La olivinícola mendocina Laur, fue seleccionada como la mejor en un ranking que elige anualmente a las 100 mejores del mundo. Es la primera vez que Argentina ingresa en este prestigioso listado.
Laur, la primera olivícola fundada en la Argentina acaba de alcanzar un hito histórico para el aceite de oliva nacional, posicionándose en el puesto N°1 del AOVE (EVOO World Ranking), que elige anualmente a las 100 mejores olivícolas del mundo. Es la primera vez en la historia que una olivícola fuera de Europa llega a encabezar este prestigioso listado.
Este rankingpermite saber qué aceites de oliva virgen extra son los más galardonados del mundo, y además los mejores por variedad o tipo y de qué zona del mundo son (de hecho, los altos puntajes obtenidos por Olivícola Laur vienen sumando puntos para Argentina hace una década y de esa forma colaborando para que suba puntos también en el ranking de países).
La noticia nos llenó de orgullo y emoción, venimos desde hace muchos años trabajando muy fuerte en pos de la calidad y en consecuencia, tímidamente escalando puestos. Este es, sin dudas, un trabajo en equipo del gran componente humano que tenemos en Laur y estamos todos muy felices de haber llevado la olivicultura argentina y la marca Mendoza a lo más alto del podio mundial“, afirmó Gabriel Guardia, gerente general de Olivícola Laur y enólogo especializado en AOVE.
Olivícola Laur, perteneciente a Familia Millán, fue fundada en el año 1889 en la zona de Maipú, provincia Mendoza y desde entonces es pionera en la elaboración de aceite de oliva extra virgen. Posee una producción anual de seiscientas toneladas de aceite, aproximadamente un millón de botellas. El 25% de su producción se exporta a China, Japón, Alemania, Canadá, Suiza, Brasil, Panamá, Uruguay, Paraguay, Chile, Costa Rica, la Isla Guadalupe (Caribe) y Estados Unidos.
Top Ten 2021 1. Olivícola Laur – Millán SA (Argentina) 2. Almazaras de La Subbética SL (España) 3. Gallo Worldwide-Victor Guedes SA (Portugal) 4. Mediterre Eurofood SA (Grecia) 5. Goya en España SAU (España) 6. Domenico Manca SPA- Oleificio San Giuliano (Italia) 7. Hermus Ltd Sti (Turquía) 8. Olix Oil Ltd (Grecia) 9. Terra Creta SA (Grecia) 10. Olivapalacios SL (España)
El seleccionado femenino se llevó en la noche de esté sabado el título al doblegar en la final a su par trasandino, por 4-2, en el encuentro decisivo desarrollado en la capital Santiago.
El seleccionado femenino argentino de hockey sobre césped, Las Leonas, se llevó en la noche de esté sabado el título de la Copa Panamericana de la disciplina, al doblegar en la final a su par de Chile, por 4-2, en el encuentro decisivo desarrollado en la capital Santiago.
El equipo dirigido por Fernando Ferrara, que ya había logrado el principal objetivo de clasificarse al Mundial España-Países Bajos 2023, se impuso con los tantos convertidos por María José Granatto (1er. Cuarto, 15m. y 4to. cuarto, 12m.), Agustina Albertarrio (3er. cuarto, 9m.) y Agustina Gorzelany (4to. cuarto, 8m.).
El representativo chileno, que es conducido por el DT argentino Sergio ‘Cacho’ Vigil y también consiguió el cupo para la cita ecuménica (por primera vez en su historia), descontó por intermedio de Denise Krimerman (3er. cuarto, 2m. y 4to. cuarto, 3m.).
El último subcampeón olímpico en Tokio 2021 resolvió el partido en su favor en el tramo final, cuando Gorzelany desniveló con una arrastrada, derivada de un corner corto.
Las Leonas habían doblegado por 3-0 a Canadá en una de las semifinales, mientras que las chilenas lo hicieron por los ‘penales australianos’ (shoot outs) a los Estados Unidos (2-0), luego de haber igualado 1-1 en el período regular.
Victorias de Las Leonas
Los seleccionados argentinos ganaron las cinco ediciones que disputaron de la Copa Panamericana: Kingston, Jamaica, 2001; Bridgetown, Barbados, 2004; Hamilton, Bermuda, 2009; Mendoza 2013 y Lancaster, Estados Unidos, 2017.
El equipo albiceleste, campeón mundial en Perth, Australia, 2002 y Rosario 2010, logró, además, tres preseas de plata en certámenes ecuménicos: Mandelieu, Francia, 1974; Berlín, Alemania, 1976 y Dublín, Irlanda, 1994, y tres medallas de bronce: Madrid, España, 1978 y 2006; además de La Haya, Holanda, 2014.
