En la Casa de Gobierno, con la presencia de la presidenta Cristina Fernández, y el secretario de Energía, Daniel Cameron, se anunció que Enarsa licitará la compra de energía de fuentes renovables en contratos a quince años.
De esa forma, se posibilitará la amortización de las inversiones esperadas en el área de la concreción de esos nuevos proyectos de generación.
Al amparo de esos contratos a término, cuya adjudicación Enarsa definirá en módulos de una potencia de 50 MW, se proyecta de aquí al 2019 llegar a contar en el Sistema Interconectado Nacional con un abastecimiento de energía equivalente al 8% de la demanda estimada para ese momento.
El total del potencial calculado para el plan identificado como Genren llegará a los 1.000 MW, de los cuales el 50% de esa potencia firme estará basado en molinos montados en nuevos parques eólicos como El Tordillo, cuya instalación se enfocó al abastecimiento de las tareas de explotación petrolera que tienen lugar en esa área, que tiene bajo concesión Tecpetrol.
Otras de las fuentes renovables por incentivarse con el soporte de esos contratos a largo plazo se basarán en el uso de biomasa, biocombustibles, energía geotérmica, residuos urbanos, solar y pequeños aprovechamientos hidroeléctricos.
Con esos contratos de adjudicación de energía a largo plazo se repetirá la fórmula que en la década del 90 facilitó la modernización de las viejas centrales de la ex Segba y Agua y Energía Eléctrica con pagos por la energía de esas usinas de u$s40 el MWh durante ocho años.
Cabe destacar que una de las grandes promesas de la obtención de fuentes renovables proviene de la previa confección por parte del Ministerio de Planificación de un mapa eólico donde se relevó la potencialidad energética de cada zona del país en esa materia.
Si se cumplen las proyecciones de la Secretaría de Energía de contar con 1.250 MW eólicos, en 2016 la inversión oscilaría entre un mínimo y un máximo de 2.200 y 2.700 millones. Para 2025 se prevé que la generación eólica cubrirá una demanda de energía equivalente al consumo de cerca de 1.000.000 de hogares a lo largo de un año.
Claro que siempre en materia renovable la hidroelectricidad será por muchos años la gran promesa.
Al amparo de esos contratos a término, cuya adjudicación Enarsa definirá en módulos de una potencia de 50 MW, se proyecta de aquí al 2019 llegar a contar en el Sistema Interconectado Nacional con un abastecimiento de energía equivalente al 8% de la demanda estimada para ese momento.
El total del potencial calculado para el plan identificado como Genren llegará a los 1.000 MW, de los cuales el 50% de esa potencia firme estará basado en molinos montados en nuevos parques eólicos como El Tordillo, cuya instalación se enfocó al abastecimiento de las tareas de explotación petrolera que tienen lugar en esa área, que tiene bajo concesión Tecpetrol.
Otras de las fuentes renovables por incentivarse con el soporte de esos contratos a largo plazo se basarán en el uso de biomasa, biocombustibles, energía geotérmica, residuos urbanos, solar y pequeños aprovechamientos hidroeléctricos.
Con esos contratos de adjudicación de energía a largo plazo se repetirá la fórmula que en la década del 90 facilitó la modernización de las viejas centrales de la ex Segba y Agua y Energía Eléctrica con pagos por la energía de esas usinas de u$s40 el MWh durante ocho años.
Cabe destacar que una de las grandes promesas de la obtención de fuentes renovables proviene de la previa confección por parte del Ministerio de Planificación de un mapa eólico donde se relevó la potencialidad energética de cada zona del país en esa materia.
Si se cumplen las proyecciones de la Secretaría de Energía de contar con 1.250 MW eólicos, en 2016 la inversión oscilaría entre un mínimo y un máximo de 2.200 y 2.700 millones. Para 2025 se prevé que la generación eólica cubrirá una demanda de energía equivalente al consumo de cerca de 1.000.000 de hogares a lo largo de un año.
Claro que siempre en materia renovable la hidroelectricidad será por muchos años la gran promesa.