuda bruta en más de dos puntos del PBI de todo el año en apenas tres meses fue la crisis internacional.
El análisis de flujos de ingresos y egresos en el tercer trimestre que hicieron los técnicos a cargo de Hernán Lorenzino muestra que por efecto de la devaluación de las principales monedas respecto del dólar, incluido el peso, el nivel de endeudamiento se contrajo en u$s6.324 millones, mientras que el efecto neto de la mejora de las finanzas públicas fue de sólo u$s804 millones.
Por el contrario, siempre de acuerdo con los datos oficiales, se incrementó en u$s946 millones, por influencia del ajuste por inflación de la deuda nominada en pesos, que representa 40,9% del total de los compromisos financieros internos y externos del sector público en su conjunto.
Por ahora sólo un efecto contable
Semejante contracción de los compromisos financieros no tuvo impacto monetario, ni sobre las reservas, porque respondió fundamentalmente a los cambios en los criterios de valuación, determinados por las variaciones de las paridades cambiarias, como a la aplicación del CER.
De ahí que si en algún momento se revierte el ciclo de devaluaciones de las monedas, incluido el peso, por efecto de la recuperación de la confianza y salida de la crisis financiera internacional, se asistirá al movimiento inverso, porque la mayor parte de los compromisos están contraídos con el resto del mundo, o nominados en moneda extranjera.
Por eso observan muchos economistas que en estos tiempo de devaluaciones y caídas de las tasas de interés hubiera sido oportuno contar con recursos fiscales excedentes para poder cancelar deuda en forma efectiva, y no sólo contable, porque en perspectiva el costo del dinero deberá aumentar y muchas divisas tenderán a recuperar parte del valor histórico, generando efectos opuestos a los que ahora muestran las finanzas del sector público en su conjunto.
Desde principios de año, por el contrario, el total de la deuda antes de considerar los u$s28.630 millones no ingresados al canje, se elevó en u$s978 millones, pese a que en términos reales se achicó en u$s3.634 M, por efecto de la inflación doméstica que devengó el equivalente a u$s3.716 millones y u$s576 millones por capitalización de bonos, en tanto que las diferencias de cambio sólo restaron el equivalente a u$s212 millones.