Argentina obtuvo en los Juegos Olímpicos de Tokio la medalla de plata, al igual que en Sidney 2000 y Londres 2012, mientras cosechó bronce en Atenas 2004 y Beijing 2008.
La quinense Francesca Floriani junto a Pía Gostelli de La Toma, se adjudicaron en la modalidad Open el Campeonato Mundial Juvenil 2021 en la categoría Sub 14.
Francesca Floriani tiene 13 años y es de Quines. Junto Pía Gostelli, de la misma edad y oriunda de La Toma, han logrado importantes títulos a nivel nacional para llegar a liderar el ranking de la sub 14.
Fueron campeonas en 2019 del torneo nacional de menores en Mar del Plata organizado por la Federación y Confederación Argentina. En Villa Mercedes lograron el primer puesto en la categoría 6ta donde compitieron con damas de mayor edad y experiencia. Este 2021 ganaron en la Villa de Merlo y ascendieron a quinta.
En Villa Carlos Paz se adjudicaron el circuito de menores sub 14 organizado por la Asociación de Pádel Argentino y la Federación de Pádel de la Provincia de Córdoba (FPPC).
Este último galardón las llevó a representar a la Argentina en el 13ª Campeonato Mundial Juvenil que comenzó a disputarse desde este 20 de septiembre, y que se extenderá hasta el 26 del corriente mes.
Son dos las competencias que están disputando: el Mundial Open de parejas donde la quinense junto a la tomense son dupla, y el Mundial de Naciones donde también representan a la Selección Argentina, pero donde cada país con su entrenador elige qué pareja es la que juega.
En el Mundial Open debutaron con un triunfo por 6-0 y 6-0 ante Fernanda Guillen Aguilar y Ana Sofía Silva Cortinas (segunda pareja mexicana).
Este miércoles, chocaron contra la pareja número 1 del país anfitrión (Bárbara González Paul y Ximena Muñoz de Cote) y las vencieron con un marcador de 6-2 y 6-1.
De esta manera, avanzaron a semifinales donde enfrentaron este jueves a la dupla brasileña compuesta por Giulia Bettim e Isadora Siga, grandes candidatas al título.
Fue triunfo para las puntanas que comenzaron perdiendo pero lograron remontar un partido para el infarto. 5-7; 6-3 y 6-4 fueron los parciales.
La final fue este viernes frente a las compatriotas Lourdes Olariaga Flores y Fiorella Propato que en la otra semifinal dejaron en el camino a Ana Carolina Blanco y Laura Maas (brasileñas).
Con parciales de 6-1 y 7-6 las puntanas llegaron al escalón más alto de la disciplina en la categoría sub 14 y se consagraron campeonas del Mundo en la modalidad parejas.
El XIII Campeonato Mundial de Pádel de Categorías Junior se disputa en las instalaciones del Parque España de Torreón donde 13 países van por la gloria: Argentina, Bélgica, Brasil, Chile, Egipto, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Lituania, Paraguay, Uruguay y México.
Además de jugarse el Mundial en la modalidad Open por parejas nacionales, se disputa la Copa de Naciones en categorías 14 y menores, 16 y menores, 18 y menores, ambas ramas. Argentina integra el grupo con Lituania, Estados Unidos y Brasil.
En el primer encuentro, ante Lituania, Pía y Francesca descansaron. Después les tocó ponerse la celeste y blanca y vencieron a Estados Unidos este miércoles por 6-0 y 6-2.
El jueves derrotaron 6-0 y 6-2 a Brasil y en semifinales vencieron a Italia por 6-2 y 6-2 por lo que también tendrán la posibilidad de consagrarse campeonas del Mundo en la modalidad de Selecciones cuando disputen la final este sábado ante Brasil.
Taté Moretti obtuvo ese reconocimiento en el World Gin Awards. Su vodka, además, ganó la presea de plata. Es la primera vez que Argentina consigue ese logro. Licenciada en Finanzas, trabaja en un banco y vive en Neuquén. Hace cuatro años, junto a su marido, comenzó con una pequeña destilería familiar. Cultora del whisky y las bebidas blancas, desafía al estereotipo que las asocia a los varones .
Taté Moretti, trabajando en el alambique
En lo primero que pensé cuando me contaron sobre la argentina que había creado un gin con nombre de mujer y esencia de flores premiado en la tierra de Guillermo III, fue en Doris Lessing. Cuando en 2007 la novelista británica fue sorprendida por la prensa con la noticia de que había ganado el Nobel de Literatura al llegar a su modesta casa en las afueras de Londres, solo atinó a entrar para poner en un florero el ramo que alguien le dio en la puerta y volver a salir para sentarse en un sillón de la galería. Con una mano se agarró la cabeza, y los fotógrafos captaron la marca de su incredulidad en cada arruga de sus 87 años. En la otra sostenía un vaso que hizo oler a uno de los periodistas para demostrarle que lo que tomabano era agua mineral: estaba celebrando con un gin & tonic.
