La dificultad para ver de cerca, llamada presbicia, que muchas personas sufren a partir de la cuarta década de la vida, es tratada de manera tradicional con anteojos. Y si bien el problema se soluciona transitoriamente no suele ser la opción más cómoda. Un argentino, el oftalmólogo Jorge Benozzi, descubrió hace algunos años un tratamiento que permite abandonar los lentes en forma definitiva. No es quirúrgico sino que consiste en la aplicación de gotas oftalmológicas de manera diaria. Ya hay más de 3 mil pacientes, incluidos algunos de Europa, que fueron tratados con éxito
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Benozzi estuvo en Rosario ayer dando una charla en la cátedra de oftalmología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR. Allí explicó los detalles de su descubrimiento. Además, participará el lunes de otra reunión en el Instituto de Oftalmología de Rosario que desde hace cuatro meses aplica este método.
El oftalmólogo dijo a La Capital que para paliar la presbicia —que se produce cuando el músculo ciliar empieza a perder su capacidad de acomodar el cristalino— se usan habitualmente anteojos, pero en la actualidad hay opciones como la cirugía, el láser o las gotas oftálmicas de uso tópico. Estas últimas constituyen el denominado «método Benozzi».
«Es un tratamiento que mejora la capacidad de acomodación y la visión. Ambas cosas se corrigen en forma permanente hasta que aparecen otros trastornos fisiológicos relativos a la edad como la rigidez del cristalino», detalló.
Benozzi desarrolló un colirio que contiene dos drogas que en forma separada han sido utilizadas en la oftalmología desde hace más de 50 años para otras enfermedades oftalmológicas. Una de las gotas es un neurotransmisor y la otra un antiinflamatorio no esteroide. El colirio, dijo el médico, aporta el neurotransmisor que el cerebro va dejando de producir a partir de los 40 años y el antiinflamatorio no esteroide amortigua los efectos secundarios del neurotransmisor.
Las gotas deben colocarse de una a tres veces por día de acuerdo a la indicación médica. El tratamiento no debe abandonarse porque si no, la dificultad para ver de cerca retorna. El uso prolongado de estas gotas ¿puede traer efectos indeseados? Benozzi explicó que «las drogas utilizadas tienen la misma composición química que las que el músculo utiliza en forma natural. El paciente puede utilizar las gotas hasta que el cristalino se endurezca. Si deja de usarlas, la presbicia regresa al estado que tenía antes de empezar a utilizarlas».
Quizá no todas las personas se acostumbran a tener que colocarse gotas a diario, sin embargo, Benozzi comentó que las incomodidades surgen habitualmente al principio del tratamiento y que luego la gente prefiere «las gotitas» a vivir dependiendo de los lentes. «En la primera semana puede haber cierta sensación de presión frontal debido al nuevo funcionamiento del músculo ciliar, pero eso se corrige. No se crea ninguna dependencia más que la necesidad que produce el confort de ver sin anteojos», remarcó. Una vez iniciado el tratamiento la persona puede abandonarlos en forma definitiva, algo muy valorado.
Por ahora, dijo el médico, el método no es reconocido por las obras sociales ni se brinda en forma gratuita en el ámbito de la salud pública, algo que el oftalmólogo espera que suceda en un tiempo corto.
Benozzi cedió los derechos de su descubrimiento a la Fundación Argentina de Glaucoma para que se ocupe de la difusión del procedimiento y de la organización y logística de los profesionales que quieran usarlo.
Las gotas se consiguen en un laboratorio de Buenos Aires, a través de una receta magistral. Los centros del interior del país que las indican a sus pacientes hacen los pedidos correspondientes a este lugar.
Más de un problema. Es común que con el paso del tiempo además de la presbicia haya otros inconvenientes relacionados con la salud visual. La hipermetropía y el astigmatismo, suelen ser moneda corriente en los adultos mayores. En aquellas personas en las que existe más de un problema en la vista es necesaria una correcta evaluación del oftalmólogo para seleccionar a aquellos que pueden usar las gotas para la presbicia, mencionó Benozzi. La posibilidad de utilizarlas dependerá del grado de afectación que tenga la persona en las otras patologías.
En el caso puntual del astigmatismo, Benozzi señaló: «Si el paciente está dentro de los parámetros protocolizados por nosotros, es decir presbicia y astigmatismos menores de 1,5 dioptrías, el tratamiento también evitará que use los anteojos para el astigmatismo».
Frecuente
«La consulta por presbicia es muy habitual en el consultorio. Generalmente las personas vienen uno o dos años después de que comenzaron con la dificultad para ver de cerca», señaló el oftalmólogo Sebastián Gallo, del Instituto Oftalmológico de Rosario. Desde hace cuatro meses la clínica ofrece el tratamiento con gotas, el que ya fue aplicado en numerosos pacientes. «La respuesta es satisfactoria, creemos que será masiva cuando se conozca más el método», mencionó Gallo.
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