El Araray no figuraba en la flora argentina
César Sánchez Bonifato
Para LA NACION
POSADAS.? Un equipo de biólogos de las universidades nacionales de Misiones y del Nordeste halló un árbol que no figuraba en el nomenclador de la flora argentina.
Se trata del araray, una planta de origen amazónico hallada en el sur misionero y en el nordeste de Corrientes, según lo confirmó la Sociedad Argentina de Botánica en la última edición de su boletín.
El informe, realizado por los investigadores Manuela Rodríguez, Alicia Cardozo, José Luis Fontana, David Iriart y Ernesto Krauczuk, describe que el árbol suele medir hasta 40-45 metros de altura y puede alcanzar hasta 180 centímetros de diámetro. Hasta ahora, se lo ubicaba sólo en América del Norte, Central y, especialmente, en la cuenca amazónica sudamericana.
El araray forma bosques densos, en los que es la planta dominante. Es de hojas perennes y los ejemplares encontrados en el Nordeste tienen 25 metros de altura. Poseen un tronco único, una copa redondeada y densa. La corteza es grisácea con surcos longitudinales y profundos.
«En la Argentina, el araray crece en las selvas higrófilas (ambiente húmedo) del río Paraná y en los bordes de esteros con poblaciones fragmentadas en Corrientes», comentó el técnico Krauczuk, del ministerio provincial. Crece mejor en suelos arcillosos y húmedos.
Aquí fueron localizados en el peñón del Teyú Cuaré (cueva de lagarto, en guaraní), a la vera del Paraná, cerca del pueblo de San Ignacio. Figura en varios cuentos de Horacio Quiroga y también se los halló en los humedales correntinos de Ombú Chico y en los Esteros del Iberá, cerca de Ituzaingó.
De gran valor
Según informaron los expertos, la importancia económica del araray está en su madera dura, no demasiado pesada y con óptimas características físicas y mecánicas. «Es de excelente calidad; se usa para hacer quillas, mástiles, costillas y armaduras de embarcaciones, así como para muebles finos, parquet, ebanistería, durmientes y decoración de interiores», detallaron los autores.
Además, el aceite de la semilla de las flores se utiliza con buenos resultados para aliviar algunos males cutáneos, y distintos extractos de las hojas ayudan a eliminar al caracol Biomphalaria glabrata, vector de la esquistosomiasis, una infección causada por un parásito (esquistosoma) y que se contrae al nadar en aguas contaminadas.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1232697