Taté Moretti escucha la historia por zoom con una sonrisa desde Cipolletti. La autora de El cuaderno dorado, una biblia sobre la libertad y los derechos de las mujeres, murió a fines de 2013, justo cuando la licenciada en Finanzas, que había vivido casi dos décadas con su marido lejos de su Patagonia natal, decidió pedir el traslado desde el banco en el que trabajaba en Buenos Aires. Quería que sus hijos Luca (11) y Ciro (9) crecieran en el Valle. Querían, ella y Hernán, empezar de nuevo, apostar a otro estilo de vida.
Como si hubiera un hilo que la une a la escritora inglesa más allá del gusto por las bebidas blancas. Una vocación innata por derribar mandatos. Un gesto que se repite: Moretti quería que abrir las botellas de Gina –el gin bautizado en honor a su hija menor, de cinco años, al que diseñó en Patagonian Distillery, la pequeña destilería familiar que fundó en Neuquén, y que acaba de recibir la medalla de oro en el World Gin Awards de Londres– se sintiera “como abrir un frasco de perfume”. Así sumó al enebro silvestre de la cordillera andina, baya base de la ginebra, un set botánico con pétalos de rosa y de jazmín, y flores de azahar, lavanda, manzanilla y sauco. Como Lessing al hacerle oler su trago al periodista, Moretti percibe con sensibilidad femenina algunas cosas que, incluso hoy, algunos suponen reservadas a los hombres. La etiqueta violeta y rosa de su gin y el corazón que forman las alas de la lechuza en la botella de su vodka, Noctua –también premiado en Londres con medalla de plata– son un desafío persistente y alegre a esas convenciones.
–Volver después de casi veinte años al Sur cuando tenías tu vida armada en Buenos Aires, abrir una destilería en pleno boom de las cervecerías y en una región donde la tendencia es la sidra, y además apuntar a que las consumidoras fueran mujeres, ¿fue deliberado dar tantas batallas a la vez?
–¡Sí! Yo me propuse esto, no surgió porque sí: lo salí a buscar. Con Hernán somos neuquinos los dos, amigos desde los 15 años. Nos fuimos a estudiar a Buenos Aires como nos pasaba antes a la mayoría; él trabajaba en el área de Comunicación Institucional de una empresa importante, yo en el banco. Volvíamos sólo a visitar a la familia y a los amigos con nuestros dos hijos mayores, que son porteños, hasta que nos cayó la ficha. Lo planteamos los dos a la vez, dijimos: “El primero que consigue un trabajo o el traslado, el otro acompaña”. Y bueno, me ofrecieron un puesto en sector de Inversiones en la sucursal de Neuquén, y en enero de 2014 ya estábamos acá. Al año y medio nació nuestra hija Gina.
La creadora logró romper muchos prejuicios de género para presentarse con sus bebidas blancas
–Le faltaban elementos al cóctel y sumaste maternidad.
–Es que yo ya tenía en la cabeza que quería tener tres hijos, y Hernán, y la suerte, me acompañaron. Porque también hay mucha gente que planifica y no puede, o mujeres que no tienen el apoyo de sus parejas o una red. Yo nunca dejé de trabajar, nunca me costó crecer. Sigo levantando la bandera de que estudié una carrera disruptiva en su momento, porque cuando me recibí de licenciada en Finanzas, de 20 egresados, sólo 4 éramos mujeres; parecía un ambiente en el que los únicos que tenían lugar eran los analistas de la Bolsa que, por supuesto, tenían que ser varones.
–Bueno, con la destilería te pasó algo parecido.
–Claro. Nosotros nos pasamos un par de años buscando alternativas, estudiando el mercado. Arrancamos con el proyecto de la destilería en 2017, y al principio elaborábamos solamente vodka. Y mi interés en la destilación fue de la mano con la pregunta: ¿por qué vodka? Era una bebida mal vista, cuando íbamos a ferias y yo se lo ofrecía a la gente para probar, arrugaban la cara, como diciendo “ni está de moda, ni a nadie le gusta tanto”. Pero yo insistía: “Probalo, vas a ver que te va a gustar”, y las reacciones eran positivas, porque destilando vodka entendí la manera de encontrar un buen alcohol. Es una bebida en la que se valora que no tenga gusto a nada, entonces el objetivo es lograr algo que sea bueno, pero que sea neutro, y eso te obliga a pensar “¿cómo lo mido? ¿dónde lo encasillo?”. Y claro, esto de que soy una mujer que hace vodka, cuando se suponía que tenía que estar hecho por un ruso con un marinero tatuado en el brazo.
