Tiene órdenes de trabajo por casi u$s2.000 millones
En medio de una generalizada crisis financiera y económica mundial que no parece respetar frontera alguna, el Grupo IMPSA, especializado desde hace décadas en la construcción de equipamientos metalmecánicos pesados, logró cerrar este año con un nivel de actividad en alza en su planta de Luján de Cuyo, Mendoza, en donde contabiliza la fabricación de 22 turbinas básicamente hidroeléctricas por un potencial total de placa de 6.700 MW.
El vicepresidente de ese grupo fabril, Francisco Valenti, ilustró la significación de esas órdenes de trabajo explicando que ese conjunto de turbinas que serán exportadas a países como Malasia, Venezuela y Colombia, tiene capacidad de aportar la energía que requieren todos los clientes residenciales del sistema eléctrico argentino durante el transcurso de un año, cuya demanda oscila en los 25.000 GWh sobre un total de 110.000 consumidos por todo el conjunto del sistema interconectado nacional.
Tras años en que se fue registrando en el mundo un proceso de extinción y fusiones de ese tipo de grandes fabricantes de equipamientos energéticos, al punto de contabilizarse la supervivencia de General Electric, Siemens, Veatch, Voith, Alstom y Mitsubishi, el vice de IMPSA, que es también titular de IMPSA Asia, hizo notar que en medio de la crisis que se desató con vigor impiadoso es “probable que los países emergentes busquen consolidar su competitividad mediante el acceso a una mayor disponibilidad de energía” en beneficio de sus economías.
Pese a que la Argentina se ve forzada a importar las planchas de acero especiales utilizadas en la fabricación de turbinas, compuertas o grúas para uso en instalaciones portuarias, la incorporación de desarrollo tecnológico que reciben los productos fabricados en Mendoza hizo factible que la eléctrica venezolana del río Caroni le adjudicase la provisión de diez turbinas de 223 MW unitarios cada una de ellas, así como otros 500 MW para la represa de Macagua, mientras que en Colombia la empresa eléctrica de Medellín le encargó máquinas por un total de 844 MW para la central hidroeléctrica de Porce III.
El listado de órdenes cierra con la venta a Malasia de turbinas por un total de 2.520 MW a ser instaladas en la represa de Bakún, ubicada en Sarawak, en la parte norte de la isla Borneo, que integra una federación que se extiende hasta la península malaya.
Aunque en el país IMPSA logró adjudicarse en otras épocas el equipamiento y la obra llave en mano del proyecto hidroeléctrico de río Urugua-í para la misionera EMSA, en fecha reciente el único logro estribó en haber ejecutado en forma asociada al gobierno de Mendoza, que comprometió sus ingresos por concepto de regalías petroleras, los trabajos de la represa de Potrerillos, en la que funcionan 261 MW que demandaron una inversión de u$s291 M. El titular de IMPSA, Enrique Pescarmona, hizo notar que las ventas de equipos de alto valor agregado son producto de una sumatoria de la capacidad de sus 1.000 operarios y técnicos y de un proceso de incorporación de nueva tecnología que en los últimos tres años acumuló un monto de u$s300 millones en la compra de tornos verticales y otras máquinas herramienta de última generación.
Tras años en que se fue registrando en el mundo un proceso de extinción y fusiones de ese tipo de grandes fabricantes de equipamientos energéticos, al punto de contabilizarse la supervivencia de General Electric, Siemens, Veatch, Voith, Alstom y Mitsubishi, el vice de IMPSA, que es también titular de IMPSA Asia, hizo notar que en medio de la crisis que se desató con vigor impiadoso es “probable que los países emergentes busquen consolidar su competitividad mediante el acceso a una mayor disponibilidad de energía” en beneficio de sus economías.
Pese a que la Argentina se ve forzada a importar las planchas de acero especiales utilizadas en la fabricación de turbinas, compuertas o grúas para uso en instalaciones portuarias, la incorporación de desarrollo tecnológico que reciben los productos fabricados en Mendoza hizo factible que la eléctrica venezolana del río Caroni le adjudicase la provisión de diez turbinas de 223 MW unitarios cada una de ellas, así como otros 500 MW para la represa de Macagua, mientras que en Colombia la empresa eléctrica de Medellín le encargó máquinas por un total de 844 MW para la central hidroeléctrica de Porce III.
El listado de órdenes cierra con la venta a Malasia de turbinas por un total de 2.520 MW a ser instaladas en la represa de Bakún, ubicada en Sarawak, en la parte norte de la isla Borneo, que integra una federación que se extiende hasta la península malaya.
Aunque en el país IMPSA logró adjudicarse en otras épocas el equipamiento y la obra llave en mano del proyecto hidroeléctrico de río Urugua-í para la misionera EMSA, en fecha reciente el único logro estribó en haber ejecutado en forma asociada al gobierno de Mendoza, que comprometió sus ingresos por concepto de regalías petroleras, los trabajos de la represa de Potrerillos, en la que funcionan 261 MW que demandaron una inversión de u$s291 M. El titular de IMPSA, Enrique Pescarmona, hizo notar que las ventas de equipos de alto valor agregado son producto de una sumatoria de la capacidad de sus 1.000 operarios y técnicos y de un proceso de incorporación de nueva tecnología que en los últimos tres años acumuló un monto de u$s300 millones en la compra de tornos verticales y otras máquinas herramienta de última generación.