Desarrollan un auténtico “súper alimento”: un producto panificado de quinoa, sin gluten y apto para celíacos. Y muy tentador para no celíacos también.
Desarrollar la fórmula y las condiciones tecnológicas para lograr un pan sin gluten, apto para celíacos pero con características aceptables para todos los consumidores, no es una tarea sencilla. Sobre todo si a esto se le suma el objetivo de que su formulación esté compuesta con un porcentaje mayoritario de quinoa. En ese desafío se encuentra trabajando el investigador Darío Cabezas, del Laboratorio de Investigación en Funcionalidad y Tecnología de Alimentos (LIFTA) de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) en el Conicet. Lo hace junto a Jimena Correa (del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos) y otros especialistas del Consejo.
“Panes libres de gluten hay pocos en el mercado, y libres de gluten con quinoa como componente mayoritario, no existen. Con este proyecto, apuntamos a eso”, dice Cabezas en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.
¿En qué se diferencia este pan de los ya existentes? Según explica, la meta es lograr que el pan tenga al menos un 50 por ciento de contenido de la semilla, algo difícil de encontrar en el mercado regional. En ese sentido, remarca que si bien ya existen panificados con quinoa u otras semillas o granos, “son con un porcentaje minoritario de estos ingredientes especiales, y combinados casi exclusivamente con harina de trigo”.
La quinoa es una semilla que contiene alta cantidad de fibra, proteínas y micronutrientes y que, debido a ciertas cualidades particulares, se consume como un cereal.
Para el especialista, el proyecto que dirige en la UNQ tiene dos objetivos: por un lado, desarrollar un panificado libre de gluten que sea rico, con buena textura y con una calidad nutricional adecuada a la dieta del celíaco, pero que también puedan consumir como un pan de buena calidad las personas que no son celíacas. Por otro, utilizar la quinoa como una especie de “súper alimento” por sus características nutricionales, para desarrollar un pan no sólo libre de gluten sino con características nutricionales de calidad para que sea consumido por las personas celíacas, que tienen deficiencias en ciertos minerales, en fibras y proteínas de buena calidad.
La extrusión suaviza los sabores herbáceos que pueden resultar un poco fuertes para el consumidor que no está acostumbrado. Crédito: Laboratorio de Investigación en Funcionalidad y Tecnología de Alimentos.
En la primera parte del proyecto –que se llevó a cabo en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI)-– se realizó el sometimiento de una gran cantidad de harina de quinoa comercial a un proceso llamado extrusión, una técnica que permite modificar las características de un alimento para obtener otro diferente. El procedimiento se realizó en una extrusora, un equipo que cuenta con dos tornillos que giran y van forzando el paso de la harina, que es sometida a diferentes condiciones de presión y temperatura. De esta manera se incrementa gradualmente el contenido de quinoa tratando de no perder rasgos propios de un pan.
El trabajo también contempla el agregado de cúrcuma y jengibre, pero en menores proporciones: “Una vez que encontremos la fórmula óptima en base a varios parámetros que definimos al comienzo de la investigación, la idea es agregarle diversos contenidos de jengibre y cúrcuma para enriquecerlo aún más en forma nutricional, sin afectar en demasía el gusto”, asegura Cabezas.
Y concluye: “La idea es seguir avanzando y luego empezar a mover las piezas para que se genere una transferencia y que verdaderamente estos productos que estamos haciendo salgan al mercado”.Con información de la Agencia de Noticias Científicas
Investigadores en la provincia de Tucumán dieron un paso adelante para el desarrollo de un alimento que contribuya con la prevención de enfermedades. Formularon galletas con alta capacidad antioxidante, a partir de masa madre de quinoa, fermentada por bacterias lácticas seleccionadas.
“Para transferir al mercado el producto formulado, se deben efectuar estudios adicionales tales como ensayos de digestión intestinal in vitro e in vivo empleando modelos animales para evaluar el efecto del alimento formulado sobre la seguridad y la salud”, indicó la doctora en Bioquímica Graciela Rollán, líder del estudio e investigadora del Centro de Referencia para Lactobacilos (CERELA), dependiente del CONICET, que se encuentra en San Miguel de Tucumán.