–No sólo era una bebida de machos, ¡era de machos borrachos!
–Yo quería romper con el prejuicio de que la bebida blanca es cosa de machos. Le pusimos Noctua, qué significa “lechuza”; la imagen de la etiqueta tiene una lechuza (la acerca a la pantalla) con pestañas largas y alitas que forman un corazón. Mi idea era lograr lo que pasa ahora con el whisky. Hace veinte años, cuando estábamos de novios, si salíamos y yo me pedía un whisky y Hernán una cerveza, el whisky se lo daban a él. En este mercado hay mucho por mostrar del lado de la mujer, mucho que está invisibilizado, no sólo el consumo. No se habla del trabajo de las mujeres en los bares, de las chicas que se rompen el lomo atrás de las barras en horarios nocturnos, enfrentándose a veces a situaciones incómodas. Son cosas que se están revirtiendo y que son parte de la lucha que venimos dando todas, donde todavía hay mucho camino para transitar. Pero yo veía que podía hacer algo que fuera diferente, algo para visibilizar todavía más que las mujeres también consumimos bebidas blancas.
–¿Y cuándo surgió el gin?
–A esa primera destilería en la que hacíamos sólo vodka la teníamos en Cipolletti, y pronto nos tuvimos que mudar porque nos quedó chica. Entonces elegimos montar nuestro emprendimiento en la ciudad de Neuquén –en otra provincia, pero al otro lado del río–, y yo empecé con el proyecto de diseñar un gin propio. Y todo calzaba justo, porque ya teníamos a Gina, que había cumplido tres años, y yo era una mujer que iba a hacer gin, tenía que llevar el nombre de mi hija. Pero no podía quedarme sólo con eso. Pensaba: “¿Cómo hago para que sea representativo de todo esto que quiero contar, para que tenga esa identidad? No puede ser pepino y cardamomo, tiene que ser distinto”. Entonces fui a buscar las flores.
La pequeña destilería de Taté en Neuquén, donde crea su gin y su vodka
–¿Y para crear ese blend botánico tan particular trabajaste sola, o convocaste a alguna “nariz” experta?
–Sola, fui aprendiendo, probando combinaciones. Fueron muchas pruebas y errores hasta encontrar la alquimia en el proceso de destilación, en el que se infusionan el alcohol y los botánicos en distintas proporciones, se dejan reposar, y esa mezcla se pasa a un alambique, que es un circuito cerrado donde el alcohol se evapora y se vuelve a condensar. Hay dos o tres botánicos fundamentales, como el enebro, que le da el carácter, y que junto con coriandro, angélica y alguna pimienta que no destaque, forman el clásico London Dry Gin. Yo quería ir más allá: lograr que no fuera astringente, que fuera sutil, pero, a la vez, que tuviera la intensidad que tiene que tener una bebida que, después de todo, tiene 43º de graduación alcohólica. Lo que hace ese combo mágico es el enebro andino, que es una baya negra silvestre que, si la abrís, es como oler ginebra pura; más el bouquet de flores. Algo que a mí en la cabeza me sonaba como una banda de rock: el enebro es la guitarra o la batería, y las flores, el colchón de pianitos, las sutilezas… ¡Uy, mirá! Hablando de Gina, ahí está llegando del colegio… ¡Vení, Ginita!
La benjamina de la familia se acerca y saluda, mientras su mamá explica: “Nunca vinculo a mis hijos con la destilería porque vendemos alcohol y son menores, pero ellos participan de nuestras rutinas y proyectos. Para nosotros volver acá tenía que ver con poder estar más cerca de los chicos; entonces, aunque vamos, venimos, yo sigo en el banco, y siempre estamos ocupados, ganamos tiempo juntos, porque en Buenos Aires llegábamos a casa a las 8 de la noche para comer y acostarlos a dormir, y ahora nos acompañan en todo. Crecieron durmiendo en reposeras, atrás de los stands de dos por dos de las ferias, o yendo con nosotros a la Municipalidad a hacer trámites para conseguir habilitaciones. Los más grandes a veces reclaman: ‘¡Basta de hablar de la desti’, porque es un tema constante. Y Gina, desde que descubrió que la marca tiene su nombre, dice: ‘¡Ay! ¡Todos hablan de mí!’ Es un personaje”. Lo compruebo en el intercambio, que dura poco, porque la chiquita se aleja corriendo antes de que la imaginemos cuando tenga edad para llegar a fiestas con su nombre impreso en las botellas de la ginebra de las flores.
