
Al respecto, la casa de altos estudio pone el acento en que no sólo «la informalidad laboral veda al trabajador de acceso a una adecuada cobertura social y previsional y se concentra en las pequeñas y medianas empresas, sino también en que representa una elevada brecha salarial de bolsillo con quien se desempeña en blanco en una tarea similar«.
Así, según el trabajo de marras desde el último trimestre de 2007 hasta el tercero del corriente año la economía generó 844 mil empleos asalariados registrados, mientras que destruyó casi otro tanto, 802 mil, ocupaciones informales. Es decir 9,5 de cada 10 puestos nuevos en relación de dependencia fueron producto del blanqueo de la nómina. Dos años atrás esa proporción era inferior a 16 por ciento.
Además de los datos oficiales surge que el promedio de salario de los registrados alcanzó en octubre a $3.060, incluyendo el proporcional del aguinaldo, mientras que el de los no registrados apenas superaba el mínimo de 1.200 pesos.
A semejante cambio contribuyeron tanto las acertadas tareas de fiscalización de la AFIP junto con el Ministerio de Trabajo, como la mejora de la situación económico-financiera de las empresas, según se desprende de las cifras de recaudación del impuesto a las Ganancias y de las contribuciones patronales sobre los salarios.
Medidas más efectivas
Sin embargo, considera el estudio de Idelas que «la urgencia de la hora en una economía que comenzó a percibir con notable rigor los efectos de la crisis internacional, no sólo sobre las finanzas públicas y el comercio exterior, sino también sobre la economía real, pareciera ser la necesidad de aliviar al empresario el costo de la mano de obra«.
En primer lugar porque, según los propios datos oficiales del mercado laboral, el blanqueo de trabajadores no sólo fue una constante desde 2003, entendido tanto por la disminución de la participación de los asalariados «sin descuentos jubilatorios» sobre el empleo total del país, como por la baja absoluta de la cantidad de trabajadores que revistan en esa condición por su paso a un puesto en blanco.
En segundo lugar, porque el sector de las Pyme es el más intensivo en mano de obra y es el que más empleo no registrado acusa, por las pesadas cargas que pesan sobre la nómina salarial. Por eso el Idelas estima como más efectiva un esquema que contemple «el cómputo a cuenta de IVA de las contribuciones patronales. De ese modo no sólo se mantendría el aliciente al registro de trabajadores que aún se desenvuelven en la informalidad, estimados en 4 millones de personas, sino también se fomentaría el blanqueo de toda la actividad productiva, comercial y financiera».