Las bacterias lácticas clasificadas como microorganismos de carácter GRAS (“Generalmente Reconocidos Como Seguros”) tienen diversas aplicaciones, entre ellas, y la más importante es la fermentación de alimentos como leche, carne, vegetales y cereales que dan lugar a productos como el yogurt, quesos, leches fermentadas, encurtidos, embutidos y panificados.
Los resultados del nuevo estudio in vitro liderado por los científicos de Tucumán se publicaron en “Journal of Applied Microbiology” y pusieron en evidencia que el empleo de bacterias lácticas seleccionadas incrementó la capacidad antioxidante de la masa madre de quinoa luego de 24 horas de fermentación. Asimismo, la incorporación de estas masas como aditivos funcionales en la elaboración de galletas de quinoa dio lugar a un alimento con mayor actividad antioxidante.
Los antioxidantes son compuestos químicos que interactúan con especies reactivas (radicales libres) perjudiciales para la salud generados por actividad propia del organismo y los neutralizan. “Muchas enfermedades del estrés oxidativo como cáncer, cardiopatías, derrame cerebral y otras patologías del envejecimiento están asociadas al exceso de radicales libres a nivel fisiológico. Por ello, el consumo de antioxidantes naturales, a través de la dieta, permite mejorar la salud”, explicó el licenciado en Biotecnología Sergio Hernán Sandez Penidez, becario del CONICET en el grupo de la Dra. Rollán.
“A futuro planificamos realizar otros estudios in vitro, in vivo y preclínicos para comprobar la seguridad y eficacia de estas galletas de quinoa con alta capacidad antioxidante. De esta manera, podríamos realizar la transferencia de un producto innovador y seguro a la sociedad”, concluyó Rollán.
Del estudio también participaron la Mic. Marina Velasco Manini, el Dr. Jean Guy LeBlanc y la Dra. Carla Luciana Gerez, del CERELA y del CONICET.
No tienen conservantes ni colorantes y son galletitas bajas en azúcares y grasas. La historia de este snack, un emprendimiento de un grupo de familias, muestra cómo se crea un producto saludable junto al Instituto Nacional de Tecnología Industrial usando insumos también desarrollados ahí con otros emprendedores, como la harina de alubias y polvos de hortalizas
Si hoy se empezara a aplicar la ley de etiquetado frontal sancionada el 26 de octubre de 2021 (aún falta que sea reglamentada), el paquete de galletitas Ñamis no llevaría ningún octágono negro. Porque es un alimento bajo en azúcares y sodio, sin grasas saturadas, conservantes, saborizantes ni cualquier otro elemento nocivo para la salud.
Lo desarrolló el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) a partir de la idea de un grupo de padres, madres y un abuelo emprendedores. El objetivo: ofrecer un snack saludable y nutritivo, que tuviera frutas y hortalizas, a niños y niñas de poca edad. Las tres versiones de galletitas que Ñamis está produciendo están hechas con harinas de trigo y de alubia y polvo de zanahoria, remolacha y banana —para obtenerlo, solo deshidratan las frutas y hortalizas—.
A estas versiones de galletitas, más otros productos que aún no se están elaborando de manera industrial, llegaron tras más de dos años de investigación, ensayos, revisiones y testeos. Gran parte de ese proceso se realizó en plena pandemia, con restricciones para circular.
Pero la historia de Ñamis comienza a mediados de 2018, cuando Cristian Miguens y su familia volvieron a instalarse en la Argentina después de vivir varios años en Inglaterra. Allá, Miguens y su esposa se habían acostumbrado a darles a sus hijos e hijas snacks saludables, que luego no encontraban fácilmente acá.
A su vez, Miguens tiene un emprendimiento relacionado con la producción y comercialización de semillas, granos y frutos producidos en la región andina, llamado Andean Grain.
Crear nuevos alimentos
Durante el verano 2018-2019, Miguens comenzó a reunir a familiares y amigos para contarles la idea de crear y producir alimentos saludables para los niños y las niñas. Así conformó una sociedad de siete amigos y amigas que aportaron conocimientos desde lo que cada uno hace o financiamiento. Poco tiempo después, su cuñado Pablo Cinto, dejó su trabajo como ingeniero industrial en petroleras y constructoras para dedicarse a tiempo completo al desarrollo del emprendimiento. Hoy es el director ejecutivo de Healthy Snacks, como llamaron al emprendimiento.
