Mientras estudiaba en la facultad, el argentino Gastón Frydlewski observó cómo muchas personas a su alrededor tenían problemas con los cordones. Así fue que comenzó a pensar en un nuevo concepto que rompía con la tradicional sujeción de calzados. El resultado fue «Hickies», un innovador sistema de bandas elásticas que permite transformar cualquier zapatilla en una especie de pantufla. Pero para que su proyecto fuera una realidad Gastón debió golpear cientos de puertas y derribar varios prejuicios. Hace cuatro años renunció a su trabajo en el J.P. Morgan, y junto a su esposa, se mudó a Nueva York «atado» a la ilusión de darle vida a «Hickies».
Mariquel Waingarten y Gastón Frydlewski . Por: Juan Pablo Marino
Periodista: ¿Cómo se gestó la idea de Hickies?
Gastón Frydlewski: Yo era un adolescente que nunca se ataba las zapatillas y dejaba las puntas de los cordones colgando. Y fui viendo que casi todo el mundo tenía problemas con los cordones. Por ejemplo, los padres con sus niños, los escolares, los deportistas, mujeres embarazadas, que no se podían atar porque no llegaban a agacharse, lo mismo las personas mayores o con alguna discapacidad. Así me di cuenta que muchos odiaban los cordones, pero no había nada para reemplazarlos.
P.: ¿Cómo se le ocurrió el diseño?
G. F.: Creé un sistema modular que rompía con el concepto de que los cordones tenían que ser de una sola pieza. Con Hickies vos unís un par de ojales en forma independiente del próximo par de ojales. Se trata de un nuevo paradigma en sujeción de calzados porque los podés combinar más o menos ajustado. Así se puede transformar cualquier zapatilla en una «pantufla».
P.: La idea la tenía muy clara, ¿pero cómo la ejecutó?
G. F.: Tras gestar la idea en 2002, comenzó un proceso de 7 años de mucho esfuerzo y perseverancia, que se dio en medio de mis trabajos en Telefónica y en el JP Morgan. En ese lapso pedí dinero prestado a mi mamá con el cual convencí a un estudio de diseño para desarrollar la idea. Luego patenté la idea en EE.UU. Esto me llevó varios meses.
P.: ¿Y cómo siguió?
G. F.: Me llevó otro año para realizar los prototipos, y otros 4 para buscar materiales. Así me fui convirtiendo en un experto en materiales: desde llamar a fábricas en China, hasta ir a las oficinas de Bayern, donde me hacía pasar por un estudiante sólo para llegar al gerente de materiales. Con mi sueldo en el banco iba financiando el proyecto.
P.: Aún restaba uno de los procesos más importantes, el financiamiento…
G. F.: Justo llegó 2008, el año de la crisis, en el cual nadie le prestaba dinero a nadie, por eso tuve que seguir esperando. En ese tiempo, me puse de novio con Mariquel, quien era una emprendedora y tenía un hotel boutique en Las Cañitas. Luego ya casados nos dimos cuenta de que la forma en la cual la sociedad estaba diseñada iba en contra de nuestros valores: trabajar todo el día, y al final de la jornada nunca lográs pasar el tiempo que deseás con tu familia. Entonces, en 2011 Mariquel vendió el hotel, yo renuncié al banco y nos fuimos a Nueva York a lanzar la compañía.
P.: ¿Por qué a EE.UU.?
G. F.: Conocía Nueva York de mi etapa en el JP Morgan y nos parecía un muy lindo lugar para vivir una aventura. Además tenía el ecosistema perfecto para una empresa de consumo, porque si vos lográs cierta notoriedad acá, tiene un impacto global.
P.: ¿Cómo dieron el puntapié inicial del proyecto?
G.F.: En 2012 decidimos lanzar la compañía en Kickstarter, una plataforma de crowdfunding. Teníamos el objetivo de juntar u$s 25.000, y conseguimos u$s 160.000. Además, habíamos prevendido en sólo 45 días 10.000 packs de Hickies. Al mismo tiempo hicimos una pequeña ronda de inversión.
P.: ¿Lograron el objetivo propuesto al comienzo de instalarlo?
G.F.: Así es, Hoy tenemos la compañía basada en Nueva York, contamos con oficinas en Suiza, fabricamos en Ciudad Juárez, México, y distribuimos en 50 países de los cinco continentes. En estos últimos tres años ya vendimos casi 2 millones de packs de Hickies para cada par de zapatillas.
P.: ¿Qué estrategias de marketing implementaron para expandirse?
G.F.: Hicimos promociones en maratones, colaboraciones con la cadena de gimnasio más grande de EE.UU. También celebrities de Hollywood, y de todo el mundo, como los actores Hugh Jackman, Chloë Moretz, o la modelo brasileña Alessandra Ambrosio empezaron a usarlos.
P.: ¿Cómo se dividieron los roles con su esposa?
G. F.: Mariquel se ocupa con todo lo que tiene que ver la empresa hacia afuera, marketing, comunicación, prensa. Y yo me encargo de las finanzas, la operatoria, las ventas. Es un buen complemento. Las estrategias las definimos los dos, ella tiene mucha sensibilidad a la hora de entender a los clientes.
P.: ¿Qué fue lo que más le llamó la atención en el consumo mundial del producto?
G.F.: Nos sorprendió el interés proveniente de Japón. Al principio no sabíamos por qué era. Luego entendimos que los japoneses tienen que ponerse y sacarse el calzado cada vez que entran a un lugar, entonces la funcionalidad de transformar cualquier zapatilla en una especie de pantufla es clave para ellos. Otra situación que nos sorprendió es que con Hickies ayudamos a mucha gente con algún tipo de discapacidad, y a personas que tienen autismo. Hoy en día nos llegan comentarios de usuarios que dicen que les cambiamos la vida y eso es supergratificante.
P.: ¿Cómo se manejan con las falsificaciones?
G.F.: Contamos en el mundo con más de 50 patentes y tenemos un abogado especialista en el tema. Todo el tiempo aparecen copias, por ejemplo en China, en Europa del Este, y hasta en Argentina, pero actuamos rápido para darlas de baja, les iniciamos juicio, y les sacamos dinero. Hoy en día la cuestión legal nos genera ingreso.
P.: ¿En Argentina se pueden conseguir los Hickies?
G.F.: Sí, pero de forma limitada. El gran despliegue será en febrero o marzo del próximo año, a través de una marca conocida de calzado deportivo.
P.: ¿Cuál es el balance que hace de los frenéticos cuatro años?
G.F.: Hickies es lo más difícil que hice en mi vida y lo que más trabajo me llevó. Poniéndolo en perspectiva desde el inicio, no puedo creer lo que logramos con Mariquel, es increíble.
P.: ¿Qué proyecta para el corto y medio plazo?
G.F.: Yo siempre admiré lo que logró Havaianas, al «brandear» un commodity, como lo es la ojota. Veo que el potencial de Hickies es ser como una havaiana. Para eso constantemente estamos buscando cerrar rondas de inversión para financiar el crecimiento. Tenemos de hecho a una de las tres grandes marcas de calzado, que se sumó a nuestra empresa como inversor.
Hickies en números
• Casi dos millones de packs vendidos en tres años.• Se distribuyen en 50 países.• Cuenta con 20 empleados.• Cada pack se vende a 15 dólares en EE.UU. y a 15 euros en Europa.
Fuente: Ambito
http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=816428