–¿La etiqueta de tu gin es violeta, el color del feminismo, esa fue otra de las sutilezas para apuntar a que las mujeres se apropiaran del producto?
–Me gusta que parezca que sí, pero en realidad fue para no segmentar tanto la propuesta, porque la primera etiqueta que hicimos era rosa furioso, ¡y también queríamos que los varones pudieran agarrar la botella de nuestro gin y llevarla a un asado y ponerla con orgullo arriba de la mesa! De cualquier manera hoy el 70% de nuestras clientas son mujeres, lo que habla de cómo cambió el consumo.
–¿Cuál fue el mayor prejuicio con el que te encontraste en el camino?
–Siendo mujer, siempre lidiás con prejuicios. Te dicen: “¿Por qué hacés algo que no tiene que ver con tu rubro? ¿Qué tiene que ver con vos esto?” Y tengo que aclarar que tiene que ver con mi espíritu y mi esencia. Pero insisten: “¿Sos bioquímica?”. No, no soy bioquímica, trabajamos con una ingeniera química –mujer– que avala los procesos, pero no es empleada. Lo mismo con el tiempo del que disponés, que alguno te dice: “Pensá en los chicos”. Me pasa con mi mamá, que me ofrece: “Che, dejame los chicos”. Y no, porque yo quiero que compartan y aprendan lo que es el emprendedurismo, no puedo separar mi familia de la destilería. Y después están los que me dicen: “Bueno, ¿en algún momento vas a renunciar al banco?”, como que también molesta que tenga otro trabajo, que sea la cara visible, y que con mi marido vayamos los dos a buscar a los chicos al colegio o nos repartamos tareas. Y sí, yo puedo hacer muchas cosas porque somos un equipo perfecto. Corrimos un riesgo; hace 21 años que estamos juntos, y por primera vez nos involucramos en un proyecto laboral compartido. Podría no haber funcionado, y obviamente a veces no estamos de acuerdo, pero siempre usamos la misma fórmula con la que criamos a los chicos: lo charlamos y vamos para adelante.
–En cuatro años pasaron de tener un emprendimiento familiar chiquito a ser premiados tres veces en Londres (además de los galardones mencionados, el gin ganó el bronce en el International Wine & Spirit Competition 2021), ¿pudieron mantener la impronta artesanal?
–Seguimos siendo tres, como al principio: Hernán, yo, y un solo empleado. Y eso es precisamente porque sigue siendo un proceso artesanal, muy estandarizado, donde por momentos se trata de ver y controlar cómo cae el alcohol. Y después etiquetamos todo a mano.
La creadora con su gin y parte de los botánicos que utiliza
–No sos de quedarte mucho tiempo en tu zona de confort me parece, ¿cuál es el próximo desafío? ¿Qué más se puede lograr después de que los mejores en lo que hacés te digan que sos la mejor?
–Obviamente un premio como ese te da más confianza, fue lo que terminó de ponerme orgullosa. Yo estaba convencida de que el producto era genial, pero esto era distinto, era decir: “¿Qué opinan los que saben en donde se dice que es donde más saben?” Y ahí no estaba yo para vender mi idea de gin perfumado, de las flores, de mi hija, porque en esos certámenes las catas son a ciegas: va el gin en una copita con un número, en medio de otras tantas copitas, con una persona que no sabe ni quién soy, ni cómo me llamo, ni nada. Para mí eso fue consagratorio.
–Te preguntaba antes si trabajabas con una nariz experta, pero ahora entiendo que sos vos.
–Es que se va entrenando. Muchos dicen: “Pero vos salís del banco y te vas a la destilería, probás y después te vas a buscar a los chicos?” Y no, yo pruebo con un gotero, me doy cuenta cómo ir logrando el producto sin tener que tomarme una copa de gin tonic. Por supuesto que después me la tomo la copa para ver qué tan bueno salió, pero en el proceso de búsqueda no te la pasas tomando.
–No te la pasás tomando, pero es parte de tu trabajo. ¿Nunca te agarraste una borrachera de morirte?
–(Suelta una carcajada). ¡Muchas claro! Y cuando hago un gin, al que se lo mando, le digo: “Sabés qué, probalo, pero agarrate un buen pedo, porque la forma de darte cuenta que el producto es realmente bueno también, si al otro día estás entero, o no”. Nosotros igual siempre fomentamos el consumo responsable como algo básico, porque lo que hacemos tiene que ver con pasarla bien y con la buena vida, y esa es la única forma de disfrutar.
–Voy a aprovechar que estoy con la más sabe de gin según los que más saben: ¿Tenés alguna sugerencia para un gin & tonic distinto?