En tanto, la hermana menor de Miguens y también cuñada de Cinto, que cursaba la Tecnicatura en Alimentos en la Universidad Católica (UCA) contactó a Mariana Sánchez, profesora de la universidad y jefa del Departamento de Desarrollo de Nuevos Productos, de la subgerencia de Tecnología de Alimentos del INTI.
Poco tiempo después, durante 2019, varios de los que luego serían socios de Ñamis se reunieron con Sánchez y su equipo para contarles la idea que tenían y ver la posibilidad de que les desarrollaran la línea de productos saludable, rica y divertida, en base a frutas y hortalizas.
El equipo del INTI ya tiene establecido un protocolo para estos casos. Cuenta Sánchez: “Primero, les hacemos llenar un formulario — a veces lo hacemos juntos— que les permite bajar la idea a tierra, pulirla. A partir de ahí, comienzo a pensar con el equipo la propuesta de trabajo, sabiendo la responsabilidad social que tenemos en cuanto a crear alimentos nutritivos, saludables y que promuevan el desarrollo de la industria local”.
También mira qué se está haciendo en el mundo, evalúa los costos y busca conceptos similares “porque uno no consume un producto sino que consume una experiencia”, dice la experta.
Una vez que el instituto cierra la propuesta, se la presenta al emprendedor. Y aclara: “Para nosotros, quien nos contrata es un socio, más que un cliente”. En esto coincide Cinto: “El INTI se cargó el proyecto al hombro como propio”.
Cuando se acuerda la propuesta, se firma un convenio con el INTI donde queda estipulado el esquema de pago y cómo se hará el desarrollo del producto. El instituto comienza a trabajar y a medida que avanza, emite las facturas y cobra.
“El producto se elabora, se testea, se ajusta, se hacen pruebas a escala industrial y se entrega una descripción del proceso de producción detallado, paso a paso. La idea es que no nos necesiten para elaborarlo. Aunque a veces, por ejemplo, nos piden que vayamos a planta a acompañar cambios de escala en la producción”, explica Sánchez.
Del ideal a lo posible
En la primera charla que tuvieron los emprendedores con el equipo del INTI, “todo era sin”, recuerdan Sánchez y Cinto. “Queríamos que no tuvieran alérgenos —gluten, huevos, derivados lácteos, soja—, colorantes, ni saborizantes y que incluyeran frutas y hortalizas”, detalla Cinto.
Lo primero que desarrollaron, en 2020, fue una versión de galletitas sin TACC —trigo, avena, cebada y centeno, para evitar la presencia de gluten—, sin huevo y sin leche. “Pero no logramos que el contenido de azúcar y grasas fuera bajo”, reconoce Sánchez.
A esto se sumó que encontrar una planta que fabricara productos libres de TACC a fasón ―es decir, por encargo de un tercero― fue un desafío. “Por un lado, hay pocas plantas, nos pedían un volumen de fabricación alto y era difícil garantizar la trazabilidad porque en época de pandemia no podíamos acceder a las plantas para verificar. Por otro lado, era muy difícil lograr que el snack fuera bueno nutricionalmente y rico con los insumos que le habíamos sacado”, detalla Cinto.
Además, agrega, “queríamos declarar la lista de ingredientes de manera simple y completa, que cuando una persona la leyera reconociera qué tenían esas galletitas o snacks porque esos insumos estaban en su cocina”.
Luego, se idearon las galletitas que hoy está produciendo Ñamis. “Hay varias desarrolladas, pero por ahora vamos a comercializar tres: zanahoria y jengibre, banana y cacao y batata y vainilla”, explica Cinto.
“También tenemos desarrollada una galletita más económica —sigue—, que se pueda ofrecer en merenderos o comedores que está fortificada con vitaminas, calcio, fibras, baja en grasas y azúcares. Una posibilidad es trabajar con el Banco de Alimentos, por ejemplo”. Por último, el equipo del INTI también diseñó “un snack a base de arroz y legumbres que saldrá en la primera mitad del año. Tiene la forma de un palito”.
Todos los productos fueron testeados con niños y niñas que mostraron qué sabores y formas les gustaban y cuáles no.
Sánchez subraya la mirada de su grupo de trabajo: “Trabajamos convencidos de que tenemos la responsabilidad social de desarrollar productos que desde lo nutricional sean lo mejor posible”.
