30 abril 2013

La Argentina Máxima Zorreguieta es la nueva reina de Holanda

Guillermo-Alejandro y su esposa argentina Máxima se convirtieron en reyes de Holanda tras la abdicación de la reina Beatriz, en el primer relevo monárquico del siglo XXI en Europa.

«Juro ante los pueblos del Reino observar y respetar siempre el Estatuto del Reino y la Constitución», proclamó el nuevo monarca, de 46 años, en la medieval Nieuwe Kerk (Iglesia Nueva) de Amsterdam.

En este templo de estilo gótico, cubierto de flores de colores, se celebró la ceremonia oficial de entronización pocas horas después de la abdicación de Beatriz, quien estuvo en el trono durante 33 años.

«¡Qué Dios me ayude!», rogó Guillermo-Alejandro, que llevaba frac, corbata blanca y un manto de armiño.

Tras la jura, fue oficialmente investido Rey por parte de los Estados Generales (Senado y Cámara Baja) y de los territorios caribeños y antiguas colonias de los Países Bajos (Aruba, Curazao y Sint Maarten).

«Mi querida madre: usted se desempeñó como Reina con plena conciencia de las responsabilidades que ello implica y se dedicó de lleno a las obligaciones inherentes a su cargo. Con la ayuda de mi padre (el príncipe Claus, fallecido en 2002), usted creó un estilo monárquico propio. En medio de la tempestad, usted mantuvo la calma», señaló el Rey en su discurso.

«Somos personas diferentes, en épocas diferentes. La monarquía no es estática. Se ha ido adaptando a las distintas circunstancias dentro del marco de nuestras reglas constitucionales», destacó.

«Al mismo tiempo, la Monarquía es símbolo de continuidad y unidad. Representa un vínculo con nuestro pasado como nación», subrayó.

Su Madre, la ahora princesa de Holanda, de 75 años, no dejó de hacerle guiños de aprobación. A su lado estaba su nieta e hija mayor del monarca, Amalia, de nueve años, quien pasó a ser Princesa de Orange, título de la heredera, y las pequeñas princesas Alexia y Ariane, todas vestidas en azul de la firma belga Natan.

«Con el apoyo de mi esposa Máxima, que es plenamente consciente de su responsabilidad, les aseguro que pondré todo mi esfuerzo y dedicación para cumplir la tarea», prometió Guillermo-Alejandro, en la misma Iglesia donde la pareja se casó hace once años.

Máxima «tomó el país entre los brazos y se convirtió en una holandesa entre los holandeses», lista para «ponerse a su servicio», agregó.

Visiblemente emocionada, la reina consorte argentina impactó con un vestido azul Francia de gasa del diseñador holandés Jan Taminiau, con aplicaciones de pedrería y cristales y una despampanante tiara de diamantes y zafiros.

A la ceremonia asistieron representantes de las casas reales de todo el planeta, entre ellos el príncipe heredero de la Corona española, Felipe de Borbón, y su esposa, Letizia; y el príncipe Carlos de Inglaterra, heredero del trono británico, y su esposa Camila, así como el príncipe Alberto II de Mónaco.

También mandatarios de todo el mundo. Entre ellos, el vicepresidente Amado Boudou y la presidente provisional del Senado, Beatriz Rojkés, quienes fueron parte de la foto oficial.

La música de la investidura estuvo a cargo de la Sinfonietta de Amsterdam, el conjunto de instrumentos de viento Nederlands Blazers Ensemble y el Coro de Cámara Holandés, en representación del panorama cultural del país. También participó el coro infantil Nieuw Amsterdams Kinderkoor y el organista de la Iglesia Nueva, Bernard Winsemius.

Unas 25.000 personas -según la policía- vestidas de pies a cabeza de naranja, como corresponde a la Casa de Orange, la dinastía reinante, se congregaron desde temprano en la Plaza Dam, donde se trasmitió la ceremonia por una pantalla gigante.

«Gracias Bea», gritaban los holandeses, en la emblemática plaza. Un argentino esgrimía una bandera que rezaba: «Gracias Holanda por amar y confiar en Máxima».

Una marea naranja de 800.000 personas inundó los canales y plazas de la ciudad para el evento que tendrá un costo de 11 millones de euros, según el ayuntamiento. Más de 10.000 policías fueron desplegados.

Guillermo-Alejandro es el primer rey varón de Holanda de los últimos 123 años y junto a su esposa, conformará la pareja más joven de las monarquías occidentales.

El nuevo Rey fue uno de los primeros que se casó por amor con una joven sin sangre azul, que además no era holandesa, sino sudamericana.

«Los holandeses han sucumbido a los encantos de Máxima: es inteligente, pragmática y de una simpatía arrolladora», consideró Fred de Graaf, presidente del Senado de Holanda, en diálogo con la AFP.

La historia de amor de la pareja está lejos de ser un cuento de hadas. La clase política holandesa y la mayoría de los ciudadanos veían con suma preocupación la elección, por el pasado del padre de Máxima, Jorge Zorreguieta, secretario de Agricultura durante la dictadura militar argentina (1976-1983).

«Generó mucho revuelo. Finalmente se decidió que el padre no viniera a la boda. Esta vez, para evitar nuevos debates, Máxima se adelantó al anunciar que sus padres tampoco asistirían a la entronización», contó De Graaf.

Por la tarde, Guillermo-Alejandro dio un paseo junto a Máxima, enfundada en un vestido borra de vino, y sus tres hijas por los canales de Ámsterdam.

El nuevo rey de Holanda y su mujer argentina llegaron junto a sus tres hijas a uno de los muelles del río Ij para realizar ese paseo fluvial, que puso el fin a sus actividades oficiales.

A bordo de una barcaza con cubierta, los reyes y las princesas recorrieron el río, mientras artistas locales interpretaban en sus orillas distintas representaciones artísticas, desde danza clásica al «Bolero» de Ravel.

Mientras escuchaba los compases de esa música, se pudo ver a Máxima siguiendo el ritmo y exhibiendo la amplia sonrisa que desde hace más de una década ha conquistado a los holandeses, informó la agencia de noticias EFE.

La reina Máxima reapareció con un vestido de noche de fondo blanco y en tonos burdeos, adornado con pedrería en un escote, y con una pequeña cola, que fue su tercer cambio de vestimenta y peinado del día.

Se tuvo que cubrir los hombros con un chal del mismo tono, ante las bajas temperaturas de este día, y añadirse otro beige en lana poco después.

Los festejos concluyeron con una cena para sus invitados y el llamado «baile del rey», un evento popular al que acudieron entre 50.000 y 70.000 personas y que cerró dos días dedicados a los Orange. A partir de ahora, todas las miradas estarán puestas en la pareja.

Fuente: Ambito

http://www.ambito.com/noticia.asp?id=686200

Categorizado | Eventos argentinos

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