–Te voy a dar dos recetas. La primera es un clásico, Tom Collins, pero con un twist, que es agregarle romero. Entonces, batís en una coctelera una parte de Dry Gin, una parte de jugo de limón y una parte de almíbar de romero. Lo servís en un vaso con mucho hielo, dejando lugar para la tónica o soda. Después, agregás piel de limón y una ramita de romero. La segunda la hice para un bar de Cipolletti que es el centro cultural y feminista de la ciudad, ahí festejamos por ejemplo la legalización del aborto. Al trago lo bauticé Casa Rosada, y es muy fácil: ponés mucho hielo en un vaso con buena capacidad, y directamente agregás una parte de Dry Gin, una parte de jugo o gaseosa de pomelo, y un poco de almíbar de Malbec. Le agregás piel o una rodaja fina de pomelo o una hojita de menta, ¡y a disfrutar!
Se trata de un bipedestador motorizado que previene infecciones urinarias, mejora la circulación, evita el acortamiento muscular, y principalmente proporciona autonomía en los chicos
Alejandro Bisi, bioingeniero y CEO de GiveMove
El proyecto BIPMOV, un bipedestador motorizado desarrollado para mejorar la movilidad de niños y niñas con discapacidad motriz, de la empresa GiveMove, con sede en la provincia de Entre Ríos, se quedó con el primer premio de la VI Edición de los Israel Innovation Awards 2020.
El anuncio de los ganadores se realizó de forma virtual en un acto que contó con la participación del ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Roberto Salvarezza; el embajador de la República Argentina en Israel, Sergio Urribarri; la embajadora de Israel en la República Argentina, Galit Ronen y el presidente de la Cámara Argentino-Israelí (CCAI), Mario Montoto, investigadores, desarrolladores, jurados, familias de niños y niñas con discapacidad motriz y autoridades nacionales y provinciales.
“La comunidad científica argentina ha estado profundamente ligada con la comunidad científica israelí a través de diferentes convenios de cooperación y de intercambio a lo largo de los años. El escenario de la pandemia demostró la necesidad de la articulación público-privada para apostar por el conocimiento como la base del desarrollo en el siglo XXI que el Estado de Israel conoce muy bien”, destacó el ministro Salvarezza.
Por su parte, el embajador Urribarri ponderó que en un año de trabajo “pudimos avanzar en muchas áreas de interés y comprobar de primera mano y con mucho orgullo el respeto y la estima que despierta la tarea de los científicos y científicas de nuestro país”.
“Este premio es un modelo a seguir y un gran impulso a nuestra tarea”, completó Urribarri.
Seguidamente, Montoto hizo hincapié “en el espíritu emprendedor de nuestros empresarios que hizo que esta edición tuviera récord de participantes y, a la vez, fue la más federal. Esto habla del espíritu de colaboración entre nuestros pueblos y del interés por querer proyectar estas ideas e integrarlas con un ecosistema innovador en un país que se ha ganado, en la innovación tecnológica, uno de los lugares más destacados del mundo”.
Por último, Alejandro Bisi, bioingeniero y CEO de GiveMove, manifestó su emoción por el premio y relató que el nacimiento de la iniciativa “empezó con el caso de Facundo y, a través de los videos que se viralizaron muy rápido en las redes, nos dimos cuenta que era un problema gigante en todo el mundo. Tenemos llamadas de familias de toda Latinoamérica y Europa. Por eso, la posibilidad de poder estar en Israel, el ecosistema emprendedor más grande del Planeta puede abrir muchísimas puertas para seguir generando sonrisas en niños y niñas de todo el mundo que es el objetivo por el cual trabajamos. Estamos enormemente agradecidos a todos”.
El concurso Israel Innovation Awards 2020 busca identificar los proyectos argentinos más innovadores para impulsar su vinculación con las empresas israelíes y así potenciar los procesos de desarrollo tecnológico de ambos países. Una comisión evaluadora preseleccionó 10 proyectos basándose en criterios como la originalidad e innovación tecnológica, su impacto social y viabilidad económica y técnica. Además, del proyecto ganador, la comisión otorgó seis menciones especiales a otros 9 proyectos.
Un proyecto que mejora la calidad de vida
En el año 2014, siendo aún estudiante de bioingeniería, Bisi recibió el pedido de ayuda de una docente a cuyo hijo de 18 meses, llamado Facundo, le diagnosticaron una patología degenerativa llamada Atrofia Muscular Espinal Tipo II. Según este diagnóstico, Facundo no iba a poder caminar y movilizarse por sus propios medios. A partir de esta situación, Bisi se comprometió a proveer una solución alternativa a los productos que se conseguían en el mercado. De esta manera, en poco tiempo se diseñó y fabricó el primer prototipo de bipedestador estático.