“Con este proyecto —sigue— la idea se afianzó porque no solo pone el acento en lo nutricional, sino también en promover la industria local. La harina de alubia es un desarrollo nuestro, y conectamos ambos emprendimientos. Lo mismo pasó con un productor mendocino de polvo de zanahoria y remolacha”. Todos productos que hasta hace poco solo se conseguían importándolos.
Si bien la ley de etiquetado aún no fue reglamentada, es una preocupación para la industria argentina. También, la oportunidad de generar más desarrollos como estos.
Condé Nast Traveller publicó una lista con las mejores aperturas gastronómicas de este año. Incluye un bar de vinos en Chacarita y un restaurante de cocina argentina e israelí en Madrid pero con sede central en Palermo. Cómo funcionan con la cuarentena estricta.
La revista Condé Nast Traveller publicó, como todos los años, su lista con los mejores nuevos restaurantes del mundo de 2021, entre los que se encuentran dos creados por argentinos: Fayer Madrid y Naranjo Bar.
Por un lado Fayer, el restaurante de cocina argentina e israelí contemporánea con sede en Buenos Aires y en Madrid, fue elegido como uno de los mejores 10 restaurantes del mundo que abrieron sus puertas durante el último año. Quien se llevó el premio fue Fayer Madrid, que también fueseleccionado por la misma publicación como uno de los 21 mejores lugares de la capital española.
Fayer funciona en Buenos Aires desde 2017, en Cerviño 4417, en el barrio de Palermo. En 2020 sus dueños Martín Loeb y Alejandro Pitashny decidieron expandir sus fronteras gastronómicas y llevar la propuesta a España. El restaurante abrió sus puertas el 9 de marzo sobre la elegante calle Orfila del barrio de Chamberí en Madrid, pero cuatro días después tuvo que cerrar por la cuarentena obligatoria de ese país.
Tanto la cocina de Buenos Aires como la de Madrid están lideradas por el chef Mariano Muñoz, especialista de recetas israelíes y amante de la parrilla argentina. ¿El resultado? una propuesta diferente, fresca, exótica y mediterránea a la que se suman cortes de carne argentina.
En su carta se destacan el hummus clásico yelbabaganoush, servidos con sus mismos ingredientes por encima y aceite de oliva extra virgen; falafel con salsa tahina y lebaneh; mollejas de corazón y la especialidad de la casa: pastrón con hueso (un costillar de novillo macerado durante diez días, ahumado en frío durante ocho horas y asado al vacío durante un día).
Según explican, Fayer significa fuego: un elemento central en la cocina de este espacio y que sirve de inspiración a la hora de desarrollar el concepto y encontrar un equilibrio entre las recetas israelíes y los cortes de carne argentina a la parrilla.
El artículo de Condé Nast Traveller, titulado ‘The best new restaurants in the world: The Hot List 2021′, también incluye al argentino Naranjo Bar entre otros sofisticados restaurantes de Copenhague, Bangkok y Hong Kong.
Naranjo es un bar de vinos que se encuentra en el barrio porteño de Chacarita (Ángel Justiniano Carranza 1059), y abrió sus puertas el 3 de octubre de 2020 en plena pandemia de coronavirus.
La propuesta fue ideada por Nahuel Carbajo mientras trabajaba en el actualmente cerrado Proper y Augusto Mayer, chef y uno de los propietarios del premiado restaurante que cerró sus puertas en Palermo y desembarcó en Barcelona en agosto de 2020.
La idea, cuenta Corbajo, es simple: un local con mesas en la vereda bajo árboles naranjos y una carta con platitos para picar algo y probar diferentes vinos por copa o por botella.
Algunas de las propuestas que se destacan en la carta son el sandwich de pastrón y el de porchetta, y entre las raciones la berenjena ahumada con maní y el choclo con olivas y palta.
«Siempre pensamos en hacer un lugar que no sea un restaurante. Es un bar distinto, donde lo importante es cómo se siente la gente: que la pase bien y tenga ganas de volver. Generamos eso con este proyecto, dar una experiencia casual y descontracturada«, dijo en una entrevista con Radio Rivadavia.
CÓMO FUNCIONAN CON LA CUARENTENA ESTRICTA
Los restaurantes en la Ciudad de Buenos Aires por el momento solo están habilitados para funcionar mediante delivery y take away.
Fayer Buenos Aires se adaptó a las nuevas medidas y ofrece su cocina israeli- argentina a domicilio de 9 a 22 horas. Además incorporó el café de especialidad de Fuegos Tostadores y las delicias de la pastelera Lola Cano para disfrutar en los desayunos y meriendas desde la comodidad del hogar. Para pedidos y reservas: Whatsapp 11 5404 0800.
Naranjo Bar está trabajando de miércoles a domingo de 12 a 22 horas con comidas y vinos take away. Los pedidos se pueden pasar a buscar o enviar un delivery de app a retirar. Whatsapp: 11 3151 1031.
En los Latin America’s 50 Best Restaurants 2020 fueron premiados 10 de la Argentina. El primer puesto es por primera vez para un restaurante nacional que ya en 2019 hizo historia como el único del país en el ranking de los 50 mejores del mundo. El secreto del éxito de la parrilla más exclusiva de Buenos Aires, en el corazón de Palermo
Por primera vez, un restaurante argentino fue elegido número uno en el ranking Latin America’s 50 Best Restaurants 2020. El primer puesto del prestigioso listado es para Don Julio Parrilla, ubicado en Palermo.
Ya en 2019 Don Julio había hecho historia porque, además de la gran noticia sobre la consagración de Mirazur, el restaurante francés del argentino Mauro Colagreco, como el mejor del mundo en la ceremonia de 50 Best Restaurants of The World, la parrilla ubicada en la esquina porteña de Gurruchaga y Guatemalallegó al número 34, ubicándose como el único restaurante argentino en la exclusiva lista internacional.
«El restauranteur y sommelier Pablo Rivero lidera esta parrilla argentina, que ha logrado reconocimiento internacional por su ejemplar hospitalidad, su carta de vinos con más de 20 mil botellas y su enfoque singular de los ingredientes. Toda la carne de Don Julio proviene de ganado de pastoreo Aberdeen Angus y Hereford, criado en el campo alrededor de Buenos Aires y con una maduración de al menos 21 días para alcanzar su punto óptimo», destacan los fundamentos del jurado del listado promocionado por las aguas italianas S.Pellegrino y Acqua Panna.
Los expertos valoraron que «un edificio de finales del siglo XIX y emblema del barrio de Palermo es el escenario de esta inmersión en la cultura argentina. En Don Julio, la parrilla cobra protagonismo y todo combina a la perfección para que los comensales descubran la comida que representa al país en una sola experiencia».
Rivero, hijo y nieto de ganaderos rosarinos, inauguró Don Julio en 1999, cuando tenía poco más de 20 años.
Ante la sorpresiva y prolongada cuarentena, Rivero demostró su rapidez de reflejos al reconvertir la parrilla en carnicería premium. Además, abrió una tienda online donde subastó algunas joyas de los 20. 000 vinos de su cava.
Este año, otros 9 restaurantes de Buenos Aires figuran entre los mejores 50 de América latina, todo un aliciente para uno de los sectores económicos más golpeados por la pandemia de coronavirus.
Fue seleccionada como la favorita en el listado del sitio Taste Atlas, en el que participaron más de 63.000 votantes. La torta, que no necesita cocción, nació como una estrategia publicitaria.
La chocotorta, un invento argentino de una publicista que intentó unir a dos clientes, unas galletitas de chocolate y el queso crema a principio de los ’80, llegó mucho más lejos que una campaña y, tras seguir vigente, acaba de ser elegida como el mejor postre del mundo.
Esta delicia, que no necesita ningún tipo de cocción, encabeza el ranking de postres confeccionado por el sitio Taste Atlas, seguido del helado de pistacho de origen italiano y la torta de manzana alemana. Durante la votación sobre gastronomía, participaron 63.402 personas.
En ninguna chocotorta deben faltar estos tres ingredientes: galletas de chocolate, dulce de leche y queso crema. En su receta original galletas se ablandan en leche y se cubren con una mezcla de queso crema y dulce de leche.
Pero a lo largo de sus 40 años de existencia, se reversionó en cada familia y hay quienes humedecen las galletas con café, licor o crema irlandesa y la bañan con chocolate cobertura.
Aunque cada vez se encuentra en más restaurantes argentinos, siempre se caracterizó por ser un postre típico de los hogares.
La votación anual de Taste Atlas también destacó a Buenos Aires como la tercera ciudad del mundo en lo que a la comida respecta, sólo superada por París y por Roma.
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