En 2015, se le recomendó a la familia de Facundo acceder a alguna tecnología que le permitiera desplazarse de manera independiente dentro del hogar. Para superar esta barrera, Bisi comenzó a desarrollar ElectriCar, un auto eléctrico infantil accionado mediante joystick de arcade y construido con cartón ecológico.
En 2016, ambos proyectos fueron presentados en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). Debido a su amplia repercusión, la UNER junto a la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la provincia de Entre Ríos decidieron apoyar los proyectos y brindar herramientas para desarrollar otros.
De allí, en conjunto con un equipo de estudiantes de diferentes años, se fabricaron pulsadores sonoros y MOTI, un prototipo de plataforma móvil para la estimulación temprana. Los frutos de estos desarrollos fueron donados al centro de rehabilitación Teraphya, donde se transformaron en herramientas de rehabilitación para niños que asistían a este establecimiento en Paraná, Entre Ríos.
A partir de la incomodidad generada en Facundo al utilizar un bipedestador estático y el estrés que generaba en sus familias, Bisi decidió rediseñar el prototipo de bipedestador.
Así, hacia fin de 2017 se concretó el desarrollo de la primera versión de BipMov y el prototipo construido fue donado al Servicio de Rehabilitación del Hospital San José de la ciudad de Pergamino, en la provincia de Buenos Aires.
Durante el 2018, el BipMov y sus beneficios llamaron la atención de una familia de la ciudad de Rosario, en la provincia de Santa Fe. Fue así que, en conjunto con un amigo de la familia, construyeron el segundo prototipo con mejoras. Para mediados de año, Bipmov fue seleccionado por el programa “Emprende ConCiencia”, iniciativa de la Fundación INVAP y Ministerio de Producción de la Nación, para potenciar el proyecto.
Durante este año se forma GiveMove con la incorporación de jóvenes profesionales y estudiantes de las áreas de ingeniería mecánica, diseño industrial y administración de organizaciones. Aunando esfuerzos, luego de consultar a profesionales y actuales usuarios se comenzó a mejorar el diseño para llegar una nueva versión comercial.
En 2019, finalizada la etapa de diseño, tomó forma la tercera versión de BipMov con cuantiosas mejoras a nivel estético, funcional y estructural. También en este año GiveMove S.A.S. comienza su existencia y en diciembre inaugura sede oficial en la ciudad de Oro Verde, Entre Ríos.
El modelo actual de BipMov previene infecciones urinarias, mejora la circulación, previene heridas en la piel, evita el acortamiento muscular, aumenta la actividad intestinal, incrementa el volumen respiratorio, mejora la autoestima, proporciona autonomía y previene la descalcificación.
Los otros proyectos innovadores
A través de la Cámara de Comercio Argentino Israelí, los proyectos finalistas recibirán asesoramiento, mentoreo y espacios de trabajo, por parte de las empresas y organizaciones que apoyan esta iniciativa: OurCrowd ,el fondo de inversiones israelí; HipCam, empresa que provee soluciones innovadoras para la seguridad de los hogares; Centro de Desarrollo para Emprendedores y Exportadores (CEDEX) de la Universidad de Palermo; Estudio jurídico israelí Pearl Cohen.
Además, participan Área 3, coworking y hub del sistema emprendedor; Estudio jurídico ECIJA, especializado en innovación a nivel global; Estudio contable Kelman; UP RH – Grupo ENTHOS, consultora de Recursos Humanos especializada en asesoramiento a start ups; SURELY y CODESUR, compañías líderes en seguridad y TAEDA, especializada en publicaciones impresas y digitales.
La ganadora del certamen fue Violeta Jiménez. El jurado integrado por la escritora argentina Ariana Harwicz, la colombiana Margarita García Robayo y el chileno Alejandro Zambra resolvió otorgar la distinción mayor a Jiménez. En agosto se jugará la quinta edición.
La cuarta edición del Mundial de Escritura, de la que participaron 13 mil personas provenientes de 47 países, consagró como ganadora en su categoría mayor a Violeta Jiménez, una docente neuquina de 58 años que se impuso con un texto titulado «Después de mañana».
En lo que constituyó la mayor convocatoria lograda hasta el momento por este evento, iniciado en 2020, el jurado integrado por la escritora argentina Ariana Harwicz, la colombiana Margarita García Robayo y el chileno Alejandro Zambra resolvió otorgar la distinción mayor a Jiménez.
En paralelo a la performance individual de Jiménez, se consagró también ganador en la categoría general su equipo, llamado Pehuenia e integrado por María Amelia Bustos Fernández, Gustavo Genovese, Analía Lezcano, María Angélica Reybet, María Bernarda Torres y Cintia Valenzuela.
Ese grupo obtuvo el puntaje más alto entre todos los combinados, al sumarse el rendimiento obtenido por el escrito ganador y el puntaje por efectividad alcanzado colectivamente durante el juego.
Consagrada paralelamente por decisión del jurado y como favorita en el voto del público, la autora del texto elegido es de Neuquén, tiene 58 años, estudió profesorado y licenciatura en Letras, y fue docente de Literatura y Lengua.
«Desde pequeña recitaba versos con mi abuelo español, quien me hablaba de libros y de autores. Participo de un grupo de escritura ficcional y mi deseo central es leer. Leer y escribir son mi forma de vida», contó la ganadora.
«Tiene una inversión excelente en descripciones e imágenes y, aunque desde el principio se sospecha lo que sucede, nunca lo revela ni lo explica. Está lleno de detalles en la caracterización de los padres, se puede ver muy claramente cada una de sus acciones y la carga emocional con la que son realizadas, pero está escrito de un modo sobrio y seco que endurece la situación narrada y evita el sentimentalismo», caracterizó García Robayo al trabajo ganador.
El segundo lugar se lo llevó «El semental», de Ivana Schiaffino, una actriz argentina de 30 años, actriz egresada de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático, donde también realizó el curso de Dramaturgia, en tanto que el tercer puesto fue para «Cecilia Terciopelo», de Milena González, una joven de 22 años que vive en La Plata y también es actriz, además de estudiante de Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de las Artes.
«Escribir siempre es el ejercicio de ir al extremo de algo, a su hipótesis final. Es también ir a ver lo que nadie ve. ‘El semental’ intenta una forma, un ritmo y una voz. Intenta armar una fábula marginal, falopera, alucinada», describió Harwicz.
En tanto Zambra, otro de los miembros del jurado resumió: «No fue fácil elegir, los diez cuentos me parecieron muy buenos. De algunos recordaré siempre su calidez, su condición ‘conversada’, por así decirlo, y de otros su sentido del vértigo, su osadía».
De esta manera llegó a su fin esta cuarta convocatoria del Mundial de Escritura en el que durante dos semanas se produjeron más de 100 mil textos de los que surgieron los desempeños individuales y grupales ganadores de las tres categorías que se disputaban: general, adolescentes y niños.
Por su parte, el jurado de la categoría de chicos y chicas, conformado por Pablo Bernasconi, María Inés Falconi y la colombiana Yolanda Reyes definió como ganador el texto «Una oportunidad imperdible (para la seño)», de Jimena Zurschmitten. La ganadora tiene 13 años y vive en San Jerónimo Norte, provincia de Santa Fe. El segundo lugar fue para «Terror adorable», de Malena Iadanza, mientras que en el tercer puesto quedó «Hablemos de negocios» de Milagros Ruppel.
Por su parte, Los Grimm es el equipo campeón de la categoría, sus integrantes son Teresa García Re (12), Lorenzo Fumagalli (12), María Eugenia Hilal Ferrara (13), Franca Rossi Pompilio (13), Milagros Ruppel (13), Camila Ruzzier (11), Josefina Ruzzier (12), Manuel Spinelli (13) y Trinidad Wechsberg (12).
En la categoría adolescentes, Julia Moret, María José Navia y Julia Szjenblum definieron como ganador al texto «El trinar de los horneros», de Lara Ubierna, que tiene 18 años y vive en Garín, provincia de Buenos Aires. Los textos «Los ángeles oscuros de la pintura en aerosol», de Francisca Fantini, y «La tempestad», de Beltrán Albareda, ocuparon el segundo y tercer lugar respectivamente.
Los autores de los textos finalistas serán parte de un taller exclusivo de escritura creativa y los ganadores podrán acceder a distintos cursos de literatura en la Escuela de Escritura del escritor Santiago Llach, uno de los organizadores de la iniciativa, que desde su primera edición, en abril de 2020, convocó más de 15.000 personas de 50 países que fueron parte de la experiencia, en la que también participaron escritores nacionales e internacionales como los argentinos Beatriz Sarlo, Claudia Piñeiro, Tamara Tenenbaum, la colombiana Carolina Sanín, la española Milena Busquets, el escocés Irvine Welsh o el galés Cynan Jones, entre otros.
Todos los textos ganadores y finalistas se pueden leer acá.
En agosto se jugará la quinta edición, que incluirá también un Mundial de Poesía al que todos los participantes podrán sumarse de manera optativa y otras novedades.
Estimados amigos: Este sitio no recibe apoyo privado ni estatal.
Preferimos que sea así para poder publicar lo que consideramos "buenas noticias" sobre nuestro país de manera independiente.
Si te gusta este sitio y querés colaborar para que sigamos online
escaneá el código QR con la App de Mercado Pago. Gracias por leernos y por tu colaboración!!